01 Abril 2013
Le pidieron $ 12.000 para liberar a su hermano
Una mujer fue víctima el sábado al mediodía de un secuestro virtual y realizó cargas de crédito a teléfonos celulares por más de $ 4.000. La víctima recorrió diversos lugares para depositar la plata que le solicitaban. La comunicación se hizo desde un número de Buenos Aires
Marta Díaz no podía sostener el tubo tras escuchar desde el otro lado de la línea telefónica la voz de un hombre, quien le decía que su hijo había tenido un accidente. Nerviosa, le pasó el teléfono a su hija Analía Pérez. "No hay ningún accidente, tu hermano está secuestrado, ahí te lo paso y hacé lo que él te dice", manifestó la persona que habló a la casa de las mujeres.
Ese fue el comienzo de la odisea vivida el sábado al mediodía por Pérez, víctima de un secuestro virtual. La mujer de 31 años escuchó una voz masculina que entre llantos le decía "hacé todo lo que te piden". Era un tono similar al de su hermano, por lo que no dudó en seguir las instrucciones de los presuntos secuestradores.
Pérez y su familia prefirieron no hablar sobre lo sucedido cuando LA GACETA intentó contactarlos. Fuentes de la investigación comentaron que el supuesto secuestrador le pidió a la mujer que buscara su teléfono celular, pero sin cortar la comunicación por la línea fija. Luego, solicitó que sacara su auto, cargara todos los teléfonos celulares que había en la casa y que realizara una carga virtual. Además, le anticipó que la libertad de su hermano le costaría $ 12.000.
Las cargas virtuales
Frente a su casa, en Yerba Buena, Pérez hizo dos cargas virtuales de $ 100 a un número con característica de Buenos Aires. La siguiente orden del presunto secuestrador era que se dirigiera a un supermercado ubicado en Camino del Perú y avenida Belgrano, para que realizara otra carga de $ 500 a otro número telefónico.
Todos estos pasos fueron realizados por la mujer, bajo la amenaza de que la estaban siguiendo. Le pidieron que realizara dos depósitos de $ 4.000 en una casa de giro de dinero, a nombre de una mujer con domicilio en Córdoba.
Como en la sucursal de ese comercio no tenían sistema, Pérez tuvo que dirigirse al hipermercado de avenida Kirchner al 3.400. Allí tampoco se podía hacer la transacción. En la estación de servicios ubicada a dos cuadras de ese lugar realizó tres cargas virtuales por $ 200 a otros números de teléfono. El hombre le pidió que buscara un lugar para realizar el depósito de dinero. En un drugstore de 24 de Septiembre al 1.300, Pérez realizó otras dos cargas virtuales de $ 200 cada una. También compró más de $ 705 en tarjetas telefónicas.
La mujer dejó luego el auto en una guardería, fue a un bar y pasó por teléfono los números de las tarjetas. Todo se hizo bajo las precisas instrucciones del falso secuestrador.
Mientras tanto, los familiares de la víctima habían puesto en alerta a la Policía, quienes comenzaron a buscar a la mujer. Nadie podía comunicarse con ella, ya que las líneas de teléfono estaban siempre ocupadas. La última instrucción que le dieron fue que buscara una caja de zapatos y enviara $ 8.000 en una encomienda. Al no poder realizar esa operación, tuvo que comprar más de $ 2.000 en tarjetas de teléfono, y pasar los códigos de las mismas al secuestrador. En total, la mujer recordó haber gastado $ 4.105, aunque aseguró haber realizado otras cargas cuyo monto no recordaba.
El hombre le dijo que su hermano ya estaba con su padre, y le solicitó que el miércoles le enviara el giro con el dinero. Pérez se comunicó con su padre y más tarde se encontraron.
El llamado, según afirmó una fuente de la investigación, fue realizado desde un teléfono de Buenos Aires. "Hoy los chips de teléfonos se compran en la calle. Esta gente, una vez que consigue su cometido, automáticamente lo desechan y utilizan otro chip. Si es una carga virtual, a posteriori trasladan el crédito", explicó el comisario Adrián Alvarez, segundo jefe de la Dirección General de Investigaciones.
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