26 Marzo 2013
UNA MASACRE. Nadie se anima a pescar en el río Marapa, donde yacen muertos cientos de miles de sábalos, bagres y dorados, entre otras especies. FOTOS GENTILEZA DE HECTOR GALLO - LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
Un cementerio de peces a cielo abierto navegando el lecho de un río devastado. Un olor insoportable, la desesperación por el posible impacto ambiental y también por la desaparición de lo que, para muchos habitantes del sur tucumano, significa la diferencia entre el hambre y la saciedad.
La abrumadora mortandad de peces advertida la semana pasada en el río Marapa, al pie de la represa de El Diquecito, en Alberdi, llegó a numerosos medios del país como la postal de una catástrofe.
Las autoridades ya han descartado que los peces hayan muerto por contaminación. El motivo, sostienen, es claro: la falta de agua que castiga a la provincia y que no parece encontrar solución a corto plazo. Así lo señaló el secretario de Medio Ambiente, Alfredo Montalván, quien ayer se reunió con el ministro de la Producción para solicitar que se decrete la emergencia por escasez del recurso. Tras la reunión, la emergencia fue aprobada y luego anunciada por el gobernador, José Alperovich, por lo que entró en vigencia en toda la provincia desdede ayer. El bajo nivel de agua en los diques Escaba y El Cadillal forzó la medida.
"Intentamos sostener la situación hasta último momento", refirió el funcionario para explicar por qué se vieron obligados a cerrar las compuertas de la represa. En la puerta del despacho de Feijoo, Montalván dijo también que era esperable que la medida tuviera consecuencias en la población de peces. Sn embargo, admitió que nunca pensaron que la mortandad podría ser tan importante. "Hemos tenido situaciones de este tipo cuando se realizan tareas de mantenimiento en el dique, pero nunca de estas dimensiones", apuntó.
Además de las personas que viven de la pesca, los vecinos están atemorizados por las consecuencias ecológicas que puede provocar la masa de peces en descomposición. El hedor del lecho -en la zona no se puede respirar- empeora la aflicción de los vecinos del sur, a pesar de que Medio Ambiente comenzó a rociar con cal los cadáveres de sábalos, bagres y dorados, entre otras especies, para mitigar el impacto.
La comisionada comunal de El Corralito-Batiruana, Graciela Maidana, confirmó que, junto con el intendente de Alberdi, Luis Campos, mantendrán hoy una reunión en Recursos Hídricos para analizar la situación y para que no se repita el caso en el futuro. Además, pedirán la intervención del Siprosa para que evalúe los posibles riesgos sanitarios. Juan Carlos Luján, licenciado en Química y docente de la UTN, explicó que si no se toman recaudos de inmediato la situación se agravará. "La descomposición de materia orgánica despide una gran cantidad de gases al ambiente. Además, si todo ese material en plena descomposición vuelve a entrar en contacto con el agua va a consumir una cantidad enorme de oxígeno, lo que empeorará todo", explicó el experto. Opinó que rociar con cal a los peces es una medida acertada. "Lo ideal sería enterrarlos en un pozo con una base de cal y, a su vez, rociarlos con cal y taparlos con tierra. Pero desconozco la realidad geográfica del lugar y si eso hubiera sido posible. Está muy bien que hayan rociado cal porque deshidrata e impide que proliferen las bacterias. Además, genera un medio alcalino, deteniendo la liberación de gases ácidos a la atmósfera.
La emergencia
"Lo concreto es que no hay agua. La evaluación es permanente hasta que haya una recuperación del embalse; recién así se podrán abrir las compuertas. De todos modos, el río Marapa tiene otros tributarios por debajo del nivel del Batiruana, lo que permite que la zona del badén de Escaba esté bien", puntualizó Montalvá. Agregó: "con la emergencia podemos administrar el recurso en una situación que no es habitual". Entre las medidas que se habilitarán figura establecer prioridades y turnos para riego o -directamente- cortar el agua en caso de que sea necesario.
