Un proceso electoral en el que prime el civismo

Un proceso electoral en el que prime el civismo

24 Junio 2013
Afirma Giovanni Sartori que la democracia es un sistema de partidos, ya que los electores "se expresarían en el vacío y producirían el vacío" sin el marco de referencia y de opciones propuestas por esas facciones. Los partidos, añade el prestigioso académico italiano, canalizan y organizan el voto, "en el bien y en el mal". Y cita a Hans Kelsen: "sólo la ilusión o la hipocresía pueden creer que la democracia sea posible sin partidos políticos".

Cierto es que en estos últimos años han emergido con fuerza nuevas formas de expresión política -os indignados en todo el mundo, los movimientos de autoconvocados-; y el protagonismo de esos actores es tan fuerte que han llegado a poner en duda la eficacia de las democracias representativas. Sin embargo, esos movimientos espontáneos que atraviesan el planeta no han sido capaces, hasta ahora, de generar alternativas a los partidos políticos, en su papel de articuladores de la relación entre el Estado y la sociedad civil.

En este contexto se realizan las PASO o elecciones primarias, cuyo objetivo es dirimir las candidaturas en el seno de cada partido o alianza, con vistas a las elecciones de octubre para renovar bancas de diputados. El sábado pasado, todas las fuerzas políticas de la Argentina presentaron sus listas de candidatos, en cumplimiento de lo establecido en el cronograma electoral 2013.

En Tucumán, como en el resto del país, por la dinámica propia de este momento histórico, los comicios de medio término que se llevarán a cabo en octubre no son una elección más. Todos los analistas políticos de la Argentina coinciden en que los resultados de esa elección serán un indicador de los comicios presidenciales de 2015. En consecuencia, el armado de las listas que se han presentado el sábado en todo el país no ha sido un trámite más.

Es imposible soslayar que el escenario político argentino del presente es un escenario convulsionado, por distintos motivos, pero en particular por los reacomodamientos en el partido en el poder (peronismo) y por la necesidad de la oposición de aglutinar en su seno a la mayor cantidad defuerzas posibles, para darle batalla al kircherismo.

Sin embargo, y porque esa convulsión está a flor de piel en la sociedad argentina, estos tiempos obligan, más que nunca, a un llamado a la responsabilidad de toda la clase política. Es innegable que este proceso electoral dejará heridas abiertas, en particular entre aquellos dirigentes que alguna vez compartieron boletas, y que ahora irán enfrentados. Y si ello sucede en los espacios partidarios internos, no menos dura se perfila la confrontación entre fuerzas tradicionalmente enfrentadas, tanto en Tucumán como en el mapa nacional.

Estamos persuadidos, sin embargo, de que la clase política debe hacer un esfuerzo para que el proceso electoral que está en marcha sea un proceso cívico y civilizado, para que la política pueda recuperar su función de servicio por sobre la de acumlación de poder y descalificación de las ideas del otro.

Volviendo a Sartori, el autor de ese clásico que es la "Teoría de la democracia" nos recuerda que hay democracia "cuando existe una sociedad abierta en la que la relación entre gobernantes y gobernados es entendida en el sentido de que el Estado está al servicio de los ciudadanos, y no los ciudadanos al servicio del Estado; en la cual el gobierno existe para el pueblo y no viceversa".

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