22 Marzo 2013
DAMASCO.- El presidente sirio, Bashar Al Assad, reconoció por primera vez, en una de sus escasas apariciones públicas, que la guerra civil se ha extendido a todo el país, mientras una explosión ante una mezquita en Damasco dejó al menos 43 muertos, en lo que sería un atentado suicida. En la explosión murió el clérigo musulmán Mohammed Said Ramadan Al Buti, partidario del Gobierno. "Toda Siria está hoy herida", dijo Al Assad en un encuentro con familiares de niños muertos. "No hay nadie en el país que no haya perdido a un familiar", señaló. "Pero nada es peor que la pérdida de un hijo. Pero lo que nos ocurre no puede hacernos débiles". Al Assad volvió a pedir a la ONU que investigue las acusaciones del empleo de gas venenoso durante los combates. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, señaló su obligación de aceptar la solicitud y dijo que está preparando las investigaciones con la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas y la Organización Mundial de la Salud. Los rebeldes y el gobierno se acusaron mutuamente de lanzar granadas con sustancias químicas. Estados Unidos dice que el uso de gas venenoso es una "línea roja" que no se puede traspasar. Rusia está en contra de la investigación. (DPA)