Visite el Mollar el domingo muy temprano. Como Tucumano sentí mucha vergüenza. Suciedad extrema, gente caminando y en las esquinas tomando del pico de las botellas vino y cerveza, las calles rotas e intransitables, un auto hundido en un pozo pedía auxilio, en la playita un auto con el baúl abierto y la música a mil, y la misma postal, suciedad y gente tomando, hasta sentí un cierto temor. En la plaza, ni me entere que estaban los menhires atrás de la toldería de feria. Por supuesto ni un lugar para desayunar. Escape inmediatamente a Tafi.