La oposición no cree en la palabra de la Presidenta

La oposición no cree en la palabra de la Presidenta

Según De Narvaéz y Moyano, Cristina irá por la re-reelección; mientras Aníbal afirma que ella vetará cualquier cambio

16 Mayo 2013

BUENOS AIRES.- La reforma judicial mantiene la polémica entre sectores oficialistas y opositores. En este caso, mientras el diputado de Unión Celeste y Blanco, Francisco de Narváez, advirtió que hay que leer "al revés" los dichos de la presidenta, Cristina Fernández, sobre que no impulsará una reforma de la Constitución nacional, el senador kirchnerista Aníbal Fernández consideró que la mandataria "va a vetar" cualquier eventual proyecto destinado a modificar la Carta Magna.

"Su palabra no vuelve atrás -apuntó el senador-. Suponga que nos agarra a todos un ataque de locura y presentamos por la nuestra un proyecto (para modificar la Constitución) y ese proyecto camina y, a los bifes, logramos sacarlo; la Presidenta lo va a vetar".

Por su lado, De Narváez consideró que la jefa de Estado "está pensando lo contrario" para buscar su re-reelección. Si no, la jefa de Estado diría: 'señores, quédense tranquilos, voy a cumplir hasta el final de mi mandato con la Constitución'. Yo no le creo a la Presidenta absolutamente nada de lo que dice; la leo al revés: está pensando cómo hacerlo", remarcó. Y puntualizó que hubiera sido más serio y creíble para la sociedad que diga "voy a cumplir con la Constitución", que su afirmación: "no la quiero modificar". "Uno ve todos los días un embate contra las libertades" por parte del Gobierno nacional, aseguró De Narváez, durante un reportaje radial.

En cambio, en declaraciones a una radio porteña, Aníbal Fernández hizo especial hincapié en que las expresiones de la Presidenta significan la clausura de todo intento desde el Poder Legislativo de buscar una reforma constitucional.

Con todas las letras

Al cerrar el martes unas jornadas en la Universidad Nacional de La Matanza, donde referentes oficialistas defendieron la reforma judicial, la mandataria aseguró: "lo digo con todas las letras, la Constitución debería ser modificada. Pero no voy a proponer ningún cambio. Le ha hablado a la sociedad; no soy su exégeta (pero) le ha hablado a la sociedad y yo tengo que interpretar cada letra de sus expresiones como fundidas, trabajadas a mano. No tiene forma de volver atrás", precisó.

Una tercera opinión salió al ruedo. El líder de la CGT opositora, Hugo Moyano, aseguró que tampoco le creyó a la Presidenta. "Sus palabras son parte de una maniobra del kirchnerismo para lograr votos en las elecciones de octubre y ratificar su mayoría en el Congreso", aseguró.

Al respecto, Moyano advirtió que si el Frente para la Victoria mantiene el número en el Parlamento buscará "avanzar con el avasallamiento de todos los derechos que permanentemente le quitan a los argentinos", y tratará de ir por un tercer mandato para la Presidenta.

"Es bastante poco creíble lo que dice (Cristina) y esto tiene mucho que ver con lo que pase en octubre, con las elecciones", insistió. (DyN)

ANALISIS

Cómo salir del nuevo despotismo que sustituyó al sistema federal de la Constitución

Aleardo F. Laría - DyN

BUENOS AIRES.- La Constitución Argentina adopta para su gobierno la forma representativa, republicana y federal. Las contribuciones que para atender los gastos del Estado impone el Congreso, son coparticipables. Una ley convenio, por acuerdos entre la Nación y las provincias, debió dictarse antes de 1996 para establecer el régimen de coparticipación, garantizando la automaticidad en la remisión de fondos. La distribución entre la Nación y las provincias, según la Constitución, debe ser equitativa y solidaria. Pero ese procedimiento no sólo no se aplica, sino que la práctica institucional dio lugar a un sistema de asignación arbitraria de recursos a las provincias, según el grado de alineamiento con el Ejecutivo. Se convirtió en el mecanismo de disciplinamiento de gobernadores, senadores y diputados nacionales. El apartamiento de las decisiones políticas del Gobierno central es castigado con el cierre del financiamiento, dando lugar así a un nuevo despotismo. La gravedad se evidenció con la sanción de las leyes que reforman el Consejo de la Magistratura. El crudo autoritarismo que gobierna al país impuso el castigo del látigo a gobernadores rebeldes, al punto que los convirtió en disciplinadas fierecillas de circo, que saltan obstáculos en cuanto oyen la voz potente de la domadora vestida de negro. Como ésta parece ser la etapa final del régimen autoritario, sería conveniente que los partidos políticos comenzaran a debatir un programa de reconstrucción institucional con temas estratégicos, como el nuevo sistema de coparticipación federal, entre otros.

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