09 Julio 2013
Durante siete meses, los hermanos Fernando Sergio y Cristian Marcelo Achén habían logrado evitar la orden de detención del fiscal de Instrucción Washington Navarro Dávila. Conocidos por haber sido condenados por haber vendido droga en la comisaría de El Manantial, esta vez los buscaban por la estafa que habría sufrido una mujer que les vendió su auto.
Fernando fue detenido luego de la insistencia del fiscal, quien conminó a la Policía para que lo atrapara. Sucede que Navarro Dávila había recibido la información de que caminaba por las calles de Lules sin problemas, según comentaron fuentes judiciales.
El jueves a la mañana, Fernando fue detenido en la puerta de su casa y trasladado a tribunales. Lo acompañó su hermano Cristian. Al verlo, Navarro Dávila le pidió que no se moviera de la puerta de la fiscalía, porque iba a tomarle declaración.
Cuando el titular de la fiscalía de Instrucción de la V° Nominación salió a buscarlo, no lo encontró. Cristian estaba en la vereda de los tribunales penales, y al verlo Navarro Dávila ordenó su inmediata aprehensión. Todos los que estaban allí fueron testigos del enojo del fiscal con la guardia policial, por haberle permitido salir.
La estafa
En abril de 2012, una mujer denunció que había sido estafada por los hermanos Achén cuando les vendió un Volskwagen Gol. Fuentes tribunalicias contaron que la víctima había pactado transferirle el auto a cambio de $ 50.000.
En una escribanía de Lules, la mujer firmó el formulario 08 (de transferencia de dominio). Con la excusa de que había mucha gente en esa oficina, Fernando le propuso a la vendedora que fueran a un bar, donde le entregaría el dinero.
En la denuncia, la víctima contó que se sentaron alrededor de una mesa los hermanos Achén y un allegado de ellos. Ella estaba con su hijo adolescente. Fernando volvió a usar otra excusa para demorar la entrega del dinero. Según la acusación, le dijo que quería probar el auto y le pidió la llave.
La mujer aseguró que la garantía de que el pago se realizaría era que Cristian, quien tenía el dinero, se quedaba con ella. Fernando salió con el auto y no volvió. Su hermano y el otro hombre que estaba con ellos se levantaron 10 minutos más tarde y salieron corriendo del bar.
Navarro Dávila citó a los hermanos para que declararan en la fiscalía. Como no se presentaban, ordenó el comparendo por la fuerza pública. La medida nunca se cumplió. El 20 de noviembre del año pasado dispuso que sean detenidos. Una fuente de la fiscalía comentó que el fiscal llamó por teléfono a un jefe policial y les dijo que si no traían a los Achén, las medidas de detención podrían extenderse a los policías, ya que habían pasado siete meses sin que la disposición se cumpliera.
Los antecedentes
Los antecedentes de los hermanos le hicieron sospechar al fiscal que habría policías que los estaban cubriendo. Cristian y Fernando Achén estuvieron presos desde 2009 por causas relacionadas con la venta de droga. Su lugar de alojamiento, mientras esperaban el juicio oral, era la comisaría de El Manantial.
Pero en junio de 2010, un vecino denunció que los hermanos continuaban vendiendo droga en la misma dependencia policial. Una filmación mostraba a Cristian intercambiando algo con un joven en la vereda de la comisaría. La comercialización de estupefacientes nunca fue probada, pero la investigación permitió conocer el trato privilegiado que tenían los Achén.
Un informe interno de la Policía describía cómo era la vida de los presos VIP, a quienes se les permitía salir de la celda. Los efectivos que trabajaban en la comisaría declararon en el sumario que los Achén hacían "trabajos" para los jefes. Por el caso fueron separados 23 policías, entre los que se encontraba el entonces jefe de la Regional Oeste, Víctor Pacheco y el segundo jefe de la comisaría de El Manantial, Hugo Marcelo Gaitán.
