Por Claudia Nicolini
06 Abril 2013
SIGMUND FREUD. En 1901 publicó "La Interpretación de los Sueños".
¿Cuál podría ser la utilidad práctica de este nuevo experimento japonés? ¿A quién puede interesarle, convenirle, serle útil saber qué sueño cuando estoy soñando? Incluso si se llegara a poder saber "en tiempo real", leyendo mis ondas cerebrales, qué sueño y qué siento cuando estoy soñando... ¿cuál sería el objetivo?
Podemos hacer ciencia ficción; creer, como los griegos, que los sueños pueden ser premonitorios, y jugar a ser Tom Cruise en Minority Report. O podemos ponernos paranoicos, y pensar que en el futuro esto sirva para que un enorme Gran Hermano como el que temió Orwell en 1984, controle hasta nuestras emociones.
Claro que podemos ser optimistas, mirar hacia atrás, ver cuán inútiles e imposibles parecían los dibujos de Leonardo Da Vinci cuando diseñaba aviones, y apostar a que algo bueno pueda salir de todo este esfuerzo intelectual y económico. Y también tenemos todo el derecho del mundo a preguntarnos si no había algún proyecto humanitario que mereciera esa inversión de tiempo, esfuerzo y dinero.
Pero, las cosas son como son. Lo que tenemos es que uno de los miembros del equipo de trabajo, el profesor Yukiyasu Kamitani, usa la palabra decodificación, lo cual supone que los sueños esconden algún sentido que no es el manifiesto. Y entonces, lo que surge es decirle: ¡vaya novedad! Freud lo tenía claro en 1901, cuando escribió su monumental Interpretación de los Sueños. ¿Qué descubrió el vienés hace ya tanto tiempo? Que en sus sueños el sujeto expresa sus deseos (como en los lapsus, los actos fallidos, los síntomas), incluso -y especialmente- aquellos que el sujeto no se perdonaría a sí mismo; que el Inconsciente se encarga de "disfrazarlos" para intentar que no causen angustia; que son absurdos "a propósito", por el mismo motivo; que toman como base imágenes reales y que hay en ellos un resto diurno que los dispara, entre otras cosas. Y sobre esta base los analistas de todo el mundo vienen ayudando a sus pacientes a decodificarlos. Incluso, supongo, los de Japón...
Podemos hacer ciencia ficción; creer, como los griegos, que los sueños pueden ser premonitorios, y jugar a ser Tom Cruise en Minority Report. O podemos ponernos paranoicos, y pensar que en el futuro esto sirva para que un enorme Gran Hermano como el que temió Orwell en 1984, controle hasta nuestras emociones.
Claro que podemos ser optimistas, mirar hacia atrás, ver cuán inútiles e imposibles parecían los dibujos de Leonardo Da Vinci cuando diseñaba aviones, y apostar a que algo bueno pueda salir de todo este esfuerzo intelectual y económico. Y también tenemos todo el derecho del mundo a preguntarnos si no había algún proyecto humanitario que mereciera esa inversión de tiempo, esfuerzo y dinero.
Pero, las cosas son como son. Lo que tenemos es que uno de los miembros del equipo de trabajo, el profesor Yukiyasu Kamitani, usa la palabra decodificación, lo cual supone que los sueños esconden algún sentido que no es el manifiesto. Y entonces, lo que surge es decirle: ¡vaya novedad! Freud lo tenía claro en 1901, cuando escribió su monumental Interpretación de los Sueños. ¿Qué descubrió el vienés hace ya tanto tiempo? Que en sus sueños el sujeto expresa sus deseos (como en los lapsus, los actos fallidos, los síntomas), incluso -y especialmente- aquellos que el sujeto no se perdonaría a sí mismo; que el Inconsciente se encarga de "disfrazarlos" para intentar que no causen angustia; que son absurdos "a propósito", por el mismo motivo; que toman como base imágenes reales y que hay en ellos un resto diurno que los dispara, entre otras cosas. Y sobre esta base los analistas de todo el mundo vienen ayudando a sus pacientes a decodificarlos. Incluso, supongo, los de Japón...