El equilibrista Nik Wallenda cruzó el Gran Cañón

Caminó sobre una cuerda a más de 450 metros sin ninguna protección.

TEMERARIO. REUTERS TEMERARIO. REUTERS
24 Junio 2013
SAN FRANCISCO, Estados Unidos.- Nik Wallenda es un hombre temeroso de dios. Y quizá uno deba serlo si se propone cruzar un abismo caminando sobre un delgado cable de acero, sin seguridad alguna. "Gracias, Jesús", "Dios, calma este cable" o "Aleluya" eran algunas de las oraciones que el equilibrista exclamaba una y otra vez en la tarde del domingo, mientras colocaba un pie delante del otro a 457 metros de altura sobre el río Little Colorado.

Ante sus ojos, una distancia de 425 metros lo separaba de la otra orilla de la garganta. El funambulista, de 34 años, escogió para su octavo récord un escenario espectacular de verticales paredes rojizas. En realidad, no se trataba del Gran Cañón, como publicitaban los promotores de televisión: la garganta que visitan millones de turistas en el Parque Nacional del Gran Cañón mide varios kilómetros de ancho. Además, las autoridades jamás dieron luz verde para realizar allí el arriesgado ejercicio de equilibrio.

Wallenda batió su récord cruzando una garganta lateral en la reserva de Navajo, en el estado Arizona. Discovery emitió el espectáculo en directo en 178 países. "Quiero hacer las cosas bien, en la vida y en la muerte", dijo el equilibrista poco antes de partir. Cuando hace un año cruzó las cataratas del Niágara, se vio obligado a llevar un cinturón. El canal ABC, que lo retransmitió, había insistido en que así fuera.

La cuenta atrás: comprobar la tracción del cable, pronunciar una oración con la familia... Wallenda tiene tres hijos y su mujer también es funambulista. Después, el robusto hombre avanza hacia el cable. Sobre sus hombros reposa una barra de equilibrios de ocho metros de largo y unos 18 kilos de peso. Calzado con unos zapatos a medida de delgadísima suela de piel de alce, cosidos "con mucho amor" por su madre, que también es acróbata.

Durante 23 minutos, mantiene a los telespectadores con la piel de gallina. En dos ocasiones se arrodilla, el cable vibra considerablemente. Respira profundo. Su objetivo es frenar la fuerte vibración con el cambio de tempo. En la segunda parada, piensa en su bisabuelo, contó después, ya en tierra firme. Karl Wallenda, un artista de circo nacido en Alemania que en 1978, a los 73 años, murió al caerse de un cable en Puerto Rico.

En su honor, Nik continuó la tradición familiar. Pasados 22 minutos, la meta está ya al alcance de la mano. Wallenda levanta el puño, triunfal, y lanza un beso con la mano al viento. Los últimos pasos sobre el cable los da corriendo hacia su familia.

Los presentadores de televisión lo felicitaron por el récord de ser el primero que atraviesa sobre un cable el Gran Cañón. No importa que se tratara de la garganta del río Little Colorado. Su audaz azaña fue espectacular.

Wallenda no era el primero que soñaba con conseguir lo que hizo. En el mismo lugar quiso tentar a la suerte el francés Philippe Petit en 1988, pero su intento fracasó. El anclaje del cable resultaba demasiado caro, y al final Petit tuvo que desistir. En 1974, el francés había saltado a los titulares de todo el mundo al cruzar las Torres Gemelas del neoyorquino World Trade Center sin protección, aunque acabó detenido y esposado.

Nueva York es también el próximo objetivo de Wallenda. El funambulista sueña con cruzar el abismo que se abre entre dos rascacielos, confesó minutos después de culminar su hazaña. Aunque sus planes más inmediatos eran simples: un jugoso filete y una pequeña celebración en familia. (Dpa)

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