08 Abril 2013
CON LOS BRAZOS ABIERTOS. En 1989, en un acto en un reactor nuclear. FOTO TOMADA DE THEGUARDIAN.CO.UK
LONDRES, Inglaterra.- Margaret Thatcher se ganó el mote de "Dama de Hierro" en 1975, poco después de ser nombrada como líder del Partido Conservador, cuando advirtió en un discurso público sobre el creciente poder militar de la Unión Soviética.
La embajada soviética en Londres, en ese momento, reaccionó calificándola de hostil y un periódico soviético acuñó el apodo con que pasó a la historia.
Thatcher era una mujer de carácter y sus actitudes nunca pasaban inadvertidas, no sólo desde el punto de vista político, sino también como fenómeno social. Era una de esas personas que difícilmente pasan inadvertidas.
Podía inspirar odio y admiración, pero no afecto, en opinión del fallecido analista británico Hugo Young.
Con tesón y estilo agresivo a la hora de negociar, Thatcher se atrevió con todo, desde la casi destrucción de los sindicatos, el enfrentamiento con el IRA, la defensa de los intereses británicos frente a Europa, sus críticas a la desaparecida URSS y a un conflicto armado en 1982, cuando envió tropas al Atlántico Sur para enfrentar a la Argentina.
Fue la inesperada ocupación argentina de las Malvinas y su terca negativa a resignar el poder británico en las islas lo que selló su futuro. La victoria de los británicos en junio de ese año consolidó su fama, de "Dama de hierro", que se alzó con la victoria en las elecciones generales de su país en 1983.
Con ese triunfo vendrían los años duros de Thatcher, con la gran ola de privatizaciones, el cierre de pozos de carbón y el acercamiento casi carnal con el Estados Unidos de Ronald Reagan, otro conservador duro. LA GACETA
La embajada soviética en Londres, en ese momento, reaccionó calificándola de hostil y un periódico soviético acuñó el apodo con que pasó a la historia.
Thatcher era una mujer de carácter y sus actitudes nunca pasaban inadvertidas, no sólo desde el punto de vista político, sino también como fenómeno social. Era una de esas personas que difícilmente pasan inadvertidas.
Podía inspirar odio y admiración, pero no afecto, en opinión del fallecido analista británico Hugo Young.
Con tesón y estilo agresivo a la hora de negociar, Thatcher se atrevió con todo, desde la casi destrucción de los sindicatos, el enfrentamiento con el IRA, la defensa de los intereses británicos frente a Europa, sus críticas a la desaparecida URSS y a un conflicto armado en 1982, cuando envió tropas al Atlántico Sur para enfrentar a la Argentina.
Fue la inesperada ocupación argentina de las Malvinas y su terca negativa a resignar el poder británico en las islas lo que selló su futuro. La victoria de los británicos en junio de ese año consolidó su fama, de "Dama de hierro", que se alzó con la victoria en las elecciones generales de su país en 1983.
Con ese triunfo vendrían los años duros de Thatcher, con la gran ola de privatizaciones, el cierre de pozos de carbón y el acercamiento casi carnal con el Estados Unidos de Ronald Reagan, otro conservador duro. LA GACETA