03 Abril 2013
CERRADO. El departamento del primer piso, donde vivía el matrimonio, está fajado y con custodia policial. LA GACETA / FOTO DE DIEGO ARAOZ
Alejandra Acosta pasó sus últimas semanas dedicada casi exclusivamente a cuidar a su hijo de 10 años, que estuvo enfermo. Tampoco descuidaba a su bebé de seis meses. Ellos eran la razón de su vida. Por eso, los investigadores descreen de la versión del suicidio que dio su esposo Edgardo Barrionuevo.
La mujer tenía 30 años y trabajaba en el departamento Logística de la Policía. El lunes una bala le perforó el cuello cuando estaba en su casa, y falleció. Todo indica que la herida mortal se produjo en una discusión con Barrionuevo, y el hombre (que también es policía) sostuvo que fue accidental.
Ayer a la mañana el acusado fue trasladado a la sede Penal de Tribunales, donde declaró ante el fiscal Washington Navarro Dávila. Según una fuente de la investigación, el policía explicó que había estado discutiendo con su mujer y que ella sacó el arma, amenazando con pegarse un tiro.
El matrimonio comenzó a forcejear. Barrionuevo aseguró que quiso quitarle el arma cuando se produjo el disparo. La bala atravesó el cuello de la mujer e hirió al marido en el brazo izquierdo. Esa fue la declaración del hombre.
En el departamento
Al fiscal no le cerró la coartada, y lo acusó por homicidio agravado por el vínculo. Navarro Dávila aguardará los resultados de las pericias médicas y balísticas, y luego realizará una reconstrucción del hecho en el departamento del matrimonio, ubicado en Miguel Lillo al 400, en Banda del Río Salí.
El crimen habría ocurrido en el pasillo del departamento, frente a la puerta del baño. Allí quedaron las manchas de sangre. Barrionuevo tomó a su mujer en sus brazos y bajó gritando las escaleras. La llevó al Centro de Salud en su auto, acompañado por un cuñado de la mujer que vive en el mismo edificio, quien se había acercado al escuchar el pedido de auxilio, explicó una fuente policial.
La fiscalía de Turno dispuso que la división Homicidios y Delitos Complejos, a cargo del oficial Jorge Dip, recolecte pruebas en el departamento, en compañía de la división Criminalística.
Los policías secuestraron las dos armas de fuego reglamentarias, que habían quedado en el lugar. Luego, por orden judicial, el departamento fue cerrado (la llave se encuentra en poder del fiscal) y fajado. Una consigna policial custodia que nadie ingrese hasta que se realice la reconstrucción, para que no se altere la escena del crimen.
Marcas de la violencia
Aunque el fiscal aún no recibió los resultados oficiales de la pericia, una fuente de la investigación adelantó a LA GACETA que el arma desde la que habría salido el disparo mortal es la que tenía asignada Barrionuevo, quien trabajaba en la Patrulla Motorizada de Banda del Río Salí.
Además, en el informe médico constarían las lesiones que Acosta habría sufrido en las últimas semanas, y que marcarían un posible caso de violencia de género. Esa hipótesis fue reforzada por las declaraciones de los allegados a la familia, quienes manifestaron que Barrionuevo golpeaba a su esposa.
La semana pasada la víctima tenía un ojo morado, según contó su amiga Débora Gómez. "Me dijo que se había caído de la escalera, pero era mentira", contó la mujer. Las secuelas de ese golpe pudieron ser divisadas por los médicos que revisaron el cuerpo de Acosta. Pero no sería el único golpe de vieja data que hallaron los forenses.
Gómez manifestó que la policía no dejaba a su esposo porque había sido amenazada de muerte. "Yo le venía diciendo a mi hija que se alejara de ese tipo. La tenía sometida", dijo, por su parte, el padre de la víctima, Carlos Acosta. "El tipo le venía pegando desde tiempo atrás", agregó.
La mujer fue sepultada ayer a las 18. Barrionuevo está detenido en una dependencia de la Regional Este. Continúa asegurando que fue un accidente. Pero nadie le cree.
La mujer tenía 30 años y trabajaba en el departamento Logística de la Policía. El lunes una bala le perforó el cuello cuando estaba en su casa, y falleció. Todo indica que la herida mortal se produjo en una discusión con Barrionuevo, y el hombre (que también es policía) sostuvo que fue accidental.
Ayer a la mañana el acusado fue trasladado a la sede Penal de Tribunales, donde declaró ante el fiscal Washington Navarro Dávila. Según una fuente de la investigación, el policía explicó que había estado discutiendo con su mujer y que ella sacó el arma, amenazando con pegarse un tiro.
El matrimonio comenzó a forcejear. Barrionuevo aseguró que quiso quitarle el arma cuando se produjo el disparo. La bala atravesó el cuello de la mujer e hirió al marido en el brazo izquierdo. Esa fue la declaración del hombre.
En el departamento
Al fiscal no le cerró la coartada, y lo acusó por homicidio agravado por el vínculo. Navarro Dávila aguardará los resultados de las pericias médicas y balísticas, y luego realizará una reconstrucción del hecho en el departamento del matrimonio, ubicado en Miguel Lillo al 400, en Banda del Río Salí.
El crimen habría ocurrido en el pasillo del departamento, frente a la puerta del baño. Allí quedaron las manchas de sangre. Barrionuevo tomó a su mujer en sus brazos y bajó gritando las escaleras. La llevó al Centro de Salud en su auto, acompañado por un cuñado de la mujer que vive en el mismo edificio, quien se había acercado al escuchar el pedido de auxilio, explicó una fuente policial.
La fiscalía de Turno dispuso que la división Homicidios y Delitos Complejos, a cargo del oficial Jorge Dip, recolecte pruebas en el departamento, en compañía de la división Criminalística.
Los policías secuestraron las dos armas de fuego reglamentarias, que habían quedado en el lugar. Luego, por orden judicial, el departamento fue cerrado (la llave se encuentra en poder del fiscal) y fajado. Una consigna policial custodia que nadie ingrese hasta que se realice la reconstrucción, para que no se altere la escena del crimen.
Marcas de la violencia
Aunque el fiscal aún no recibió los resultados oficiales de la pericia, una fuente de la investigación adelantó a LA GACETA que el arma desde la que habría salido el disparo mortal es la que tenía asignada Barrionuevo, quien trabajaba en la Patrulla Motorizada de Banda del Río Salí.
Además, en el informe médico constarían las lesiones que Acosta habría sufrido en las últimas semanas, y que marcarían un posible caso de violencia de género. Esa hipótesis fue reforzada por las declaraciones de los allegados a la familia, quienes manifestaron que Barrionuevo golpeaba a su esposa.
La semana pasada la víctima tenía un ojo morado, según contó su amiga Débora Gómez. "Me dijo que se había caído de la escalera, pero era mentira", contó la mujer. Las secuelas de ese golpe pudieron ser divisadas por los médicos que revisaron el cuerpo de Acosta. Pero no sería el único golpe de vieja data que hallaron los forenses.
Gómez manifestó que la policía no dejaba a su esposo porque había sido amenazada de muerte. "Yo le venía diciendo a mi hija que se alejara de ese tipo. La tenía sometida", dijo, por su parte, el padre de la víctima, Carlos Acosta. "El tipo le venía pegando desde tiempo atrás", agregó.
La mujer fue sepultada ayer a las 18. Barrionuevo está detenido en una dependencia de la Regional Este. Continúa asegurando que fue un accidente. Pero nadie le cree.