Por Indalecio Francisco Sanchez
30 Mayo 2013
El fiscal amigo del comisario desplazado de un cargo clave. Varios otros popes policiales relegados. Viejas rencillas entre fiscales y jefes de la fuerza. Estos ingredientes se suman a un condimento fundamental, que tiene que ver con los hechos de inseguridad que involucran a policías y que salieron a la luz estos últimos meses: las modificaciones en el Ministerio de Seguridad. Una porción grande de la Policía no simpatiza ni con el ministro Jorge Gassenbauer ni con el secretario de Seguridad, Paul Hofer. Por eso ahora -de lo contrario hubiera estallado antes- los fiscales que simpatizan con jefes policiales que no simpatizan con los funcionarios de la Casa de Gobierno "se enteran" e investigan a policías. Y los fiscales con buen diálogo con los funcionarios del PE y con peleas históricas con comisarios varios sienten que tienen más apoyo político para investigarlos. En medio de ese juego de intereses cruzados y de cambios de "reglas", varios policías corruptos están cayendo en desgracia. Estas rencillas, ni por cerca, explican el alza de la inseguridad ni la ola de asaltos y robos diversos que alteran los nervios en Tucumán. Pero las consecuencias de esta pelea entre funcionarios, fiscales y policías dejan peligrosos interrogantes: ¿quién protege/ía a los policías corruptos? ¿Saben/ían los integrantes del Poder Judicial sobre este tipo de actividades? ¿Qué hace/ía el poder político? ¿Cómo se mueve/ía la Policía?
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