22 Mayo 2013
DESPARRAMO. Los perros olfatean y abren las bolsas, mientras que los carreros buscan algo para aprovechar en los montículos de cada cuadra. LA GACETA / FOTOS DE INES QUINTEROS ORIO
En la esquina bandeña de Las Heras y Martín Fierro, dos vecinas conversan a media mañana. Es una charla informal de dos mujeres que se preparan para enfrentar la rutina doméstica de hacer las compras y cocinar. Una de ellas todavía está en pantuflas. "Esto antes se llamaba ciudad de La Banda, ahora es 'suciedad' de La Banda", dice sin vueltas Ángela. Cuando escucha esto, Rosario López se ríe y asiente. "La verdad es que es un problema", ratifica.
A esa hora los montículos de bolsas se amontonan en las esquinas. Ellas explican que bien temprano pasan los recolectores juntando los residuos para que luego el camión los lleve. Eso sí, si antes los carreros y los perros no se ocupan de desparramarlos. Francisca Naomovich revolea los ojos cuando le preguntan sobre la basura. "Cerca de mi casa pasa un canal que es un vaciadero, directamente", cuenta. Ella se refiere a un canal angosto que cruza el barrio San Ramón y que tiene en los márgenes casas muy precarias, explica Ramón Isa, dueño de un drugstore que se encuentra a metros de ese canal. Como suele suceder con estos cursos de agua en Tucumán, se convierten en un gran vaciadero.
Además de los naturales accidentes geográficos, La Banda puede jactarse de contar en cada cuadra con esqueléticos ríos que provienen de pérdidas cloacales. El sol comienza a calentar la mañana y a las 10 el inconfundible olor a aguas servidas sobrevuela las calles de tierra. "Son de las redes troncales. La Banda casi no tiene cloacas, la mayoría son pozos. También hay muchas conexiones clandestinas que los vecinos unen a los desagües pluviales", afirma Alejandro Khoder, secretario de Obras y Servicios Públicos y sobrino del intendente, Zacarías Khoder. Esta sería una de las razones por las que la ciudad 'hace agua' por todas partes. Además, el secretario reconoció que el 70% de las cañerías son de comento y muy viejas.
Este municipio cercano a la capital y con cerca de 100.000 habitantes (según datos de la Municipalidad) no esconde su problema de basura. Las gigantografías con leyendas como "¡Alto, no ensucie la ciudad!" y "¡Mantenga la ciudad limpia!" se distribuyen por distintas esquinas y en la entrada de la ciudad. Ana María Roch tiene puestos unos guantes de plástico transparentes. Alguien tiró una bolsa de pañales usados en la puerta de su casa, así que además de barrer y juntar la hojas esa mañana debe recoger una decena de 'regalitos'. "La gente es roñosa. Siempre hay basura y la recolección no es muy buena", confiesa. Podría estar indignada, pero no, ella mantiene su sonrisa mientras mete uno a uno los pañales en la bolsa.
Una tarea insalubre
Después de un par de vueltas aparece el camión recolector. Son más de las 11 de la mañana y cruza la avenida Santo Cristo para entrar al barrio de ese nombre. Frena y bajan acelerados dos jóvenes que en automático agarran bolsas y las tiran en el compartimento trasero del camión.
No están dispuestos a dar muchas explicaciones. Cuentan que entran a las 7 de la mañana y que no tienen horario de salida. Si se apuran dicen que hasta las cinco de la tarde pueden recoger la basura de todo el municipio. "Eso, sin comer ni tomar nada", explican. Algunas veces sale un vecino y le ofrece un vaso con agua o algo para picar. Sólo uno de ellos tiene uniforme y guantes. El otro -explica que ingresó hace poco- agarra las bolsas con las manos sin protección y está vestido con un jogging.
El que maneja se baja para ver por qué se han detenido a conversar. No quiere problemas. Él conduce el único camión compactador que presta servicio en el municipio. Si la basura es mucha -cuenta- se alquilan dos camiones comunes. En esas ocasiones, cinco empleados corren para juntar las bolsas y dos van encima del camión. Por esa tarea cobran $3.300 pesos. Trabajan de lunes a viernes y, a veces, un día del fin de semana.
Khoder explicó que son dos empresas las que hacen la recolección de residuos domiciliaria: Servicios y Construcciones La Banda y Servimac. "No nos consta que los empleados trabajen en negro. No creo que las empresas se arriesguen a hacer eso", añadió. El barrido de calles y la recolección de escombros y ramas depende del municipio.
