Por Carlos Páez de la Torre H
27 Mayo 2013
El 20 de junio de 1935, el ex gobernador doctor Ernesto Padilla (1873-1951) escribió al veterano profesor José R. Fierro (1858-1943), una larga carta de felicitación por su conferencia "Bailes históricos del siglo pasado", cuya versión le había llegado.
"¡Qué bien hace en recordar los hechos del pasado tucumano!", le decía. Y reiteraba, "como exigencia de todos los que lo queremos", que "continúe en la tarea y hable a los que vienen de las buenas cosas que pasaron, de las buenas gentes que se han ido habiendo prestado a Tucumán servicios que no deben olvidarse".
Añadía Padilla: "Yo no comparto el concepto de dar solemnidad a la historia, a la que usted trata con tan singular preferencia. Un historiador es personaje de levita y galera, prendas que sólo salen a luz en días patrios, en casamientos lujosos".
En cambio, "saco y chambergo permiten trabajo más libre, lejos de la obsesión de citas y compulsas; permiten la crónica sesuda y vigorosa que recoge la información oral, auténticamente, autorizadamente, sin perjuicio de que pueda ser sometida al crisol del examen a la luz de todos los hechos recogidos, que, a veces, resultan con explicación distinta de la que les atribuyen los contemporáneos".
Padilla -que escribía desde Buenos Aires- al final de la carta quería hacerle "varios encargos" llenos de añoranza. Los enumeraba: "Salude al cerro, en la tarde luminosa o en la mañana limpia; salude a la primera flor de lapacho que vea aparecer. Como están ya cerca los azahares, prepáreles desde ya el recuerdo especial, de este envidioso de usted en Tucumán".
"¡Qué bien hace en recordar los hechos del pasado tucumano!", le decía. Y reiteraba, "como exigencia de todos los que lo queremos", que "continúe en la tarea y hable a los que vienen de las buenas cosas que pasaron, de las buenas gentes que se han ido habiendo prestado a Tucumán servicios que no deben olvidarse".
Añadía Padilla: "Yo no comparto el concepto de dar solemnidad a la historia, a la que usted trata con tan singular preferencia. Un historiador es personaje de levita y galera, prendas que sólo salen a luz en días patrios, en casamientos lujosos".
En cambio, "saco y chambergo permiten trabajo más libre, lejos de la obsesión de citas y compulsas; permiten la crónica sesuda y vigorosa que recoge la información oral, auténticamente, autorizadamente, sin perjuicio de que pueda ser sometida al crisol del examen a la luz de todos los hechos recogidos, que, a veces, resultan con explicación distinta de la que les atribuyen los contemporáneos".
Padilla -que escribía desde Buenos Aires- al final de la carta quería hacerle "varios encargos" llenos de añoranza. Los enumeraba: "Salude al cerro, en la tarde luminosa o en la mañana limpia; salude a la primera flor de lapacho que vea aparecer. Como están ya cerca los azahares, prepáreles desde ya el recuerdo especial, de este envidioso de usted en Tucumán".