Eli Suárez tiene sentido del humor. Según su humilde opinión, el "rock chabón" es una falsa etiqueta mal redactada. Su teoría es la siguiente: algún periodista quiso escribir "esto es rock, chabón" mientras armaba una crónica, pero cuando publicó la nota se olvidó de poner la coma. A partir de entonces el género empezó a desmembrarse y los rótulos -opina- sonaron bastante despectivos (tragedia de Cromagnon de por medio). "Almendra estaba formada por un grupo de amigos de barrio, pero hoy a nadie se le ocurre decir que es 'rock barrial'", dispara. El heredero al trono de "Los Gardelitos" habló con LA GACETA por teléfono y contó que esta noche quiere llegar al corazón de los tucumanos. No es la excusa de un músico demagogo. Es la verdad de quien pregona un legado de canciones sinceras. Se pone en las tillas del que está abajo del escenario, con el torso desnudo, revoleando una remera transpirada, cantando "eres un hombre tan simple como todos, pero sumamente cobarde para amar".
- Bienvenidos a Tucumán...
- En 2011 fuimos tres veces. Nos llama la atención la fuerza que tiene la gente ahí, como se enganchan con las letras, la intimidad que se da entre el público y la banda. Hay una intención de llegar a la otra persona porque existe una empatía. Uno escribe para el otro.
- ¿Qué cantan "Los Gardeles"?
- Temáticas universales, amores, realidades sociales con un tono crítico y se aborda el tema de la búsqueda de la identidad. De pronto, tal vez, las formas están ligadas a una estética rockera con tintes tangueros pero es canción popular, como masa, como pueblo. Somos consecuentes con lo que hacemos y somos.
-¿Qué son?-Queremos ser un puñado de sueños y anhelos por los que luchamos a la hora de subir a un micro. Sigue siendo un sueño tener una banda porque hay provincias que no conocés y estás esperando ir ahí. Es como un juego.
- ¿Cuál es el rumbo a seguir luego de la partida de Korneta?
- A partir de su fallecimiento me vi impulsado a escribir letras y a componer música. "Puño y letra" (de su autoría) habla del momento que está viviendo la banda. Aborda la raíz de la ideología del grupo: jugársela por un camino ajeno a las modas o a la música del momento. Ser una alternativa a lo que imponen las discográficas o los medios.
-¿Cómo fue trabajar para la multinacional Sony?
- No fue una experiencia copada, teníamos diferentes objetivos. La discográfica tenía una forma muy esquematizada de trabajo, tampoco para ellos fue una buena experiencia porque dijeron que no vendieron lo que esperaban. Nosotros también queríamos trabajar de manera independiente. Ahora tenemos un sello propio, Aconcagua Producciones. El logo es como una broma porque es parecido al de la Paramount y Carlos Gardel fue el único que firmó con ese sello.
- ¿A quién se le ocurrió el dibujo de la banda?
- La cara sonríe a pesar de su cicatriz. Fue una creación en conjunto que hicimos con Korneta (fundador de la banda). Tomamos la idea de la carita de John Lennon en "Imagine". Lennon es uno de nuestros artistas de cabecera. A Korneta se le ocurrió el sombrero y la nariz. Y a mí se me ocurrió la cicatriz.
-¿Por qué se autocatalogaron como "rock sudaca"?
-Tiene que ver con eso, con mirar al mundo desde esta esquina, Sudamérica, y para reírnos de las etiquetas. Hay géneros que nacen de forma natural.
-¿Cambió la perspectiva luego de la tragedia de Cromagnon?
-Después de Cromagnon todo está más difícil para nosotros. Se estigmatizó al "rock chabón" o al "rock barrial". Sufrimos las consecuencias de no tener las posibilidades de otros grupos. Hay una especie de actitud de corrernos a un costado. En Cosquín subimos a un escenario de segunda clase y no al escenario principal. Otras bandas tienen un perfil más fashion. Cromagnon es una responsabilidad de todos como sociedad. La peor de las inseguridades es por culpa del aparato político, como ocurrió en la tragedia de Once. Hay un aparato corrupto y hay bandas que toman una postura frívola. Creen que es algo que le pasó a una banda en particular y a un género determinado, y no a todo el rock.