Gracias por la amistad
Esas imágenes siempre emocionan. Pueden ser 40, o cinco, hombres o mujeres que, cada tanto, deciden dejar por un par de horas de ser quienes son para retroceder varios años... y recordar. Si en el espectro de la fotografía no hay dos iguales, en este caso el denominador es común: la sonrisa de los protagonistas.

Se dice, y no vamos a discutir profundamente aquí si es cierto o no, que los años de la secundaria son los mejores de la vida. Y todos podemos opinar. Hay quienes estarán de acuerdo y hay quienes no. Pero, sin dudas, nadie podrá decir que estos cinco años antiguamente, o seis de ahora, dejan marcas que duran para siempre. Y una de las más endelebles es la de la amistad. O quién no recuerda de memoria los nombres o apodos de quienes lo acompañaron en ese tramo de la vida peleando con teoremas, clásicos de la literatura, cuestionamientos sobre la densidad y el volumen, o reactivos químicos. Son imborrables.

Por eso, y gracias a ese mundo caótico que se llama Facebook, hoy es fácil saber qué hacen tus ex compañeros y tener la posibilidad de "chatear con ellos".

Pero lo mejor, lo que sin dudas le da valor agregado a tantos años de compañía son esas reuniones donde, al menos en el caso de mis compañeros, una vez al mes la magia revive. Y todos sabemos de lo que vamos a hablar, y de las cosas por las cuales nos vamos a reir, y, con antelación, tenemos en claro de que vamos a discutir. Y todo esto, inevitablemente, gira alrededor de un buen fuego, de una parrilla, de un par de guitarras y de mazos de cartas, más de truco que de poker. Y los temas son recurrentes, y los recuerdos se atesoran y salen una y otra vez a la luz. Y así, cada 30 días, con tipos como Tilín, el Gordo, la Hormiga, Percha, Mochila, Diego, el Negro, Hugo, el Cabezón, el Trastornau, el Turco, el Indio, el Mocho, el Nono, el Getón, Cochi, el Mono, Pablito, Omar o Chicho nos damos el gusto de levantar un vaso y gritar fuerte ¡Salud! Por lo que fuimos. Por lo que somos. Y porque, por suerte, todavía podemos y queremos celebrar nuestra amistad. Y eso es algo por lo que vale la pena volver algunos años atrás.

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