La Presidenta provocó al bonaerense y sometió a dura prueba su calidad de tiempista

La Presidenta provocó al bonaerense y sometió a dura prueba su calidad de tiempista

BUENOS AIRES.- Ahora, depende de Daniel Scioli. Ya no tiene más lugar el gobernador bonaerense para hacerse el distraído, después de la filípica que pareció haberle pegado la mismísima Presidenta de la Nación, mientras las entrenadas cámaras de la televisión lo enfocaban junto a su contrapartida, el intendente de Lomas de Zamora, 16 veces nombrado en alabanza por Cristina Fernández.
¿Sabrá Scioli cuánto se deterioraba su imagen cada vez que ponchaban su cara de sorpresa? ¿Se habrá dado cuenta que era el blanco predilecto de los palos presidenciales? Sin nombrar a nadie, la Presidenta, sin embargo, fue más que explícita. ¿Quién tiene "un millón de amigos" y queda "bien con todos"? ¿Quién no podría negociar con las corporaciones? ¿A quién no le "pegan" los medios? ¿Quién zafa cuando "se habla de la seguridad y se apunta a un solo lado y no adónde no se tiene la responsabilidad"?
¿De quién dijo que estaba "cansada" que "algunos se hagan los idiotas o me tomen a mí por idiota"?

Los apuntados

¿Quiénes son esos "dirigentes intocables"? ¿Scioli, Mauricio Macri, Sergio Massa, quizás?
Del Jefe de Gobierno porteño se sabe que la Presidenta sueña con tenerlo como rival, con lo cual a Macri mal no le viene que se piense en él a la hora de anotarlo como receptor de las críticas, ya que eso fideliza más a probables votantes.
Y con respecto al intendente de Tigre, también gaseoso en estos días para definirse, Cristina lo deja como beneficiario de un eventual declive del gobernador, con lo cual es malo para él, si se llegara a pensar que todo se trata de una estrategia en común con la jefa de Estado. Una gran jugada a dos bandas. En cuanto al gobernador Scioli o habla en privado con la Presidenta y le pide explicaciones o se sigue aguantando que todo el mundo crea que Cristina lo puso a él en la picota y pasa a ser parte de la categoría timorato incorregible.
Con tan punzante discurso presidencial, su calidad de tiempista ha sido sometida a la más dura prueba.

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