En la esquina de casa está el nuevo Muziekgebouw, un espectacular edificio que alberga dos salas de concierto y que se acuesta sobre el río Ij, uno de los dos que forman el estuario donde se construyó Amsterdam. Allí cenarán los invitados especiales después de la coronación de Willem Alexander. Y dado del atentado contra la familia real holandesa de hace unos años y de las bombas de la maratón de Boston, los de seguridad se han desquiciado. Han sacado los buzones del correo, que usamos aunque el e-mail esté a la orden del día. También rompieron las cadenas con las que atamos nuestras bicicletas, a cuanto sitio se puedam para evitar robos -andamos en bicicleta todo el tiempo-, y se llevaron sin informar 600 del centro de la ciudad. Andar en auto es una locura, por las calles cortadas, y si vas a pie tienes que abrir tus bolsos para mostrar... ¡que no llevas una bomba! La vida cotidiana de esta ciudad, que es un pequeño pueblo (no lo que un argentino puede imaginarse por "la capital de un país"), se ha visto profundamente alterada.
El alivio del humor
A la gente se la ve cansada de esta historia. Los primeros y atrevidos comentarios empezaron a publicarse en los periódicos, y los chistes, en las viñetas que los acompañan; y la TV, por la noche, empezó a desgranar programas especiales -y menos especiales- sobre la familia real. Uno de los que tuvo más éxito estos últimos años fue "Kopspijkers" y fue un alivio poder reírse de nuevo de Beatriz, Máxima y Willem Alexander en chistes geniales y mordaces recopilados de los últimos años. Pues si Beatriz nos había metido miedo durante las primeras décadas de su reinado, esta última por fin saltaron a la TV muchos de los chistes que se decían en reuniones de amigos pero no en público: el chiste político, del que Argentina tiene una tradición televisiva, estaba prácticamente en sordina en Holanda. Desde el siglo XVIII hay documentos de sátiras en el teatro y en panfletos, y ahora circulan de nuevo libremente, aunque no sin problemas. El grupo de Teatro "Toetssteen" satirizaba a la reina Beatriz. "No se por qué no quiero a Willem Alexander en el trono. No es que lo considero incapaz o porque no quiero que el ansia de sangre del pueblo holandés se vuelva contra él", le hacían decir. Y en la misma obra ponían en boca de la ex reina Juliana: "Si no fuera que mi hija es reina, yo me haría republicana". Les suspendieron el subsidio. Seguramente, después de ver el programa satírico "Koefnoen kroningsspecial", con los mejores momentos más sketches nuevos de Paul Groot y Owen Schumacher, dos de los actores más talentosos de comedia en Holanda, más de uno gozó y apreció las ganas de dos actores que se las juegan. Sanne Wallis de Vries, que en "Kopspijkers" representó varios años el personaje de la Reina y que, dicen las malas lenguas, lo dejó de hacer por miedo, lo sabe.
Limpieza y decoración
Eso sí: nos limpiaron la vereda, la calle y nos cortaron el pastito primorosamente. No solo a nosotros, que vivimos en una calle por la que pasarán los invitados especiales; también la de la Facultad de Filosofía y Letras (aquí se llama "Facultad de las Ciencias del Espíritu" que suena más linda y más poética): está apenas unos 50 metros detrás del Palacio Real y, claro, también tiene que estar limpia tanto para periodistas que pululan por las calles (solo de la Argentina, hay 60 reporteros gráficos) como para los curiosos. Les está costando espantar a los borrachines que se juntan en las escaleras del supermercado ubicado en diagonal al Palacio, pero bueno, los turistas están encantados con tanta limpieza.
De vuelta al río
En el Muziekgebouw terminará el periplo por el río que, sorprendentemente y sin originalidad, copia el de la Reina Isabel de Inglaterra hace apenas dos meses, cuando celebró sus 75 años de reinado. Londres tiene una gran tradición de desfiles espectaculares sobre las aguas del Támesis. Händel compuso su "Water Music" (Música acuática) a pedido de George I que quería un concierto a orillas del río. Eso no existe en Amsterdam que, aunque está atravesada por el agua, se urbanizó de espaldas al río; este, como fuente de placer y solaz, se puso de moda hace unos pocos años.
Si el desfile por el río Ij en Amsterdam será tan majestuosamente celebrado es una pregunta que develaremos recién el martes. En Amsterdam, donde llueve tanto como en Londres, el tiempo puede no ayudar. Hace unas horas notamos desde los ventanales de casa un gran movimiento en el Muziekgebouw. Lo acaban de cubrir con una lona para que nadie pueda ver la fiesta desde la calle.
Bienvenidos a la Coronación. Nosotros, por de pronto, nos vamos a pasar unas semanas en Argentina.
EL CAMINO AL TRONO
Una beba regordeta
Máxima nació en la en la Clínica del Sol, de Recoleta, en Buenos Aires el 17 de mayo de 1971, como primogénita de Jorge Zorreguieta y María del Carmen Cerruti.
Primeros años
Creció en Barrio Norte y a los 4 años (como en la foto) fue al jardín de infantes. Allí conoció a Valeria Delger, Samanta Dean y Florencia Di Cocco, en quienes aún confía sus secretos.
En la escuela
Fue al Colegio Northlands, en Olivos. Nunca se llevó materias, pero siempre fue rebelde. Vivían en un departamento, pero los fines de semana solían visitar a los abuelos en Pergamino.
La adolescencia
Creció muy unida a su familia, tenía muchos amigos y le encantaban las fiestas. Era bastante desordenada. En el último año del colegio conoció a Cynthia Kaufmann: ella le presentaría a Guillermo.
La universidad
Estudió Economía en la UCA. Fue una alumna responsable, pero no de las mejores. No imaginaba que por amor sería capaz de renunciar a su profesión, que ejerció apenas cinco años.
La financista
Antes de recibirse había comenzado a trabajar: pasó por la financiera Mercado Abierto y el Bank Boston, pero ella decidió irse a Nueva York. Allí se reencontró con Cynthia, y su vida giró 180º.
De novia a reina en 14 años
Junto con Cynthia viajó a Sevilla en 1999 y conoció a Guillermo. Fue casi amor a primera vista. Tres meses después conoció a su suegra y la conquistó. Siguió trabajando, mientras aprendía holandés, en el Deutsche Bank de Bruselas. Y en 2002 llegó la boda. En dos días se transformará en la primera argentina reina.