"No nos maten, por favor", fue lo último que escuchó de los Rondoletto

"No nos maten, por favor", fue lo último que escuchó de los Rondoletto

Empezaron a declarar los testigos del secuestro de una familia casi completa, incluso una embarazada.

LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO LA GACETA / INES QUINTEROS ORIO
13 Junio 2013
Eustaquio Gramajo presenció el secuestro de cinco miembros de la familia Rondoletto, entre los que estaba una embarazada de cuatro meses. Hoy declara ante el Tribunal Oral Federal de Tucumán, ante el cual se juzga a 41 personas, entre ellos ex gendarmes, ex policías, ex militares, un civil y un sacerdote.

La familia Rondoletto fue secuestrada de su domicilio en San Miguel de Tucumán el 2 de noviembre de 1976. Ese mismo día se produjo el secuestro de Mori Sánchez, Eduardo Ramos y Alicia Cerrota y Aída Villegas.

Después de Gramajo, declarará la periodista Marta Rondoletto, querellante en la causa desde 1984. Declarará por el secuestro y desaparición de su padre, el empresario gráfico Pedro Rondoletto (57 años) de su madre María Cenador (51), de sus hermanos Jorge (25, ingeniero) y Silvia (26, docente) y de su cuñada, Azucena Bermejo embarazada de cuatro meses (23 años, embarazada de cuatro meses).

Gramajo relata que era socio de don Pedro en una imprenta sobre la calle San Lorenzo al 1.600, y que -poco después de las 14- un grupo de encapuchados entró al negocio y se lo llevaron a la parte de atrás. "No nos maten, por favor", es lo último que escuchó de los Rondoletto, cuenta entre lágrimas.

Luego de llevarse a los cinco integrantes de la familia, los raptores saquearon el domicilio familiar y personal policial se apropió de vehículos de propiedad de la familia, según figura en la acusación.

En diciembre de 1976 fueron vistos por el testigo Juan Martín, en el centro clandestino de detención (CCD) que funcionaba en la Jefatura de Policía. Posteriormente fueron trasladados al CCD que funcionaba en la Compañía de Arsenales Miguel de Azcuénaga, donde sufrieron torturas.

Según la reconstrucción de los hechos que pudo hacer la querella, en algún moento entre marzo y mayo de 1977, Pedro Rondoletto y Jorge Osvaldo Rondoletto fueron fusilados en el CCD Arsenales por el coronel Mario Caffarena (ya fallecido) y el primer alférez Celso Barraza (imputado en esta causa) en presencia del gendarme Antonio Cruz. Luego sus cadáveres fueron tirados a un pozo e incinerados.

María Cenador de Rondoletto, Silvia Margarita Rondoletto, Azucena Bermejo de Rondoletto y el bebé que esperaba (que habría nacido en cautiverio) continúan desaparecidos.

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