Corrían los últimos años de la década del 90 cuando él creyó que su sueño también estaba en las últimas. Fue traumático: hubo un desalojo, tuvo que abandonar el local de la calle San Juan al 800 donde todo había empezado 10 años antes, la situación le pegó duro en la salud y terminó internado. Hoy, cuando Carlos Podazza recuerda aquel momento se percibe calma en su voz, quizás esa tranquilidad del que sabe que los monstruos de los malos recuerdos ya no lo pueden tocar. Porque están lejos y ahora todo es fiesta: Nonino cumple 25 años de generar arte y cultura popular.
El festejo será mañana. En el Virla se presentará el espectáculo "Carlos Podazza, 25 años con Nonino". Además del anfitrión actuarán Viviana Taberna, Patricia Juárez, Emilia Danesi, Quique Yance y Manu Rubio. Los invitados serán Grillo Córdoba y Gaby Costello. Más allá del festejo, el recital será especial. "Voy a grabarlo en pistas para la edición de un CD; es la primera vez que voy a grabar temas propios, que haré un registro de mis canciones", dice.
- ¿Cómo surgió Nonino?
- Siempre quise hacer un centro cultural independiente que tuviera actividades bien amplias. En su momento hablé con mucha gente del medio y nadie se animaba a apoyarme hasta que encontré a Jorge Farall, que compartió esa locura conmigo. Inauguramos en el 88. Después, él se abrió de la sociedad, pero Nonino ya estaba andando.
- ¿Qué era lo que faltaba en Tucumán que te hizo creer que algo como Nonino era necesario?
- Yo empecé a enseñar a los 13 años. Mi papá (Eduardo Podazza) era bandoneonista y tenía formación musical. Yo siempre pensé que había un vacío: la música culta tenía sus academias, pero la popular no; sólo había método académico. Siempre pensé que era necesario un conservatorio de música popular. Y así nació Nonino, con un nombre urbano, popular y vinculado al tango. A partir de ahí empezaron los talleres, la actividad teatral, las exposiciones de arte y pintura... Lo que sí hicimos fue defender con uñas y dientes el espacio cultural y evitar que se convirtiera en un caedero, porque a la larga eso se te va de las manos.
Cuando Podazza mira para atrás e intenta hacer una enumeración de los hitos de Nonino, inmediatamente recuerda el festival de unipersonales "El pujllay", que convocó a artistas de toda Latinoamérica. También, la obra "Gotán", que se mantuvo en cartel durante meses y en la que compartió el escenario con su papá y con su hermano, Ricardo. Además, resalta los nombres de algunos de los músicos hoy consagrados que salieron de sus talleres: Lucho Hoyos, Popi Quintero, Diego Ferronato, Claudio Giraud... "De chicos hicieron su primera formación en Nonino. Hoy me encuentro con ellos y siento una emoción muy grande", cuenta entre sonrisas.
A lo largo de estas dos décadas y media, Nonino pasó por tres locales: el original de San Juan al 800, el de Junín al 500 y el actual, en Las Piedras 586. Esos espacios también fueron el hogar de su familia. "Dardo Nofal nos decía: 'ustedes viven en constante espíritu de aventura'. Hoy pienso en todos los problemas económicos que pasamos... Vivimos momentos muy duros, pero los superamos en familia", recuerda.
- ¿Qué se puede decir de la música popular hoy?
- Los chicos que empiezan a estudiar hoy buscan la fusión. Lo respeto y me parece genial, pero creo que no hay que alterar lo que está. Si uno quiere innovar con un tema no hay que destruirlo; hay que ponerse al servicio de la música y no que la música se ponga al servicio de uno.