Por Juan Manuel Montero
15 Junio 2013
Se sentó a la izquierda de Cristina y el mensaje fue por demás claro. Susana Trimarco está al mismo nivel que el hombre que se sentó a la derecha de la Presidenta. Y José Jorge Alperovich se dio cuenta en ese momento de que la sombra que se proyectaba sobre sus espaldas era mucho más grande que lo que él mismo creía. ¿Habrá advertido también que el gran responsable de ser casi un cogobernante era pura y exclusivamente su responsabilidad?
El fallo que absolvió a los acusados de haber secuestrado a Marita Verón fue un tsunami. Y fue el mismo Alperovich quien le dio la suma del poder a Trimarco. Para tratar de parar con la mano la inundación, le entregó en bandeja la cabeza del entonces ministro de Seguridad, Mario López Herrera. Y de eso no se vuelve. Alperovich vio que a su desgastado esquema para brindar una inexistente seguridad a los tucumanos no podía sumarle tener a la mujer más nombrada en la lucha contra la trata de personas como enemiga. Pero, por más que el gobernador le haya tendido alfombra roja y le haya prometido a la madre de Marita que todo lo que ella pidiera se haría, a Trimarco le están mintiendo. Y de la peor forma.
El domingo a la noche los tucumanos se acostaron "horrorizados" por la denuncia de Jorge Lanata acerca de que, a metros de la flamante Legislatura, funcionaba un prostíbulo vip. Y las comillas del "horrorizados" tienen que ver con que nadie debería sorprenderse con la noticia. Toda persona que salga dos noches al mes a recorrer la ciudad puede sorprenderse con la existencia de ese lugar. Y de decenas de otros. Y estos locales necesitan de un permiso, emitido por la Municipalidad, y con la connivencia de un gran números de funcionarios, sobre todo policiales, que hacen la vista gorda, a cambio de pingües ganancias. Y esto también lo saben en la Justicia. Por eso, cada vez que hacen un allanamiento los fiscales y los jueces toman declaración a las mujeres a las que encuentran en cada local. Y todas, sin dudar, advierten que, semanalmente, hombres con uniforme azul pasan a cobrar por protección.
Entonces, si todos conocen dónde funcionan los prostíbulos, ¿por qué se otorgan los permisos? Según Luis Roberto Pons, abogado de Guido Ramos, el propietario del local allanado por Gendarmería el jueves, el sitio era un "café concert". Allí, tal como advirtió Carlos Garmendia, letrado de la fundación María de los Ángeles, se arreglaban pases entre los clientes y las "coperas". ¿Nadie sabía de esto? ¿O muchos sabían y se hacían los desentendidos? ¿O creían que los pases eran para subir al colectivo?
Los prostíbulos de Tucumán funcionan bajo la denominación ficticia de bar o wiskería. Y no son nada de eso. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Y los permiten. Y subsisten. Pero a Trimarco, además, le mienten con la cantidad de trabajo que se hace contra la trata. Hoy, el porcentaje de mujeres que ejercen la prostitución en prostíbulos es mínimo. La gran mayoría trabaja sólo por teléfono, en departamentos u hoteles, y con soporte técnico digital. Es decir, tienen sus propias páginas web. Pero siguen siendo sometidas en muchos casos al acoso y a la violencia de los proxenetas. Y le mienten cuando, antes de que se concreten los allanamientos, alguien levanta un teléfono y avisa lo que está por suceder. Y le mienten... Y tal vez Susana Trimarco sabe que le mienten. Pero mientras tanto, avanza. Ya se sentó a la izquierda de Cristina. Y aunque muchos lo niegan, es probable que se esté probando el traje para asumir como miembro del Consejo de la Magistratura. Da la sensación de que la Presidenta la quiere para elegir a los próximos jueces del país. Los mismos que pueden llegar a condenar a quienes le llenaron los oídos de mentiras.
El fallo que absolvió a los acusados de haber secuestrado a Marita Verón fue un tsunami. Y fue el mismo Alperovich quien le dio la suma del poder a Trimarco. Para tratar de parar con la mano la inundación, le entregó en bandeja la cabeza del entonces ministro de Seguridad, Mario López Herrera. Y de eso no se vuelve. Alperovich vio que a su desgastado esquema para brindar una inexistente seguridad a los tucumanos no podía sumarle tener a la mujer más nombrada en la lucha contra la trata de personas como enemiga. Pero, por más que el gobernador le haya tendido alfombra roja y le haya prometido a la madre de Marita que todo lo que ella pidiera se haría, a Trimarco le están mintiendo. Y de la peor forma.
El domingo a la noche los tucumanos se acostaron "horrorizados" por la denuncia de Jorge Lanata acerca de que, a metros de la flamante Legislatura, funcionaba un prostíbulo vip. Y las comillas del "horrorizados" tienen que ver con que nadie debería sorprenderse con la noticia. Toda persona que salga dos noches al mes a recorrer la ciudad puede sorprenderse con la existencia de ese lugar. Y de decenas de otros. Y estos locales necesitan de un permiso, emitido por la Municipalidad, y con la connivencia de un gran números de funcionarios, sobre todo policiales, que hacen la vista gorda, a cambio de pingües ganancias. Y esto también lo saben en la Justicia. Por eso, cada vez que hacen un allanamiento los fiscales y los jueces toman declaración a las mujeres a las que encuentran en cada local. Y todas, sin dudar, advierten que, semanalmente, hombres con uniforme azul pasan a cobrar por protección.
Entonces, si todos conocen dónde funcionan los prostíbulos, ¿por qué se otorgan los permisos? Según Luis Roberto Pons, abogado de Guido Ramos, el propietario del local allanado por Gendarmería el jueves, el sitio era un "café concert". Allí, tal como advirtió Carlos Garmendia, letrado de la fundación María de los Ángeles, se arreglaban pases entre los clientes y las "coperas". ¿Nadie sabía de esto? ¿O muchos sabían y se hacían los desentendidos? ¿O creían que los pases eran para subir al colectivo?
Los prostíbulos de Tucumán funcionan bajo la denominación ficticia de bar o wiskería. Y no son nada de eso. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Y los permiten. Y subsisten. Pero a Trimarco, además, le mienten con la cantidad de trabajo que se hace contra la trata. Hoy, el porcentaje de mujeres que ejercen la prostitución en prostíbulos es mínimo. La gran mayoría trabaja sólo por teléfono, en departamentos u hoteles, y con soporte técnico digital. Es decir, tienen sus propias páginas web. Pero siguen siendo sometidas en muchos casos al acoso y a la violencia de los proxenetas. Y le mienten cuando, antes de que se concreten los allanamientos, alguien levanta un teléfono y avisa lo que está por suceder. Y le mienten... Y tal vez Susana Trimarco sabe que le mienten. Pero mientras tanto, avanza. Ya se sentó a la izquierda de Cristina. Y aunque muchos lo niegan, es probable que se esté probando el traje para asumir como miembro del Consejo de la Magistratura. Da la sensación de que la Presidenta la quiere para elegir a los próximos jueces del país. Los mismos que pueden llegar a condenar a quienes le llenaron los oídos de mentiras.
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