En junio de 2011, Fernando y Cristian fueron condenados por vender droga en sus domicilios. Hasta el jueves, Cristian contaba con libertad condicional y Fernando gozaba de permisos extramuros. Ahora, los dos volvieron al penal de Villa Urquiza.
Fernando fue detenido luego de la insistencia del fiscal, quien conminó a la Policía para que lo atrapara. Sucede que Navarro Dávila había recibido la información de que caminaba por las calles de Lules sin problemas, según comentaron fuentes judiciales.
El jueves a la mañana, Fernando fue detenido en la puerta de su casa y trasladado a tribunales. Lo acompañó su hermano Cristian. Al verlo, Navarro Dávila le pidió que no se moviera de la puerta de la fiscalía, porque iba a tomarle declaración.
Cuando el titular de la fiscalía de Instrucción de la V° Nominación salió a buscarlo, no lo encontró. Cristian estaba en la vereda de los tribunales penales, y al verlo Navarro Dávila ordenó su inmediata aprehensión. Todos los que estaban allí fueron testigos del enojo del fiscal con la guardia policial, por haberle permitido salir.
La estafa
En abril de 2012, una mujer denunció que había sido estafada por los hermanos Achén cuando les vendió un Volskwagen Gol. Fuentes tribunalicias contaron que la víctima había pactado transferirle el auto a cambio de $ 50.000.
En una escribanía de Lules, la mujer firmó el formulario 08 (de transferencia de dominio). Con la excusa de que había mucha gente en esa oficina, Fernando le propuso a la vendedora que fueran a un bar, donde le entregaría el dinero.
En la denuncia, la víctima contó que se sentaron alrededor de una mesa los hermanos Achén y un allegado de ellos. Ella estaba con su hijo adolescente. Fernando volvió a usar otra excusa para demorar la entrega del dinero. Según la acusación, le dijo que quería probar el auto y le pidió la llave.
La mujer aseguró que la garantía de que el pago se realizaría era que Cristian, quien tenía el dinero, se quedaba con ella. Fernando salió con el auto y no volvió. Su hermano y el otro hombre que estaba con ellos se levantaron 10 minutos más tarde y salieron corriendo del bar.
Navarro Dávila citó a los hermanos para que declararan en la fiscalía. Como no se presentaban, ordenó el comparendo por la fuerza pública. La medida nunca se cumplió. El 20 de noviembre del año pasado dispuso que sean detenidos. Una fuente de la fiscalía comentó que el fiscal llamó por teléfono a un jefe policial y les dijo que si no traían a los Achén, las medidas de detención podrían extenderse a los policías, ya que habían pasado siete meses sin que la disposición se cumpliera.
Los antecedentes
Los antecedentes de los hermanos le hicieron sospechar al fiscal que habría policías que los estaban cubriendo. Cristian y Fernando Achén estuvieron presos desde 2009 por causas relacionadas con la venta de droga. Su lugar de alojamiento, mientras esperaban el juicio oral, era la comisaría de El Manantial.
Pero en junio de 2010, un vecino denunció que los hermanos continuaban vendiendo droga en la misma dependencia policial. Una filmación mostraba a Cristian intercambiando algo con un joven en la vereda de la comisaría. La comercialización de estupefacientes nunca fue probada, pero la investigación permitió conocer el trato privilegiado que tenían los Achén.
Un informe interno de la Policía describía cómo era la vida de los presos VIP, a quienes se les permitía salir de la celda. Los efectivos que trabajaban en la comisaría declararon en el sumario que los Achén hacían "trabajos" para los jefes. Por el caso fueron separados 23 policías, entre los que se encontraba el entonces jefe de la Regional Oeste, Víctor Pacheco y el segundo jefe de la comisaría de El Manantial, Hugo Marcelo Gaitán.
En junio de 2011, Fernando y Cristian fueron condenados por vender droga en sus domicilios. Hasta el jueves, Cristian contaba con libertad condicional y Fernando gozaba de permisos extramuros. Ahora, los dos volvieron al penal de Villa Urquiza.
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