Por Luis Contreras
16 Junio 2013
En encuentros con amigos y conocidos, casi siempre se habla sobre temas de actualidad, cotidianos. Pero en algunas reuniones se tratan temas más profundos. En una de ellas, alguien preguntó acerca de cuál era la palabra más importante en la vida. Y se generó un debate. En la ronda de opiniones, saltaron y picaron en punta
amor, felicidad, amistad, placer, familia, dinero, espíritu, salud
y otras más. Existen sobradas razones para considerar a cualquiera de estas palabras como vitales para la existencia humana. Pero yo me incliné por otra -libertad-, que me parece que sirve como nexo para lograr esas conquistas del Hombre. "La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días", meditó el escritor alemán Johann Goethe.
Voy a fundamentar la elección de esta palabra. Creo que se puede llegar a la máxima expresión del amor en una pareja, o al amor entre padres e hijos, ayudados por un ambiente de vida plena y libre. Asimismo, podemos tener a disposición una grande o pequeña fortuna, pero si estamos privados de libertad será muy difícil disfrutarla. Son felices quienes pueden gozar de esa felicidad mirándose, diciéndose cosas lindas o besándose libremente, sin que nadie se oponga o censure esas tan bellas expresiones.
Se dice que los placeres son muchos. Varios de ellos molestan a otras personas y, para no entrar en conflicto con nuestros seres queridos, a veces perdemos la libertad de disfrutarlos. ¿Con qué espíritu, con qué fuerza interior puedo emprender un proyecto si tengo alguien a mi lado que se opone y coarta mi libertad? Así también, la amistad quedaría acotada si, por imposición de la pareja, de parientes o de quien sea, no se pudiera elegir libremente a los amigos/as. "La libertad es un bien común y, mientras no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales", escribió el poeta y filósofo español Miguel de Unamuno. Si tenemos la oportunidad de ser libres sin dañar ni molestar a nadie, de gozar de la libertad hasta el punto de no invadir la del otro, ¿por qué no buscar hacerlo?
amor, felicidad, amistad, placer, familia, dinero, espíritu, salud
y otras más. Existen sobradas razones para considerar a cualquiera de estas palabras como vitales para la existencia humana. Pero yo me incliné por otra -libertad-, que me parece que sirve como nexo para lograr esas conquistas del Hombre. "La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días", meditó el escritor alemán Johann Goethe.
Voy a fundamentar la elección de esta palabra. Creo que se puede llegar a la máxima expresión del amor en una pareja, o al amor entre padres e hijos, ayudados por un ambiente de vida plena y libre. Asimismo, podemos tener a disposición una grande o pequeña fortuna, pero si estamos privados de libertad será muy difícil disfrutarla. Son felices quienes pueden gozar de esa felicidad mirándose, diciéndose cosas lindas o besándose libremente, sin que nadie se oponga o censure esas tan bellas expresiones.
Se dice que los placeres son muchos. Varios de ellos molestan a otras personas y, para no entrar en conflicto con nuestros seres queridos, a veces perdemos la libertad de disfrutarlos. ¿Con qué espíritu, con qué fuerza interior puedo emprender un proyecto si tengo alguien a mi lado que se opone y coarta mi libertad? Así también, la amistad quedaría acotada si, por imposición de la pareja, de parientes o de quien sea, no se pudiera elegir libremente a los amigos/as. "La libertad es un bien común y, mientras no participen todos de ella, no serán libres los que se creen tales", escribió el poeta y filósofo español Miguel de Unamuno. Si tenemos la oportunidad de ser libres sin dañar ni molestar a nadie, de gozar de la libertad hasta el punto de no invadir la del otro, ¿por qué no buscar hacerlo?
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