Por Carlos Páez de la Torre H
21 Junio 2013
DOMINGO FAUSTINO SARMIENTO. Buena fotografía directa del sanjuanino, tomada en Estados Unidos, meses antes de su regreso al país para asumir la presidencia. LA GACETA / ARCHIVO
Es conocido que el tucumano José Posse (1816-1906) fue el más íntimo amigo de Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888). En carta de febrero de 1869, el sanjuanino, flamante presidente, ofrecía a Posse "el empleo de secretario privado con 200 pesos fuertes", más "una ayuda de costas en la prensa de 3.000 pesos papel". Todo esto "asegura la vida", le decía.
Recordaba que "tú me hiciste en tu primera carta un programa de gobierno para reconstruir la República, desbaratando lo que han creado los hechos y la contradicen. Ese será el fin de mi gobierno, si encuentro apoyo en el Congreso y la prensa. Pero el camino me parece, por lo directo, poco conducente".
La extensa misiva tiene interés para los historiadores, porque Sarmiento expone en ella una serie de objetivos que en ese momento lo entusiasmaban. Como ocurre generalmente, a muy pocos los podría efectivamente cumplir.
En lo que a Posse se refiere, expresaba: "Un vacío siento y tú pudieras llenarlo. Falta un escritor en la prensa. Si lees 'La Tribuna' y 'El Nacional', verás cuán pobre de exposición es mi gobierno. Chile conserva aún el capital creado por sus escritores hace veinte años. Con la realidad que yo pudiera crear, no alcanzaré a formar una opinión pública que la comprenda. Quisiera ser yo mi propio órgano".
"Te repetiré -seguía- por conclusión, que no esperes en mis cartas explicaciones completas. Una carta en mi posición es un documento oficial. Vente pues por paseo, como quieras, y aquí harás tu programa. Salido del irritante medio en que vives, con la brutalidad de provincia, extenderás tu mirada a más altas regiones". Terminaba diciendo que, "en todo caso, no dudes de la amistad y simpatía de tu amigo: Domingo Faustino Sarmiento".
Recordaba que "tú me hiciste en tu primera carta un programa de gobierno para reconstruir la República, desbaratando lo que han creado los hechos y la contradicen. Ese será el fin de mi gobierno, si encuentro apoyo en el Congreso y la prensa. Pero el camino me parece, por lo directo, poco conducente".
La extensa misiva tiene interés para los historiadores, porque Sarmiento expone en ella una serie de objetivos que en ese momento lo entusiasmaban. Como ocurre generalmente, a muy pocos los podría efectivamente cumplir.
En lo que a Posse se refiere, expresaba: "Un vacío siento y tú pudieras llenarlo. Falta un escritor en la prensa. Si lees 'La Tribuna' y 'El Nacional', verás cuán pobre de exposición es mi gobierno. Chile conserva aún el capital creado por sus escritores hace veinte años. Con la realidad que yo pudiera crear, no alcanzaré a formar una opinión pública que la comprenda. Quisiera ser yo mi propio órgano".
"Te repetiré -seguía- por conclusión, que no esperes en mis cartas explicaciones completas. Una carta en mi posición es un documento oficial. Vente pues por paseo, como quieras, y aquí harás tu programa. Salido del irritante medio en que vives, con la brutalidad de provincia, extenderás tu mirada a más altas regiones". Terminaba diciendo que, "en todo caso, no dudes de la amistad y simpatía de tu amigo: Domingo Faustino Sarmiento".