21 Abril 2013
RISAS. Taro Aso (Japón) se ríe de un comentario de Lagarde. En el centro, el singapurés Shanmugaratnam. REUTERS
WASHINGTON.- La advertencia en contra de caer en la complacencia resonó ayer de nuevo al término del encuentro semianual del FMI en Washington, donde los países miembro saludaron avances en medidas contra la crisis que sigue cebándose sobre todo en la eurozona pero alertaron también de que ésta podría hacerse crónica.
"Tenemos que reconocer que la economía global sigue afrontando graves dificultades", advirtió el ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, en su alocución ante el Comité Monetario y Financiero Internacional al cierre de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. "Existe el riesgo de una crisis prolongada pese a todos nuestros esfuerzos en el G20 y en otros foros internacionales", insistió. Sus palabras resonaron en otros discursos del encuentro de ayer en Washington.
"Estos no son tiempos de complacencia", advirtió también el secretario del Tesoro norteamericano, Jacob Lew. Aunque los "vientos de cola" han precedido en los últimos tiempos, el crecimiento global "sigue siendo débil" y el desempleo "demasiado alto". Durante los encuentros del FMI en Washington, Europa y sus dificultades para salir de la crisis han centrado una vez más buena parte de las preocupaciones, con insistentes llamamientos a que los países de la moneda común adopten más medidas decisivas, sobre todo la tan reclamada unión bancaria, tema que resonó una y otra vez en boca de países miembros y directivos del Fondo los pasados días.
"Los recientes acontecimientos en Chipre subrayan la importancia de los esfuerzos hacia una unión bancaria completa", recordó una vez más Lew. Una demanda que ya había sonado en los pasillos y salas del FMI la víspera, durante el encuentro del G20 del que salió el mismo reclamo de forma unísona.
En una reunión del Fondo en la que la principal preocupación es la repetición de los problemas enumerados, es decir, la falta de capacidad política para actuar de forma decisiva con el fin de que la crisis no se prolongue, también otra crítica volvió a sonar con fuerza: la de la falta de implementación de la reforma de cuotas en el FMI que reclaman sobre todo las naciones emergentes como Brasil, motoras del tímido crecimiento mundial los últimos años pero que no ven reconocida su fuerza real en la distribución de poder en el organismo.
Según Mantega, la reforma del FMI podría incluso encontrarse en su "punto más bajo" por su incapacidad de implementar unas reformas aprobadas en 2010 y que ya han incumplido varios plazos, afirmó el ministro brasileño, quien señaló directamente a Estados Unidos y a Europa como responsables del fracaso. "Estados Unidos es incapaz, y Europa no está dispuesta tampoco, a implementar las reformas acordadas", advirtió. Antes, en declaraciones a periodistas, Mantega había bromeado con la advertencia del FMI de que el mundo ha pasado a moverse a tres velocidades afirmando que en lo que respecta a las cuotas, son incluso cuatro.
El tirón de orejas continuado no estuvo dirigido en el FMI sólo contra Europa. También se le llamó la atención a Japón y EEUU, a los que los demás miembros instaron a presentar planes de consolidación fiscal a medio plazo "creíbles". Los países emergentes sólo recibieron (como los latinoamericanos) la tarea de aprender a crecer por sí mismos, en vez de a costa de condiciones externas favorables que, tal como está la coyuntura, nadie se atreve ya a garantizar que continuarán en el futuro. (DPA)
"Tenemos que reconocer que la economía global sigue afrontando graves dificultades", advirtió el ministro brasileño de Finanzas, Guido Mantega, en su alocución ante el Comité Monetario y Financiero Internacional al cierre de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. "Existe el riesgo de una crisis prolongada pese a todos nuestros esfuerzos en el G20 y en otros foros internacionales", insistió. Sus palabras resonaron en otros discursos del encuentro de ayer en Washington.
"Estos no son tiempos de complacencia", advirtió también el secretario del Tesoro norteamericano, Jacob Lew. Aunque los "vientos de cola" han precedido en los últimos tiempos, el crecimiento global "sigue siendo débil" y el desempleo "demasiado alto". Durante los encuentros del FMI en Washington, Europa y sus dificultades para salir de la crisis han centrado una vez más buena parte de las preocupaciones, con insistentes llamamientos a que los países de la moneda común adopten más medidas decisivas, sobre todo la tan reclamada unión bancaria, tema que resonó una y otra vez en boca de países miembros y directivos del Fondo los pasados días.
"Los recientes acontecimientos en Chipre subrayan la importancia de los esfuerzos hacia una unión bancaria completa", recordó una vez más Lew. Una demanda que ya había sonado en los pasillos y salas del FMI la víspera, durante el encuentro del G20 del que salió el mismo reclamo de forma unísona.
En una reunión del Fondo en la que la principal preocupación es la repetición de los problemas enumerados, es decir, la falta de capacidad política para actuar de forma decisiva con el fin de que la crisis no se prolongue, también otra crítica volvió a sonar con fuerza: la de la falta de implementación de la reforma de cuotas en el FMI que reclaman sobre todo las naciones emergentes como Brasil, motoras del tímido crecimiento mundial los últimos años pero que no ven reconocida su fuerza real en la distribución de poder en el organismo.
Según Mantega, la reforma del FMI podría incluso encontrarse en su "punto más bajo" por su incapacidad de implementar unas reformas aprobadas en 2010 y que ya han incumplido varios plazos, afirmó el ministro brasileño, quien señaló directamente a Estados Unidos y a Europa como responsables del fracaso. "Estados Unidos es incapaz, y Europa no está dispuesta tampoco, a implementar las reformas acordadas", advirtió. Antes, en declaraciones a periodistas, Mantega había bromeado con la advertencia del FMI de que el mundo ha pasado a moverse a tres velocidades afirmando que en lo que respecta a las cuotas, son incluso cuatro.
El tirón de orejas continuado no estuvo dirigido en el FMI sólo contra Europa. También se le llamó la atención a Japón y EEUU, a los que los demás miembros instaron a presentar planes de consolidación fiscal a medio plazo "creíbles". Los países emergentes sólo recibieron (como los latinoamericanos) la tarea de aprender a crecer por sí mismos, en vez de a costa de condiciones externas favorables que, tal como está la coyuntura, nadie se atreve ya a garantizar que continuarán en el futuro. (DPA)