29 Julio 2013
"No tengan miedo de ir y llevar a Cristo hasta las periferias existenciales"
En la misa de despedida, el Papa volvió a alentar a los jóvenes a que lleven el Evangelio a todos lados. A los obispos latinoamericanos pidió más cercaníaUn grupo de tucumanos se retiraron de Copacabana con la sensación de haber sentido que la religión los unió con más de 3 millones de personas.
A LA PAR. Unos 3 millones de fieles rodearon al papa en la misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juventud que se realizó ayer en Copacabana. REUTERS
El papa Francisco pidió a los jóvenes que "no tengan miedo" y anuncien el Evangelio por todo el planeta. "El mundo tiene necesidad de Cristo" señaló el Pontífice durante la misa de clausura de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, que ofició en la playa de Copacabana y a la que asistieron, según fuentes oficiales citadas por la agencia EFE, unos 3 millones de jóvenes.
"No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor", remarcó, emocionado, el pontífice. También los exhortó a que derriben la violencia, la intolerancia y el odio. "Queridos jóvenes, llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo", sentenció.
La misa se celebró en la playa de Copacabana, donde los jóvenes esperaron toda la noche. El Papa fue muy claro: "Jesucristo cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el papa cuenta con ustedes. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos". Pero aclaró que Jesús no dijo "si quieren, si tienen tiempo... Dijo: vayan y hagan discípulos".
Al final de la misa, Francisco anunció que Cracovia, en Polonia, la ciudad de la que fue arzobispo y cardenal el beato papa Juan Pablo II, será la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en 2016.
La misa fue seguida por las presidentas de Brasil y de Argentina, Dilma Rousseff y Cristina Fernández, respectivamente, y el presidente de Bolivia, Evo Morales. Unos 11.000 sacerdotes, 1.500 obispos y 60 cardenales concelebraron con el papa.
En el ofertorio fue presentada una niña que nació sin cerebro y que aún vive, cuando normalmente estos bebés fallecen casi inmediatamente. El portavoz Federico Lombardi contó que el propio papa había pedido que la niña estuviera presente como señal de ofrenda al Dios de la vida.
También se rezó por las víctimas y heridos del accidente ferroviario de Santiago de Compostela (España), en el que murieron 79 personas y 92 resultaron heridas. Al final, el Papa entregó a cinco pareja de jóvenes, representantes de los cinco continentes, una pequeña reproducción del Cristo Redentor, símbolo de Río de Janeiro, y un libro de plegarias.
El pontífice llegó a Copacabana en el papamóvil, en el que recorrió todo el paseo marítimo, de cuatro kilómetros de largo. Decenas de miles de jóvenes le acompañaron corriendo por la arena.
Antes de volver a Roma se dirigió al comité coordinador del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y agradeció a los jóvenes organizadores de la JMJ.
Pastores, no príncipes
Al Celam, formado por 45 obispos de América Latina, le recordó que los obispos deben conducir el rebaño, "que no es lo mismo que mandonear". Para ello, trajo a su memoria la Misión Continental, es decir el documento surgido de la V reunión del Celam, celebrado en Aparecida (2007), donde se habían trazado las líneas a seguir por la Iglesia Latinoamericana para el siglo XXI. Según consigna, EFE, el Papa remarcó que los prelados deben ser pastores cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre, pacientes y misericordiosos, "hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior, como simplicidad y austeridad de vida".
"Tienen que ser hombres que no tengan 'psicología de príncipes', que no sean ambiciosos, que sí sean capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza", dijo.
En un largo discurso, Francisco señaló que existe en América Latina una forma de libertad laical que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. En ese sentido dijo que las propuestas de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.
"No tengan miedo de ir y llevar a Cristo a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano, más indiferente. El Señor busca a todos, quiere que todos sientan el calor de su misericordia y de su amor", remarcó, emocionado, el pontífice. También los exhortó a que derriben la violencia, la intolerancia y el odio. "Queridos jóvenes, llevar el Evangelio es llevar la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar un mundo nuevo", sentenció.
La misa se celebró en la playa de Copacabana, donde los jóvenes esperaron toda la noche. El Papa fue muy claro: "Jesucristo cuenta con ustedes, la Iglesia cuenta con ustedes, el papa cuenta con ustedes. Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos". Pero aclaró que Jesús no dijo "si quieren, si tienen tiempo... Dijo: vayan y hagan discípulos".
Al final de la misa, Francisco anunció que Cracovia, en Polonia, la ciudad de la que fue arzobispo y cardenal el beato papa Juan Pablo II, será la sede de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en 2016.
La misa fue seguida por las presidentas de Brasil y de Argentina, Dilma Rousseff y Cristina Fernández, respectivamente, y el presidente de Bolivia, Evo Morales. Unos 11.000 sacerdotes, 1.500 obispos y 60 cardenales concelebraron con el papa.
En el ofertorio fue presentada una niña que nació sin cerebro y que aún vive, cuando normalmente estos bebés fallecen casi inmediatamente. El portavoz Federico Lombardi contó que el propio papa había pedido que la niña estuviera presente como señal de ofrenda al Dios de la vida.
También se rezó por las víctimas y heridos del accidente ferroviario de Santiago de Compostela (España), en el que murieron 79 personas y 92 resultaron heridas. Al final, el Papa entregó a cinco pareja de jóvenes, representantes de los cinco continentes, una pequeña reproducción del Cristo Redentor, símbolo de Río de Janeiro, y un libro de plegarias.
El pontífice llegó a Copacabana en el papamóvil, en el que recorrió todo el paseo marítimo, de cuatro kilómetros de largo. Decenas de miles de jóvenes le acompañaron corriendo por la arena.
Antes de volver a Roma se dirigió al comité coordinador del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y agradeció a los jóvenes organizadores de la JMJ.
Pastores, no príncipes
Al Celam, formado por 45 obispos de América Latina, le recordó que los obispos deben conducir el rebaño, "que no es lo mismo que mandonear". Para ello, trajo a su memoria la Misión Continental, es decir el documento surgido de la V reunión del Celam, celebrado en Aparecida (2007), donde se habían trazado las líneas a seguir por la Iglesia Latinoamericana para el siglo XXI. Según consigna, EFE, el Papa remarcó que los prelados deben ser pastores cercanos a la gente, padres y hermanos, con mucha mansedumbre, pacientes y misericordiosos, "hombres que amen la pobreza, sea la pobreza interior como libertad ante el Señor, sea la pobreza exterior, como simplicidad y austeridad de vida".
"Tienen que ser hombres que no tengan 'psicología de príncipes', que no sean ambiciosos, que sí sean capaces de estar velando sobre el rebaño que les ha sido confiado y cuidando todo aquello que lo mantiene unido: vigilar sobre su pueblo con atención sobre los eventuales peligros que lo amenacen, pero sobre todo para cuidar la esperanza", dijo.
En un largo discurso, Francisco señaló que existe en América Latina una forma de libertad laical que se expresa fundamentalmente en la piedad popular. En ese sentido dijo que las propuestas de los grupos bíblicos, de las comunidades eclesiales de base y de los Consejos pastorales va en la línea de superación del clericalismo y de un crecimiento de la responsabilidad laical.
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