30 Junio 2013
TRÁMITES. Nóblega -papeles en mano-, frente al Centro de Documentación. LA GACETA
La mañana del 15 de enero de 1990, cuando el reloj marcó las 9, nació en el sanatorio 9 de Julio Javier Antonio Nóblega, según figura en un acta del Registro del Estado Civil y Capacidad de las Personas. Exactamente 45 minutos después, según otro certificado, en el sanatorio Regional, una mujer dio a luz a M.S.S. (LA GACETA trató de localizar a la joven, pero no lo logró). Además de cumplir años el mismo día, Javier y M. comparten otro dato: el número de Documento Nacional de Identidad (DNI). Claro que esto último no es motivo para festejos, según el relato de Nóblega, un comerciante gastronómico que, a los 23 años, todavía no pudo ejercer su derecho a votar por tener un DNI "mellizo". "La verdad, hoy ya digo que no me interesa hacerlo, quizás porque tuve este problema. Pero si estuviese todo en regla, todo bien, me levantaría el día de las elecciones y me picaría la chispa de votar por primera vez", aseguró el joven.
Una buena oportunidad
Nóblega cuenta que, después de cumplir los 18 y de terminar el colegio secundario, se sintió un poco desorientado respecto de su futuro. Mientras buscaba su vocación, vio una buena oportunidad de ganar de dinero presentándose como autoridad de mesa, en las elecciones legislativas nacionales de 2009. Pero no pudo. "Ahí me enteré de que había otra persona con mi mismo número de DNI, y que encima era mujer. Parecía un trámite fácil para solucionar, por cómo me lo habían explicado en el Juzgado Electoral. 'En dos semanas está solucionado', me dijeron. Yo hice lo que me habían dicho y la verdad que confié en que se iba a arreglar. Pero resulta que todavía estoy haciendo papeleos", narró el joven.
Javier confiesa que, más allá de no haber participado de algún comicio, le preocupan otras cuestiones. "Yo trabajo por mi cuenta, pero también bajo relación de dependencia. Y tengo miedo de que, por ejemplo, mis aportes vayan a otra persona", remarcó. Sin embargo, también hace un mea culpa respecto de su desinterés sobre la cosa pública. "Estoy muy desilusionado con la política, y hasta resignado... Sé que no hago bien, pero es la sensación que tengo", remarcó. Incluso, reconoció que a veces prefiere "no opinar tanto" sobre política por temor a equivocarse, y porque sabe que también puede replicarle: "a ver, vení, hacelo vos". "Más allá de todo esto, por cosas que me han pasado a mí o a la gente que me rodea, estoy muy desilusionado de todo eso", aclaró Javier. Luego, aseguró que en las dos últimas elecciones (las de 2009 y las de 2011) tenía ensayada una respuesta cuando surgía, en alguna charla, la habitual pregunta: ¿a quién has votado? "Mi respuesta era que no puedo votar, y lo decía mitad en broma y mitad en serio, porque mi país no me dio aún la posibilidad para elegir, no he tenido la libertad de poder expresarme políticamente mediante un voto. Por eso, a pesar de mi resignación sobre la política, tengo la esperanza de poner mi voto y de que se escuche", manifestó Nóblega.
El joven destacó que nunca trató de contactarse con M. "No he buscado hacerlo, pero sí traté de solucionar el problema por mi cuenta. De hecho, todavía ando por detrás de esto. Y también pierdo dinero, porque debo dedicar mis horas de trabajo independiente para hacer los trámites", relató.
Una buena oportunidad
Nóblega cuenta que, después de cumplir los 18 y de terminar el colegio secundario, se sintió un poco desorientado respecto de su futuro. Mientras buscaba su vocación, vio una buena oportunidad de ganar de dinero presentándose como autoridad de mesa, en las elecciones legislativas nacionales de 2009. Pero no pudo. "Ahí me enteré de que había otra persona con mi mismo número de DNI, y que encima era mujer. Parecía un trámite fácil para solucionar, por cómo me lo habían explicado en el Juzgado Electoral. 'En dos semanas está solucionado', me dijeron. Yo hice lo que me habían dicho y la verdad que confié en que se iba a arreglar. Pero resulta que todavía estoy haciendo papeleos", narró el joven.
Javier confiesa que, más allá de no haber participado de algún comicio, le preocupan otras cuestiones. "Yo trabajo por mi cuenta, pero también bajo relación de dependencia. Y tengo miedo de que, por ejemplo, mis aportes vayan a otra persona", remarcó. Sin embargo, también hace un mea culpa respecto de su desinterés sobre la cosa pública. "Estoy muy desilusionado con la política, y hasta resignado... Sé que no hago bien, pero es la sensación que tengo", remarcó. Incluso, reconoció que a veces prefiere "no opinar tanto" sobre política por temor a equivocarse, y porque sabe que también puede replicarle: "a ver, vení, hacelo vos". "Más allá de todo esto, por cosas que me han pasado a mí o a la gente que me rodea, estoy muy desilusionado de todo eso", aclaró Javier. Luego, aseguró que en las dos últimas elecciones (las de 2009 y las de 2011) tenía ensayada una respuesta cuando surgía, en alguna charla, la habitual pregunta: ¿a quién has votado? "Mi respuesta era que no puedo votar, y lo decía mitad en broma y mitad en serio, porque mi país no me dio aún la posibilidad para elegir, no he tenido la libertad de poder expresarme políticamente mediante un voto. Por eso, a pesar de mi resignación sobre la política, tengo la esperanza de poner mi voto y de que se escuche", manifestó Nóblega.
El joven destacó que nunca trató de contactarse con M. "No he buscado hacerlo, pero sí traté de solucionar el problema por mi cuenta. De hecho, todavía ando por detrás de esto. Y también pierdo dinero, porque debo dedicar mis horas de trabajo independiente para hacer los trámites", relató.
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