Por Fernando García Soto
09 Julio 2013
Los clamores para que el Estado nacional se involucre en la crisis del sector azucarero argentino fueron finalmente escuchados, y la presidenta Cristina Kirchner anunció hoy dos medidas tendientes a sanear una actividad que es clave para las economías de tres provincias, como son Tucumán, Jujuy y Salta.
Durante el discurso que pronunció en el Hipódromo, en el marco de los festejos por el 197° aniversario de la Declaración de la Independencia, la mandataria informó que el Estado nacional ayudará a los cañeros tucumanos de hasta 15 hectáreas con $ 60 millones para que encaren la campaña productiva en marcha. Luego, en otro tramo de la alocución, analizó la endeblez del mercado internacional del azúcar, que presenta precios a la baja, lo que -a su entender- deriva en que sea más redituable comercializar en el mercado interno. No mencionó que si el mercado externo no alienta la exportación, el tipo de cambio atrasado en la Argentina suma más obstáculos.
La alternativa que la Presidenta ofreció para combatir el mal momento de la actividad fue proponer "mayor valor agregado" al azúcar, a través del desarrollo de los biocombustibles, cuya producción se obtiene de la molienda de caña que se destina para elaborar etanol. No es novedosa esta opción, aunque sí es válida. El problema es que hace más de siete años que se sancionó la ley de biocombustibles 26.093, y en Tucumán sólo cinco de los 15 ingenios pudieron concretar las inversiones necesarias para destilar y deshidratar alcohol, y sobre todo para para procesar debidamente la vinaza, el efluente que surge del proceso, y que históricamente las fábricas de nuestra provincia volcaron a la cuenca de los ríos Salí-Dulce.
Entonces, producir más biocombustibles cuesta caro, y los industriales azucareros tucumanos aseguran que no están en condiciones de afrontar estas inversiones. El sector azucarero apenas puede cubrir un 2% del cupo de alcohol del 5% que se exige para mezclar con las naftas, de manera que los márgenes son amplios para crecer en este plano. Pero hay que invertir y mucho. Lo real es que hasta ahora, los biocombustibles no solucionaron nunca la remanida cuestión de excedentes de azúcar, y vienen trayendo más problemas que otra cosa.
En esta nueva etapa que anunció la Presidenta, la presencia del Estado no podrá quedarse en diagnósticos de crisis o en propuestas conocidas, sino que habrá que poner dinero real y concreto para que la producción de alcohol para naftas supere la etapa de expectativas, y esperar que los tiempos se cumplan en función de los planes. La experiencia demuestra que no se puede hablar de biocombustibles si no es a largo plazo.
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