17 Abril 2013
La pretensión de un laboratorio de investigación genética ha desatado una polémica en Estados Unidos. La organización quiere patentar las secuencias de ADN humano que usa para desarrollar tratamientos contra el cáncer.
Pero si lo hace, otros investigadores independientes no podrían analizar el código genético usado por el laboratorio, ya que implicaría manipular propiedad privada. Aunque el ADN pertenezca a un paciente que no tiene ningún vínculo con la empresa.
La palabra final la tendrá la Corte Suprema de Justicia de EEUU, que esta semana comenzó a analizar el tema.
Inversiones
El laboratorio Myriad Genetics desarrolla pruebas a base de material genético para detectar mutaciones que podrían evolucionar en enfermedades mortales, como el cáncer de mama. El laboratorio sostiene que ha hecho una inversión multimillonaria (ascendería a 500 millones de dólares) en la creación de sus exámenes para diagnósticos, y que el otorgamiento de una patente para estas pruebas es la única manera de garantizar un retorno y más estímulo para la investigación.
Desde la otra vereda, los críticos de la medida sostienen que los genes del genoma humano -así como cualquier otra parte creada por la naturaleza- no pueden ser posesión exclusiva de una empresa privada.
Dos miradas
Myriad Genetics logró aislar ADN que contiene genes denominados BRCA1 y BRCA2 que, si portan mutaciones, pueden derivar en cáncer de mama o de ovarios.
"Myriad ha realizado una labor brillante, merecen muchos elogios y compensación", expresó Margaret Moon, pediatra especializada en bioética de la Universidad Johns Hopkins, de Maryland. "Estoy a favor de que su método sea patentado pero no es realista esperar que puedan patentar una parte del cuerpo humano -agregó-. Ellos pueden vender la prueba, la tecnología, pero lo que pide Myriad tiene que ver más con el dinero y menos con la terapia".
El doctor Jeffrey Kahn, profesor del Instituto de Bioética Berman de la Universidad Hopkins, dijo que no tenía problema con que una empresa patente material sintético, pero sí por aislar o haber descubierto algo que está en la naturaleza como una cadena genética. "Sería como darle la patente del hígado a la persona que por primera vez descubrió ese órgano -comentó Kahn-. Si una persona se idea un método para extraer oro, recibe la patente por ese método y no por el oro que se encuentra en la naturaleza".
Pero si lo hace, otros investigadores independientes no podrían analizar el código genético usado por el laboratorio, ya que implicaría manipular propiedad privada. Aunque el ADN pertenezca a un paciente que no tiene ningún vínculo con la empresa.
La palabra final la tendrá la Corte Suprema de Justicia de EEUU, que esta semana comenzó a analizar el tema.
Inversiones
El laboratorio Myriad Genetics desarrolla pruebas a base de material genético para detectar mutaciones que podrían evolucionar en enfermedades mortales, como el cáncer de mama. El laboratorio sostiene que ha hecho una inversión multimillonaria (ascendería a 500 millones de dólares) en la creación de sus exámenes para diagnósticos, y que el otorgamiento de una patente para estas pruebas es la única manera de garantizar un retorno y más estímulo para la investigación.
Desde la otra vereda, los críticos de la medida sostienen que los genes del genoma humano -así como cualquier otra parte creada por la naturaleza- no pueden ser posesión exclusiva de una empresa privada.
Dos miradas
Myriad Genetics logró aislar ADN que contiene genes denominados BRCA1 y BRCA2 que, si portan mutaciones, pueden derivar en cáncer de mama o de ovarios.
"Myriad ha realizado una labor brillante, merecen muchos elogios y compensación", expresó Margaret Moon, pediatra especializada en bioética de la Universidad Johns Hopkins, de Maryland. "Estoy a favor de que su método sea patentado pero no es realista esperar que puedan patentar una parte del cuerpo humano -agregó-. Ellos pueden vender la prueba, la tecnología, pero lo que pide Myriad tiene que ver más con el dinero y menos con la terapia".
El doctor Jeffrey Kahn, profesor del Instituto de Bioética Berman de la Universidad Hopkins, dijo que no tenía problema con que una empresa patente material sintético, pero sí por aislar o haber descubierto algo que está en la naturaleza como una cadena genética. "Sería como darle la patente del hígado a la persona que por primera vez descubrió ese órgano -comentó Kahn-. Si una persona se idea un método para extraer oro, recibe la patente por ese método y no por el oro que se encuentra en la naturaleza".
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