La deserción, las nuevas tecnologías, los métodos para evaluar la calidad de la educación y la repitencia escolar fueron algunos de los temas que se debatieron el jueves en el "Pre foro de calidad educativa - Tucumán 2013". El encuentro fue la antesala local del "V Foro de calidad educativa", organizado por la asociación civil Educar 2050, que tendrá luga en Buenos Aires el 10 de septiembre.
Durante la jornada, impulsada por la Fundación del Tucumán, funcionarios, docentes, dirigentes, responsables de instituciones intermedias, empresarios, referentes sociales y miembros de la comunidad educativa se reunieron a exponer y debatir sobre las problemáticas educativas actuales, enmarcados en el lema "Educar mejor es urgente".
Luego de las palabras de presentación por parte del presidente de la Fundación del Tucumán, Jorge Malmierca, disertaron Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050; Walter Mario Grahovac, ministro de Educación de Córdoba; Gustavo Iaies, presidente de la fundación Centro de estudios para políticas públicas; y Carlos Tramutuola, fundador de la ONG Cimientos.
Antes de la disertación, algunos ponentes charlaron con LA GACETA acerca de los desafíos de la educación actual, los obstáculos que atentan contra una óptima calidad educativa y sobre las posibles soluciones para mejorarla.
Algunas premisas trasuntaron las exposiciones, entre ellas, que la educación es la gran herramienta para contribuir al desarrollo y mejorar los índice de pobreza y que, cuando se habla de futuro, se habla necesariamente de educación.
Una única bandera
"El 52% de los adolescentes no comprende lo que lee"
"Para pensar la calidad educativa actual debemos poner los más y los menos. Como aciertos tenemos una Ley de Educación que funciona desde 2006 y una notable mejoría en la inversión del Estado en Educación. Pero seguimos teniendo problemas: más del 50% los adolescentes argentinos no están preparados para la vida adulta. Un 52% no comprende lo que lee y ese es un obstáculo grandísimo. Por otro lado, tenemos problemas como el ausentismo, la deserción y la inequidad educativa. Estos problemas no nos tienen que llevar a la desesperación, sino a la esperanza, a trabajar juntos con la única bandera, que es la educación argentina.
En este contexto, las nuevas tecnologías van a tener un papel preponderante en la mejora de la calidad educativa. La mayoría de los adolescentes se aburre frente a la educación tradicional, enciclopédica. Ellos están en un mundo con acceso a todos los conocimientos, pero el acceso no lo es todo, sino la forma en la que los usamos. El maestro necesita hacerse técnico en estas cosas; hay una gran voluntad por parte de muchos de ellos, incluso hay ejemplos heroicos de maestros que tienen que afrontar problemas mucho mayores a la tecnología: que no tienen acceso a la escuela por cuestiones geográficas, o que no tienen un baño, por ejemplo, pero que al mismo tiempo están decididos a usar la educación para generar el gran gran cambio. Hay algo importante a tener en cuenta: el primer gran aporte en la educación viene de la responsabilidad de los padres. La educación nace del concepto del amor, en que nuestros hijos sean mejores que nosotros. Si pudiéramos pensar que la educación no es únicamente para nuestros hijos sino para toda la sociedad, contribuiríamos con un aporte magnífico; la sociedad debe seguir demandando el derecho a la educación de calidad".
Manuel Álvarez Trongé, presidente de Educar 2050.
Repitencia cero
Córdoba y sus experiencias alentadoras en educación
"La repitencia cero es una declaración, una aspiración. Pero si hablamos de repitencia cero como un plan para que pasen de grado todos los alumnos, sin ningún tipo de evaluación ni proyecto que lo respalde, la verdad es que no sirve: lo que hace es postergar el fracaso. En Córdoba estamos haciendo una prueba piloto con los dos primeros años de la primaria, haciendo un trabajo institucional profundo, reubicando a los maestros con mayor experiencia en estos ciclos y también evaluando de cerca los resultados. Creemos que la repitencia en el primer grado no es terapéutica, sino que hace que los chicos carguen con un estigma de fracaso que no es nada beneficioso. Pero es necesario un acompañamiento riguroso.
La Argentina se ha propuesto desafíos interesantes, por ejemplo que la totalidad de los jóvenes concluyan la secundaria, de mejorar el rendimiento educativo de la primaria, la alfabetización inicial, la lectura comprensiva, el cálculo matemático... Para conseguir todo esto necesitamos más horas de clase, así que uno de los objetivos, a mi criterio, es lograr que la escuela primaria pase a ser como mínimo de seis horas, empezando por donde se pueda.
Volviendo a nuestra experiencia en, Córdoba tenemos obligatoria la sala de 4 años desde 2010, con una cobertura del 97% de los chicos. En los últimos años, además, hemos creado 300 salas de 3 años en las zonas más vulnerables. Anticipar la escolarización es muy importante, sobre todo en las áreas más vulnerables, porque el proceso alfabetizador es social y cultural, y tenemos niños que provienen de hogares en los que el capital cultural es distinto al que pide la educación, entonces empezar más tarde la escuela hace más difícil todo. Los resultados están siendo muy alentadores: hemos bajado 2 puntos porcentuales en la repitencia".
Walter Mario Grahovac, ministro de Educación de Córdoba.
Evaluar la calidad
"En este país nadie quiere hacer de adulto"
"En nuestro país la cultura de la evaluación está muy caída, nos cuesta trabajar con datos, porque preferimos que la realidad sea lo que queremos que sea y no lo que es realmente. Hace un mes, trabajando con directores en Córdoba, les pregunté por la deserción. Ninguno tenía en la cabeza el dato de los chicos que había perdido; la información es una herramienta que no podemos dejar pasar, para comprender por qué, por ejemplo, la mitad de los chicos que empiezan la secundaria la abandonan.
Creo que el mayor problema de la Argentina es no tener claro el objetivo. No terminamos de definir qué es lo que le pedimos al sistema, le pedimos mil cosas y no nos focalizamos en ninguna: queremos que enseñe, que forme para la ciudadanía, que estimule la creatividad, que transmita valores, que contenga... En algún lado hay que fijar la prioridad. Los países de la región que están avanzando dicen con claridad 'esto es lo que queremos y lo medimos de determinada manera'. Un ejemplo es Brasil, con su Índice de Desarrollo de la Educación Básica (IDEB), que mide cuánto aprenden los chicos y qué capacidad tiene cada escuela de retenerlos. El mensaje que le transmitió el estado a las escuelas es 'yo quiero que los pibes aprendan más sin que te saqués de encima a los que tienen más dificultades, pero tampoco que los retengas con el costo de no enseñarles. Entonces, las escuelas que mejoran los indicadores van teniendo más autonomía y más recursos y las otras más intervención. Acá no está claro qué es lo que buscamos. Las escuelas tienen que tener más poder y más responsabilidad y trabajar para cumplir los objetivos que fije el estado.
Por último, creo que hay problemas culturales que hay que resolver: me parece que en este país nadie quiere hacer de adulto, desde los 15 a los 65 años todos queremos tener 20, y así la cosa no anda".
Gustavo Iaies, Centro de Estudios para Políticas públicas.