14 Abril 2013
"Creo que la fuerte salida de la mujer al mundo del trabajo, principalmente desde mediados de la década del 80, no sólo afecto a la mujer sino a la sociedad en general y a las familiar como su célula básica", resaltó José María Blunda, experto en Gestión de Recursos Humanos.
Las consecuencias de asumir un rol con múltiples responsabilidades ha impactado en la salud de la mujer y también ha generadoras emociones negativas como culpa, angustia, bronca y frustración, señaló Blunda. Y mencionó algunas de las percepciones y vivencias que tienen ellas:
• Mujeres con conflictos internos por motivaciones antagónicas: un perfil de emprendedora con fuerte motivación de logro, al lado de un natural impulso materno.
• Salir de un ámbito natural y conocido (la familia) y pasar a una lógica diferente, el mundo de trabajo, hoy con resabios machistas, y rubros aún discriminadores.
• Hogares muy tradicionalistas y conservadores que producen rigidez en el rol de un padre que no se adapta a la nueva realidad y se muestra poco colaborativo para las tareas de la casa.
"Todo es posible de mejorar. Esto requiere flexibilidad, disposición al cambio, compromiso con un mundo más igualitario y receptivo, tanto en el ambiente familiar como en el laboral", sugiere el especialista. "Esta situación refleja la necesidad de entender en todos los órdenes que la efectividad no sólo significa conseguir resultados, sino también que estos no sean conseguidos a cualquier costo. Una mujer inserta en el mundo del trabajo pero a un altísimo costo (sufrimientos, familias en crisis, acoso laboral, incomprensión en el hogar) no es efectivo, ecológico, sostenible", reflexionó.
A la hora de los consejos, Blunda sostiene: "no es la mujer, sino todo el sistema el que se debe adaptar al nuevo y innegable estado, con hombres más comprensivos en el seno de la familia, empresas con mayor balance familia-trabajo y estados garantes de la igualdad de género en el mundo laboral", concluyó.
Las consecuencias de asumir un rol con múltiples responsabilidades ha impactado en la salud de la mujer y también ha generadoras emociones negativas como culpa, angustia, bronca y frustración, señaló Blunda. Y mencionó algunas de las percepciones y vivencias que tienen ellas:
• Mujeres con conflictos internos por motivaciones antagónicas: un perfil de emprendedora con fuerte motivación de logro, al lado de un natural impulso materno.
• Salir de un ámbito natural y conocido (la familia) y pasar a una lógica diferente, el mundo de trabajo, hoy con resabios machistas, y rubros aún discriminadores.
• Hogares muy tradicionalistas y conservadores que producen rigidez en el rol de un padre que no se adapta a la nueva realidad y se muestra poco colaborativo para las tareas de la casa.
"Todo es posible de mejorar. Esto requiere flexibilidad, disposición al cambio, compromiso con un mundo más igualitario y receptivo, tanto en el ambiente familiar como en el laboral", sugiere el especialista. "Esta situación refleja la necesidad de entender en todos los órdenes que la efectividad no sólo significa conseguir resultados, sino también que estos no sean conseguidos a cualquier costo. Una mujer inserta en el mundo del trabajo pero a un altísimo costo (sufrimientos, familias en crisis, acoso laboral, incomprensión en el hogar) no es efectivo, ecológico, sostenible", reflexionó.
A la hora de los consejos, Blunda sostiene: "no es la mujer, sino todo el sistema el que se debe adaptar al nuevo y innegable estado, con hombres más comprensivos en el seno de la familia, empresas con mayor balance familia-trabajo y estados garantes de la igualdad de género en el mundo laboral", concluyó.
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