Por Gustavo Martinelli
21 Mayo 2013
¿Puede la política convivir con la ética? ¿Existe conducta moral entre nuestros políticos? Si uno se lleva por las crecientes denuncias de corrupción ventiladas por los medios, las respuestas son -obviamente- negativas. Sin embargo, en este tema, no se puede dar una respuesta contundente. Desde el punto de vista práctico, hay palabras, conceptos e ideas particularmente desaconsejadas para el discurso político. Una de ellas es la ética. Y no porque el estamento público -representantes y gestores- sea un compendio de sujetos bajo sospecha. No. Ocurre, sencillamente y como todo el mundo sabe, que el oficio de la política es una mixtura de generosidad y pillerías en partes desiguales. A tal punto que resultaría prodigioso hallar a un político que no haya pecado de amiguismo u otras debilidades más o menos graves. De ahí que apelar a la ética resulte políticamente tan arriesgado como jugar con fuego.
Sin embargo es posible acercar algunas posiciones. Para empezar, habría que diferenciar la política de los hombres que la ejercen: los políticos. La política es la actividad humana que tiene como objetivo dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad. Por lo tanto, lleva implícita la ética desde el instante mismo de su definición: su realización tiende al bienestar del pueblo. El político, en cambio es la persona que se dedica a realizar actividades políticas; es decir, todo lo que representa la adquisición, el mantenimiento y la gestión del poder. Y es aquí donde todo se complica. Hace tiempo que los políticos (hay excepciones, por supuesto) cargan sobre sus espaldas la idea de que trabajar por el bienestar de todos es ya una utopía. Fíjese usted, lector, lo que dicen algunos pensadores ilustres.
- La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados (Groucho Marx, 1890-1977, actor estadounidense).
-La guerra es el arte de destruir a los hombres, la política, el arte de engañarlos. (Parménides de Elea, 530-515 a. C, filósofo griego).
- Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral(Sir Francis Bacon, 1561-1626, filósofo y estadista británico).
- Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer imposible aquello que es posible (Bertrand Russell, 1872-1970, filósofo, matemático y escritor británico).
- La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación (Robert Louis Stevenson, 1850-1894, escritor británico).
Como se ve, para algunos el político es un bicho extraño, que casi siempre se conduce sin ética. Pero la realidad es bastante distinta. Si bien en estos últimos meses nuestros dirigentes han hecho lo posible para tratar de hacer realidad todo aquello que se dice de ellos (las últimas denuncias de Jorge Lanata sobre los presuntos negociados de Amado Boudou con plata del Estado es sólo un minúsculo ejemplo), lo cierto es que la democracia sigue siendo el mejor ámbito para debatir lo que nos pasa. Según el filósofo español Fernando Savater, la política tiene que ver con los valores humanos, pero ante los trastornos políticos y sociales no basta decir que hace falta más ética. "Si a un ministro se le da plata para hacer un colegio y se gasta el dinero en fiestas, él podrá tener un problema moral, pero la sociedad tiene un problema político. Tenemos la tentación del mal porque somos humanos, pero el problema no es la corrupción; el problema es la impunidad", señala. Va siendo tiempo entonces que el pueblo sepa ver y diferenciar. Al fin y al cabo, el hombre es un animal político, a decir de Aristóteles.
Sin embargo es posible acercar algunas posiciones. Para empezar, habría que diferenciar la política de los hombres que la ejercen: los políticos. La política es la actividad humana que tiene como objetivo dirigir la acción del Estado en beneficio de la sociedad. Por lo tanto, lleva implícita la ética desde el instante mismo de su definición: su realización tiende al bienestar del pueblo. El político, en cambio es la persona que se dedica a realizar actividades políticas; es decir, todo lo que representa la adquisición, el mantenimiento y la gestión del poder. Y es aquí donde todo se complica. Hace tiempo que los políticos (hay excepciones, por supuesto) cargan sobre sus espaldas la idea de que trabajar por el bienestar de todos es ya una utopía. Fíjese usted, lector, lo que dicen algunos pensadores ilustres.
- La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados (Groucho Marx, 1890-1977, actor estadounidense).
-La guerra es el arte de destruir a los hombres, la política, el arte de engañarlos. (Parménides de Elea, 530-515 a. C, filósofo griego).
- Es muy difícil hacer compatibles la política y la moral(Sir Francis Bacon, 1561-1626, filósofo y estadista británico).
- Los científicos se esfuerzan por hacer posible lo imposible. Los políticos por hacer imposible aquello que es posible (Bertrand Russell, 1872-1970, filósofo, matemático y escritor británico).
- La política es quizá la única profesión para la que no se considera necesaria ninguna preparación (Robert Louis Stevenson, 1850-1894, escritor británico).
Como se ve, para algunos el político es un bicho extraño, que casi siempre se conduce sin ética. Pero la realidad es bastante distinta. Si bien en estos últimos meses nuestros dirigentes han hecho lo posible para tratar de hacer realidad todo aquello que se dice de ellos (las últimas denuncias de Jorge Lanata sobre los presuntos negociados de Amado Boudou con plata del Estado es sólo un minúsculo ejemplo), lo cierto es que la democracia sigue siendo el mejor ámbito para debatir lo que nos pasa. Según el filósofo español Fernando Savater, la política tiene que ver con los valores humanos, pero ante los trastornos políticos y sociales no basta decir que hace falta más ética. "Si a un ministro se le da plata para hacer un colegio y se gasta el dinero en fiestas, él podrá tener un problema moral, pero la sociedad tiene un problema político. Tenemos la tentación del mal porque somos humanos, pero el problema no es la corrupción; el problema es la impunidad", señala. Va siendo tiempo entonces que el pueblo sepa ver y diferenciar. Al fin y al cabo, el hombre es un animal político, a decir de Aristóteles.
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