La razón por la que dos empresas se encargan de los residuos domiciliarios -indicó el secretario- es evitar el monopolio. Pero las cifras no coinciden: mientras que los que trabajan dicen que solo hay un camión compactador, Khoder dijo que son cuatro y varios camiones que recorren los asentamientos, donde el compactador no entra. "La Banda es el segundo municipio que más basura genera después de San Miguel de Tucumán", explica. Pero ni siquiera dos empresas pueden resolver el problema bandeño.
A esa hora los montículos de bolsas se amontonan en las esquinas. Ellas explican que bien temprano pasan los recolectores juntando los residuos para que luego el camión los lleve. Eso sí, si antes los carreros y los perros no se ocupan de desparramarlos. Francisca Naomovich revolea los ojos cuando le preguntan sobre la basura. "Cerca de mi casa pasa un canal que es un vaciadero, directamente", cuenta. Ella se refiere a un canal angosto que cruza el barrio San Ramón y que tiene en los márgenes casas muy precarias, explica Ramón Isa, dueño de un drugstore que se encuentra a metros de ese canal. Como suele suceder con estos cursos de agua en Tucumán, se convierten en un gran vaciadero.
Además de los naturales accidentes geográficos, La Banda puede jactarse de contar en cada cuadra con esqueléticos ríos que provienen de pérdidas cloacales. El sol comienza a calentar la mañana y a las 10 el inconfundible olor a aguas servidas sobrevuela las calles de tierra. "Son de las redes troncales. La Banda casi no tiene cloacas, la mayoría son pozos. También hay muchas conexiones clandestinas que los vecinos unen a los desagües pluviales", afirma Alejandro Khoder, secretario de Obras y Servicios Públicos y sobrino del intendente, Zacarías Khoder. Esta sería una de las razones por las que la ciudad 'hace agua' por todas partes. Además, el secretario reconoció que el 70% de las cañerías son de comento y muy viejas.
Este municipio cercano a la capital y con cerca de 100.000 habitantes (según datos de la Municipalidad) no esconde su problema de basura. Las gigantografías con leyendas como "¡Alto, no ensucie la ciudad!" y "¡Mantenga la ciudad limpia!" se distribuyen por distintas esquinas y en la entrada de la ciudad. Ana María Roch tiene puestos unos guantes de plástico transparentes. Alguien tiró una bolsa de pañales usados en la puerta de su casa, así que además de barrer y juntar la hojas esa mañana debe recoger una decena de 'regalitos'. "La gente es roñosa. Siempre hay basura y la recolección no es muy buena", confiesa. Podría estar indignada, pero no, ella mantiene su sonrisa mientras mete uno a uno los pañales en la bolsa.
Una tarea insalubre
Después de un par de vueltas aparece el camión recolector. Son más de las 11 de la mañana y cruza la avenida Santo Cristo para entrar al barrio de ese nombre. Frena y bajan acelerados dos jóvenes que en automático agarran bolsas y las tiran en el compartimento trasero del camión.
No están dispuestos a dar muchas explicaciones. Cuentan que entran a las 7 de la mañana y que no tienen horario de salida. Si se apuran dicen que hasta las cinco de la tarde pueden recoger la basura de todo el municipio. "Eso, sin comer ni tomar nada", explican. Algunas veces sale un vecino y le ofrece un vaso con agua o algo para picar. Sólo uno de ellos tiene uniforme y guantes. El otro -explica que ingresó hace poco- agarra las bolsas con las manos sin protección y está vestido con un jogging.
El que maneja se baja para ver por qué se han detenido a conversar. No quiere problemas. Él conduce el único camión compactador que presta servicio en el municipio. Si la basura es mucha -cuenta- se alquilan dos camiones comunes. En esas ocasiones, cinco empleados corren para juntar las bolsas y dos van encima del camión. Por esa tarea cobran $3.300 pesos. Trabajan de lunes a viernes y, a veces, un día del fin de semana.
Khoder explicó que son dos empresas las que hacen la recolección de residuos domiciliaria: Servicios y Construcciones La Banda y Servimac. "No nos consta que los empleados trabajen en negro. No creo que las empresas se arriesguen a hacer eso", añadió. El barrido de calles y la recolección de escombros y ramas depende del municipio.
La razón por la que dos empresas se encargan de los residuos domiciliarios -indicó el secretario- es evitar el monopolio. Pero las cifras no coinciden: mientras que los que trabajan dicen que solo hay un camión compactador, Khoder dijo que son cuatro y varios camiones que recorren los asentamientos, donde el compactador no entra. "La Banda es el segundo municipio que más basura genera después de San Miguel de Tucumán", explica. Pero ni siquiera dos empresas pueden resolver el problema bandeño.