13 Julio 2013
De entrada y con la pantalla aún a oscuras, hay un elemental glosario, que resume en el significado de dos palabras lo que se verá en los siguientes 130 minutos: Kaiju (monstruo gigante, en japonés) y Jaeger (cazador, en alemán). Inmediatamente comienza la acción, magistralmente plasmada en la pantalla; primero, para mostrar la incursión de un descomunal alienígena que arrasa con media San Francisco ( y que abre la lista de parentescos de este filme con clásicos de todos los tiempos) y después, para describir detalladamente los combates entre los invasores y los gigantescos robots piloteados por parejas de humanos que van a bordo, vinculados neuronalmente a la manera de los "avatar" de la película de Cameron.
Guillermo del Toro (director y guionista) entra así en tema sin mayores prólogos y nos introduce en el ambiente de una guerra sin cuartel entre los Kaijus y los Jaegers. En el medio, va a plantear una serie de historias centradas en uno de los pilotos de estos enormes robots, su superior jerárquico en el mando militar, una joven japonesa que quiere vengar la muerte de los suyos, otras tripulaciones de Jaegers y una dupla de nerds que compiten entre sí para encontrar la solución científica a la invasión alienígena y, de paso, aportan la cuota de humor y de distensión que siempre es bienvenida en este tipo de filmes.
Es mérito del director mexicano la puesta en escena de los combates entre los gigantes: están planteados con gran precisión, con planos muy estudiados para que el espectador entienda perfectamente el desarrollo de pelea, y para que se deslumbre con el impacto visual de la destrucción de edificios y de puentes pero sin perder en absoluto la tensión dramática del relato ni el ritmo de la narración. Debe señalarse especialmente la excelencia de los efectos especiales, complicados particularmente en este caso por la presencia casi permanente del agua del océano y de la lluvia que cae casi permanentemente a lo largo de todo el metraje de la película.
Del Toro no ha intentado basar el éxito de su filme en el carisma de las estrellas que aparecen en la pantalla, pero cada uno de los actores y las actrices cumplen correctamente su función; es que el espectáculo está planteado sobre otras bases: las escenas de acción se llevan las palmas, y las intervenciones de los dos "nerds" que buscan la solución científica del problema de la invasión alienígena distienden la atmósfera, aportan momentos de humor y ofrecen una subtrama que le confiere cierta originalidad al guión.
Hay una serie de homenajes, tributos y guiños alrededor de una enorme cantidad de títulos (sobre todo dentro del género de terror y de ciencia ficción), desde "King Kong" o "Godzilla" hasta "Avatar" o "Iron Man"; hay un regocijo especial en el hecho de plantear las batallas entre los colosos como una reyerta que se resuelve "a piñas" en una esquina cualquiera de barrio; pero, por sobre todas las cosas, hay una idea de ofrecer entretenimiento con mayúsculas durante un par de horas con recursos cinematográficos muy bien administrados. Vale, sobre todo como una propuesta atractiva para estos días de vacaciones invernales.
Guillermo del Toro (director y guionista) entra así en tema sin mayores prólogos y nos introduce en el ambiente de una guerra sin cuartel entre los Kaijus y los Jaegers. En el medio, va a plantear una serie de historias centradas en uno de los pilotos de estos enormes robots, su superior jerárquico en el mando militar, una joven japonesa que quiere vengar la muerte de los suyos, otras tripulaciones de Jaegers y una dupla de nerds que compiten entre sí para encontrar la solución científica a la invasión alienígena y, de paso, aportan la cuota de humor y de distensión que siempre es bienvenida en este tipo de filmes.
Es mérito del director mexicano la puesta en escena de los combates entre los gigantes: están planteados con gran precisión, con planos muy estudiados para que el espectador entienda perfectamente el desarrollo de pelea, y para que se deslumbre con el impacto visual de la destrucción de edificios y de puentes pero sin perder en absoluto la tensión dramática del relato ni el ritmo de la narración. Debe señalarse especialmente la excelencia de los efectos especiales, complicados particularmente en este caso por la presencia casi permanente del agua del océano y de la lluvia que cae casi permanentemente a lo largo de todo el metraje de la película.
Del Toro no ha intentado basar el éxito de su filme en el carisma de las estrellas que aparecen en la pantalla, pero cada uno de los actores y las actrices cumplen correctamente su función; es que el espectáculo está planteado sobre otras bases: las escenas de acción se llevan las palmas, y las intervenciones de los dos "nerds" que buscan la solución científica del problema de la invasión alienígena distienden la atmósfera, aportan momentos de humor y ofrecen una subtrama que le confiere cierta originalidad al guión.
Hay una serie de homenajes, tributos y guiños alrededor de una enorme cantidad de títulos (sobre todo dentro del género de terror y de ciencia ficción), desde "King Kong" o "Godzilla" hasta "Avatar" o "Iron Man"; hay un regocijo especial en el hecho de plantear las batallas entre los colosos como una reyerta que se resuelve "a piñas" en una esquina cualquiera de barrio; pero, por sobre todas las cosas, hay una idea de ofrecer entretenimiento con mayúsculas durante un par de horas con recursos cinematográficos muy bien administrados. Vale, sobre todo como una propuesta atractiva para estos días de vacaciones invernales.
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