24 Marzo 2013
ENOJO. Los chipriotas salieron a la calle y cargaron contra los bancos. REUTERS
NICOSIA.- En Chipre impera el miedo. A pesar de las señales positivas, la moral de la población de este pequeña nación de la Unión Europea está por los suelos. La gente teme la pobreza, el hambre y desempleo que pueda conllevar una solución de la crisis financiera. "Por favor, por favor, por favor ¿puede usted pagar en metálico? No hemos tenido clientes desde hace días y necesito ir al supermercado a comprar", pedía ayer Irini, la propietaria de una pequeña tienda de artículos de deporte en la calle principal de compras en el centro de Nicosia, la Avenida Makarios III. Los bancos llevan cerrados una semana y sólo se consigue dinero en los cajeros automáticos, pero la cantidad máxima que se puede sacar al día es cada vez menor. Muchas personas ya no tienen ni un céntimo en su cuenta.
En la ciudad portuaria de Larnaka, los que se quedaron sin dinero acudieron a los denominados supermercados sociales de la Iglesia y el Estado, en los que se presta asistencia básica y de emergencia a ciudadanos que carecen absolutamente de recursos. "Tengo tres niños y no tengo dinero en la cuenta para comprar leche. Yo les firmo un papel y les pago tan pronto abran los bancos", dijo una mujer desesperada en televisión.
Algo mejor parece la situación en la ciudad turística de Paphos. "Tenemos muchos turistas que han llegado para las vacaciones de Semana Santa y como tienen dinero, compran recuerdos", dijo Andreas Stylianou, cuya esposa tiene una pequeño comercio en el antiguo puerto de la ciudad. Otros ciudadanos intentan animarse. "Hemos sobrevivido a los persas, a los árabes, a los cruzados, a los otomanos y los británicos. También sobreviviremos a la histeria ahorradora de (la canciller alemana Ángela) Merkel", afirmó un enojado vendedor de lotería en la calle de compras Ledras. Los habitantes de la parte turca de la isla de Chipre sienten lástima por sus vecinos greco-chipriotas. "Vivimos eso hace años y aún sufrimos con el embargo comercial que el mundo nos quiso imponer porque nuestro Estado no era reconocido", dijo Hasan Sarioglu, un trabajador del sur.
Y el ambiente de aflicción que se respira se refleja en la prensa de la isla. Los diarios culpan a los políticos de las medidas de ahorro que se traducirán en recortes de salarios. La culpa, apuntan, no reside en los principales centros de toma de decisiones de Europa, que quieren que el país del Mediterráneo deje de ser un centro de servicios financieros. La culpa, señalan, está en los políticos y periodistas locales, que dieron la impresión de que el país podía seguir adelanta como hasta ahora, con dinero de los oligarcas. "El nuevo Chipre no tiene que contar con menos banqueros, sino con menos políticos irresponsables, economistas y periodistas", señala el diario liberal "Politis".
El diario de mayor tirada del país, "Fileleftheros", se puede ver una foto con tres empleados del Popular Bank llorando desesperados, porque temen por su trabajo. Lo peor es que las personas "van como mascotas sin amo. Se ve en los ojos de las personas. ¿Podré trabajar mañana? ¿Cuál será el próximo golpe? ¿Podré alimentar a mis hijos?", se relata en un emotiva columna de opinión del diario.
A su vez el diario recomienda a los ciudadanos: "al igual que entonces (1974), cuando llegó la invasión turca y la isla quedó dividida, los niños necesitan un abrazo. Y hay que decirles que todo irá bien (...) aunque sea mentira".
En la ciudad portuaria de Larnaka, los que se quedaron sin dinero acudieron a los denominados supermercados sociales de la Iglesia y el Estado, en los que se presta asistencia básica y de emergencia a ciudadanos que carecen absolutamente de recursos. "Tengo tres niños y no tengo dinero en la cuenta para comprar leche. Yo les firmo un papel y les pago tan pronto abran los bancos", dijo una mujer desesperada en televisión.
Algo mejor parece la situación en la ciudad turística de Paphos. "Tenemos muchos turistas que han llegado para las vacaciones de Semana Santa y como tienen dinero, compran recuerdos", dijo Andreas Stylianou, cuya esposa tiene una pequeño comercio en el antiguo puerto de la ciudad. Otros ciudadanos intentan animarse. "Hemos sobrevivido a los persas, a los árabes, a los cruzados, a los otomanos y los británicos. También sobreviviremos a la histeria ahorradora de (la canciller alemana Ángela) Merkel", afirmó un enojado vendedor de lotería en la calle de compras Ledras. Los habitantes de la parte turca de la isla de Chipre sienten lástima por sus vecinos greco-chipriotas. "Vivimos eso hace años y aún sufrimos con el embargo comercial que el mundo nos quiso imponer porque nuestro Estado no era reconocido", dijo Hasan Sarioglu, un trabajador del sur.
Y el ambiente de aflicción que se respira se refleja en la prensa de la isla. Los diarios culpan a los políticos de las medidas de ahorro que se traducirán en recortes de salarios. La culpa, apuntan, no reside en los principales centros de toma de decisiones de Europa, que quieren que el país del Mediterráneo deje de ser un centro de servicios financieros. La culpa, señalan, está en los políticos y periodistas locales, que dieron la impresión de que el país podía seguir adelanta como hasta ahora, con dinero de los oligarcas. "El nuevo Chipre no tiene que contar con menos banqueros, sino con menos políticos irresponsables, economistas y periodistas", señala el diario liberal "Politis".
El diario de mayor tirada del país, "Fileleftheros", se puede ver una foto con tres empleados del Popular Bank llorando desesperados, porque temen por su trabajo. Lo peor es que las personas "van como mascotas sin amo. Se ve en los ojos de las personas. ¿Podré trabajar mañana? ¿Cuál será el próximo golpe? ¿Podré alimentar a mis hijos?", se relata en un emotiva columna de opinión del diario.
A su vez el diario recomienda a los ciudadanos: "al igual que entonces (1974), cuando llegó la invasión turca y la isla quedó dividida, los niños necesitan un abrazo. Y hay que decirles que todo irá bien (...) aunque sea mentira".
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