Montalván llevó tranquilidad a los hogares tucumanos: "la ley es muy clara y establece que el agua potable para el consumo doméstico es siempre prioridad. El riesgo lo corre la dotación para riego, para uso ganadero, para uso industrial en general. Pero es necesario que cuidemos el agua. No nos olvidemos de que tenemos una zafra encima; en la época de mayor consumo va a haber baja oferta en los ríos que son regulados por diques, porque estamos con problemas para llenarlos", advirtió.
La abrumadora mortandad de peces advertida la semana pasada en el río Marapa, al pie de la represa de El Diquecito, en Alberdi, llegó a numerosos medios del país como la postal de una catástrofe.
Las autoridades ya han descartado que los peces hayan muerto por contaminación. El motivo, sostienen, es claro: la falta de agua que castiga a la provincia y que no parece encontrar solución a corto plazo. Así lo señaló el secretario de Medio Ambiente, Alfredo Montalván, quien ayer se reunió con el ministro de la Producción para solicitar que se decrete la emergencia por escasez del recurso. Tras la reunión, la emergencia fue aprobada y luego anunciada por el gobernador, José Alperovich, por lo que entró en vigencia en toda la provincia desdede ayer. El bajo nivel de agua en los diques Escaba y El Cadillal forzó la medida.
"Intentamos sostener la situación hasta último momento", refirió el funcionario para explicar por qué se vieron obligados a cerrar las compuertas de la represa. En la puerta del despacho de Feijoo, Montalván dijo también que era esperable que la medida tuviera consecuencias en la población de peces. Sn embargo, admitió que nunca pensaron que la mortandad podría ser tan importante. "Hemos tenido situaciones de este tipo cuando se realizan tareas de mantenimiento en el dique, pero nunca de estas dimensiones", apuntó.
Además de las personas que viven de la pesca, los vecinos están atemorizados por las consecuencias ecológicas que puede provocar la masa de peces en descomposición. El hedor del lecho -en la zona no se puede respirar- empeora la aflicción de los vecinos del sur, a pesar de que Medio Ambiente comenzó a rociar con cal los cadáveres de sábalos, bagres y dorados, entre otras especies, para mitigar el impacto.
La comisionada comunal de El Corralito-Batiruana, Graciela Maidana, confirmó que, junto con el intendente de Alberdi, Luis Campos, mantendrán hoy una reunión en Recursos Hídricos para analizar la situación y para que no se repita el caso en el futuro. Además, pedirán la intervención del Siprosa para que evalúe los posibles riesgos sanitarios. Juan Carlos Luján, licenciado en Química y docente de la UTN, explicó que si no se toman recaudos de inmediato la situación se agravará. "La descomposición de materia orgánica despide una gran cantidad de gases al ambiente. Además, si todo ese material en plena descomposición vuelve a entrar en contacto con el agua va a consumir una cantidad enorme de oxígeno, lo que empeorará todo", explicó el experto. Opinó que rociar con cal a los peces es una medida acertada. "Lo ideal sería enterrarlos en un pozo con una base de cal y, a su vez, rociarlos con cal y taparlos con tierra. Pero desconozco la realidad geográfica del lugar y si eso hubiera sido posible. Está muy bien que hayan rociado cal porque deshidrata e impide que proliferen las bacterias. Además, genera un medio alcalino, deteniendo la liberación de gases ácidos a la atmósfera.
La emergencia
"Lo concreto es que no hay agua. La evaluación es permanente hasta que haya una recuperación del embalse; recién así se podrán abrir las compuertas. De todos modos, el río Marapa tiene otros tributarios por debajo del nivel del Batiruana, lo que permite que la zona del badén de Escaba esté bien", puntualizó Montalvá. Agregó: "con la emergencia podemos administrar el recurso en una situación que no es habitual". Entre las medidas que se habilitarán figura establecer prioridades y turnos para riego o -directamente- cortar el agua en caso de que sea necesario.
Montalván llevó tranquilidad a los hogares tucumanos: "la ley es muy clara y establece que el agua potable para el consumo doméstico es siempre prioridad. El riesgo lo corre la dotación para riego, para uso ganadero, para uso industrial en general. Pero es necesario que cuidemos el agua. No nos olvidemos de que tenemos una zafra encima; en la época de mayor consumo va a haber baja oferta en los ríos que son regulados por diques, porque estamos con problemas para llenarlos", advirtió.