06 Junio 2013
BLINDADO. La policía custodia los accesos a la cancha de Independiente de los hinchas que fueron a alentar a a la "lepra". FOTO DE MARCELO RUIZ (ESPECIAL PARA LA GACETA)
MENDOZA, (Nicolás Iriarte, enviado especial de LG Deportiva).- Poco más de un año había pasado desde el último conflicto entre la barrabrava de Independiente Rivadavia y el plantel mendocino. Un extraño récord en este violento fútbol argentino que deja episodios casi fin de semana por medio. El viernes pasado, los futbolistas de la "lepra" la pasaron muy mal...
Aquella salvaje agresión de 100 violentos que entraron al estadio "Bautista Gargantini" -el mismo que alojó el partido de ayer ante Atlético- al ritmo de bombas molotov, piedrazos a los autos, culminó en una arremetida al vestuario y golpes a los jugadores. Eso motivó la suspensión y reprogramación del encuentro con el "decano". Diego Caballero, uno de los jugadores más lastimados en el ataque, advirtió horas después sobre un antecedente inmediato a la agresión del viernes. "Tuvimos un inconveniente en Olimpo, pero pensé que había quedado ahí, que era algo de un partido", dijo el delantero en un programa de TyC Sports.
Ese inconveniente fue una visita nada deseada de los barras al hotel donde se alojaba la "lepra", luego de que el equipo de Claudio Del Bosco cayera 2-0 en Bahía Blanca, el lunes 27 de mayo. Un aviso difícil de dejar pasar.
Precisamente, el último incidente con los barras había sido a finales de 2011 en un entrenamiento, cuando estos ingresaron sorpresivamente a la tribuna popular (habitualmente cerrada en las prácticas) y, desde una posición inmejorable, descargaron su furia contra Cristian Fabbiani, según informó el matutino "Los Andes" en esa ocasión. El rumor, que corre de boca en boca en Mendoza, vincula el episodio del viernes a la decisión de Daniel Vila de permitir en su canal la emisión del programa "Periodismo Para Todos", conducido por Jorge Lanata, desde hace unas semanas. Las malas lenguas aseguran que eso habría molestado a algunos integrantes de la barra, por supuesto, con intereses diferentes aunque no pasa de eso: un rumor.
Lo que es oficial es que Vila y su hijo, Agustín, dejarán sus cargos en la comisión directiva del club tras el fatídico viernes que empieza a tener sus primeras consecuencias. La otra es que es muy probable que Independiente no vuelva a jugar un partido con público hasta la próxima temporada.
Hincha censurado
La "lepra" visitará a Patronato el próximo lunes y hasta ahora el partido se jugaría sin ninguna de las dos hinchadas, aunque el duelo se juegue en Paraná. De más está decir que ante Instituto, por la última fecha, en su estadio estará bloqueado para el público.
Hasta el plantel de Atlético se vio incluido dentro del operativo que implicó el episodio ya que en Mendoza fue custodiado por la Policía a todas partes y nadie quería que el lugar del ensayo del martes por la tarde trascendiera, (finalmente fue la cancha de Godoy Cruz) para evitar conflictos.
Ayer, la respuesta de los hinchas genuinos de la "lepra" fue parecida a los de Boca, cuando hace unas semanas impidieron que su público ingresara en el partido ante Colón: se apostaron en los alrededores del estadio.
Detrás de la cabecera norte (en el Monumental sería la calle Bolivia) y convocados por las redes sociales bajo el lema "nunca jugarás en silencio", 1.500 "leprosos" alentaron mientras el partido se desarrollaba, dándole sonido a un duelo donde se escuchaban desde las indicaciones hasta las quejas de los jugadores. Gran parte de los efectos que generó el episodio tiene razón de ser. El fútbol sufre, su gente también. El deseo de disfrutar el show con alegría suena a imposible. ¿Hasta cuándo?
Aquella salvaje agresión de 100 violentos que entraron al estadio "Bautista Gargantini" -el mismo que alojó el partido de ayer ante Atlético- al ritmo de bombas molotov, piedrazos a los autos, culminó en una arremetida al vestuario y golpes a los jugadores. Eso motivó la suspensión y reprogramación del encuentro con el "decano". Diego Caballero, uno de los jugadores más lastimados en el ataque, advirtió horas después sobre un antecedente inmediato a la agresión del viernes. "Tuvimos un inconveniente en Olimpo, pero pensé que había quedado ahí, que era algo de un partido", dijo el delantero en un programa de TyC Sports.
Ese inconveniente fue una visita nada deseada de los barras al hotel donde se alojaba la "lepra", luego de que el equipo de Claudio Del Bosco cayera 2-0 en Bahía Blanca, el lunes 27 de mayo. Un aviso difícil de dejar pasar.
Precisamente, el último incidente con los barras había sido a finales de 2011 en un entrenamiento, cuando estos ingresaron sorpresivamente a la tribuna popular (habitualmente cerrada en las prácticas) y, desde una posición inmejorable, descargaron su furia contra Cristian Fabbiani, según informó el matutino "Los Andes" en esa ocasión. El rumor, que corre de boca en boca en Mendoza, vincula el episodio del viernes a la decisión de Daniel Vila de permitir en su canal la emisión del programa "Periodismo Para Todos", conducido por Jorge Lanata, desde hace unas semanas. Las malas lenguas aseguran que eso habría molestado a algunos integrantes de la barra, por supuesto, con intereses diferentes aunque no pasa de eso: un rumor.
Lo que es oficial es que Vila y su hijo, Agustín, dejarán sus cargos en la comisión directiva del club tras el fatídico viernes que empieza a tener sus primeras consecuencias. La otra es que es muy probable que Independiente no vuelva a jugar un partido con público hasta la próxima temporada.
Hincha censurado
La "lepra" visitará a Patronato el próximo lunes y hasta ahora el partido se jugaría sin ninguna de las dos hinchadas, aunque el duelo se juegue en Paraná. De más está decir que ante Instituto, por la última fecha, en su estadio estará bloqueado para el público.
Hasta el plantel de Atlético se vio incluido dentro del operativo que implicó el episodio ya que en Mendoza fue custodiado por la Policía a todas partes y nadie quería que el lugar del ensayo del martes por la tarde trascendiera, (finalmente fue la cancha de Godoy Cruz) para evitar conflictos.
Ayer, la respuesta de los hinchas genuinos de la "lepra" fue parecida a los de Boca, cuando hace unas semanas impidieron que su público ingresara en el partido ante Colón: se apostaron en los alrededores del estadio.
Detrás de la cabecera norte (en el Monumental sería la calle Bolivia) y convocados por las redes sociales bajo el lema "nunca jugarás en silencio", 1.500 "leprosos" alentaron mientras el partido se desarrollaba, dándole sonido a un duelo donde se escuchaban desde las indicaciones hasta las quejas de los jugadores. Gran parte de los efectos que generó el episodio tiene razón de ser. El fútbol sufre, su gente también. El deseo de disfrutar el show con alegría suena a imposible. ¿Hasta cuándo?
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