30 Mayo 2013
Es más importante que el dinero. Sin ella no se puede vivir ni disfrutar lo poco o mucho que se tiene, tanto en lo afectivo como en lo material. La buena salud es como el agua, nos permite trabajar, emprender desafíos, gozar de la de la vida e incluso de la vejez. Su principal enemiga es la enfermedad. Para protegerse de ella y tener una cobertura social se inventaron los sistemas de salud que en nuestro caso, están conformados por el beneficiario (el ciudadano), los prestadores (médicos, bioquímicos, farmacéuticos, hospitales, clínicas, etcétera), los intermediarios (obras sociales) y el Estado que debe controlar que el circuito funcione adecuadamente, haciendo cumplir las normativas. La buena suerte de un usuario dependerá de la obra social a la que esté afiliado y suele ocurrir también que la burocracia o la desconsideración con el afiliado, le genera desde un aumento de presión, hasta la amargura, la bronca, la impotencia y una sensación de injusticia.
En nuestra edición de ayer, dedicamos un amplio espacio a los importantes avances terapéuticos en la esclerosis múltiple (EM). También recordamos el padecimiento que sobrellevan desde hace año un joven de 20 años que tiene ese mal y su familia porque la obra social no le brinda la cobertura integral. "Ya hace un año que interpusimos el último recurso de amparo, y el Subsidio sigue haciendo lo que quiere. Se burlan de nosotros, y juegan con algo tan delicado como la vida humana. Hace ocho años de la primera de las sentencias favorables que logramos. Gracias a ellas, hoy Carlitos está mejor: lo trasladan a Buenos Aires, donde lo atienden y conseguimos la medicación: cuesta $32.000 por mes", dijo la madre. Pero la lucha prosigue porque debieron presentar otro recurso judicial, ya que desde hace cinco meses los terapeutas del joven (kinesiólogo, la psicóloga, el fonoaudiólogo y el terapista ocupacional) no logran percibir sus honorarios. Un médico especialista en esta enfermedad dijo que las obras sociales que "se niegan a brindar las prestaciones, no tienen excusas: lo que ellas 'gasten' en los pacientes les es reintegrado por el Fondo de Redistribución Nacional".
La Ley 24.901 de Discapacidad en su artículo 2 prescribe: "Las obras sociales (...) tendrán a su cargo con carácter obligatorio la cobertura total de las prestaciones básicas enunciadas en la presente ley, que necesiten las personas con discapacidad afiliadas a las mismas".
En 2011, durante una reunión en nuestra ciudad de un equipo interdisciplinario de la Superintendencia de Servicios de Salud se divulgó un informe de ese organismo que indicaba que el 50% de las personas con discapacidad accedía a los servicios de obras sociales o de medicina privada y entre el 30% y el 40% acudía al sistema público de salud. No obstante, casi el 40% de las personas con discapacidad no accedía a un tratamiento específico o a servicios de rehabilitación.
Se supone que el Subsidio de Salud que es la obra social del Estado con alrededor de 300.000 afiliados, la más grande de Tucumán, debería dar el ejemplo en todo sentido. Con mucha frecuencia, sus beneficiarios padecen además una burocracia cruel y deben perder varias horas para sacar un recetario, autorizar estudios u otras prestaciones.
Los sistemas de salud deben tener siempre como eje fundamental a la persona, si se pierde de vista este principio se vuelve inhumano.
En nuestra edición de ayer, dedicamos un amplio espacio a los importantes avances terapéuticos en la esclerosis múltiple (EM). También recordamos el padecimiento que sobrellevan desde hace año un joven de 20 años que tiene ese mal y su familia porque la obra social no le brinda la cobertura integral. "Ya hace un año que interpusimos el último recurso de amparo, y el Subsidio sigue haciendo lo que quiere. Se burlan de nosotros, y juegan con algo tan delicado como la vida humana. Hace ocho años de la primera de las sentencias favorables que logramos. Gracias a ellas, hoy Carlitos está mejor: lo trasladan a Buenos Aires, donde lo atienden y conseguimos la medicación: cuesta $32.000 por mes", dijo la madre. Pero la lucha prosigue porque debieron presentar otro recurso judicial, ya que desde hace cinco meses los terapeutas del joven (kinesiólogo, la psicóloga, el fonoaudiólogo y el terapista ocupacional) no logran percibir sus honorarios. Un médico especialista en esta enfermedad dijo que las obras sociales que "se niegan a brindar las prestaciones, no tienen excusas: lo que ellas 'gasten' en los pacientes les es reintegrado por el Fondo de Redistribución Nacional".
La Ley 24.901 de Discapacidad en su artículo 2 prescribe: "Las obras sociales (...) tendrán a su cargo con carácter obligatorio la cobertura total de las prestaciones básicas enunciadas en la presente ley, que necesiten las personas con discapacidad afiliadas a las mismas".
En 2011, durante una reunión en nuestra ciudad de un equipo interdisciplinario de la Superintendencia de Servicios de Salud se divulgó un informe de ese organismo que indicaba que el 50% de las personas con discapacidad accedía a los servicios de obras sociales o de medicina privada y entre el 30% y el 40% acudía al sistema público de salud. No obstante, casi el 40% de las personas con discapacidad no accedía a un tratamiento específico o a servicios de rehabilitación.
Se supone que el Subsidio de Salud que es la obra social del Estado con alrededor de 300.000 afiliados, la más grande de Tucumán, debería dar el ejemplo en todo sentido. Con mucha frecuencia, sus beneficiarios padecen además una burocracia cruel y deben perder varias horas para sacar un recetario, autorizar estudios u otras prestaciones.
Los sistemas de salud deben tener siempre como eje fundamental a la persona, si se pierde de vista este principio se vuelve inhumano.