22 Marzo 2013
DIYARBAKIR, Turquía.- El líder encarcelado de los rebeldes kurdos, Abdulah Öcalan, ordenó a sus combatientes que cesen las hostilidades y se retiren de territorio turco como un paso para poner fin a un conflicto que ha cobrado 40.000 vidas, dividido el país y golpeado su economía. Cientos de miles de kurdos se reunieron en la localidad de Diyarbakir -centro de la zona de mayoría kurda en el sureste de Turquía- mostrando pancartas con la imagen de Öcalan cuando el comunicado del líder rebelde detenido desde 1999 en una prisión en una isla en el mar de Mármara fue leído por un político kurdo. "Que las pistolas se silencien y domine la política", dijo ante un mar de banderas kurdas rojas, amarillas y verdes. "Ha llegado el momento de que nuestras fuerzas armadas se retiren al otro lado de las fronteras. No es el fin, es el inicio de una nueva era", añadió.
El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, ha asumido riesgos considerables desde que fue elegido en 2002, rompiendo tabúes enraizados en la elite conservadora, como el Ejército, al extender los derechos culturales y de la lengua de los kurdos. Pero los activistas kurdos exigen mayores libertades.
Erdogan celebró el llamado al cese al fuego pero dijo que el desafío real será su puesta en marcha. Los operativos militares cesarán cuando se detengan las agresiones. "Desde el momento en que se implemente, cambiará la atmósfera en Turquía, señaló.
Tanto él como Öcalan deberán superar las profundas desconfianzas en ambos bandos. El líder kurdo no dio un programa para el cese a la lucha armada. "El lenguaje es un lenguaje de la paz, necesitamos verlo aplicado", dijo el ministro del Interior, Muamar Guler, criticando la ausencia de la bandera roja de Turquía en las celebraciones. Los combatientes tendrán que retirarse a sus bases en las montañas del norte de Irak, que han utilizado como plataforma para lanzar ataques sobre territorio turco y que han sido bombardeadas por la aviación en varias ocasiones.
El PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, marxista, fundado por Öcalan en 1978) considerado un grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y Turquía, comenzó sus ataques contra objetivos turcos en 1984, reivindicando un estado independiente en el sureste del país. En los últimos años ha rebajado sus peticiones a una autonomía política y mayores derechos culturales, después de que el idioma kurdo estuviera prohibido durante décadas.
Öcalan, aislado de sus combatientes desde hace diez años, ha conseguido el apoyo para la tregua de los mandos sobre el terreno durante la semana pasada, pero ha habido muestras de escepticismo entre sus filas. Antes, en un encuentro con políticos kurdos, los acusó de un pesimismo injustificado por las negociaciones de paz. Las escenas en Diyarbakir que aparecieron en la TV habrían sido impensables hace unos meses. El símbolo del ilegalizado PKK estaba prohibido. En Turquía, los kurdos, no reconocidos como minoría y llamados "turcos de las montañas", han luchado al igual que en Irak e Irán por su autonomía desde 1925. Esas ansias independentistas, traducidas cada tanto en revueltas, fueron reprimidas con violencia. (Reuters-DPA)
El primer ministro, Recep Tayip Erdogan, ha asumido riesgos considerables desde que fue elegido en 2002, rompiendo tabúes enraizados en la elite conservadora, como el Ejército, al extender los derechos culturales y de la lengua de los kurdos. Pero los activistas kurdos exigen mayores libertades.
Erdogan celebró el llamado al cese al fuego pero dijo que el desafío real será su puesta en marcha. Los operativos militares cesarán cuando se detengan las agresiones. "Desde el momento en que se implemente, cambiará la atmósfera en Turquía, señaló.
Tanto él como Öcalan deberán superar las profundas desconfianzas en ambos bandos. El líder kurdo no dio un programa para el cese a la lucha armada. "El lenguaje es un lenguaje de la paz, necesitamos verlo aplicado", dijo el ministro del Interior, Muamar Guler, criticando la ausencia de la bandera roja de Turquía en las celebraciones. Los combatientes tendrán que retirarse a sus bases en las montañas del norte de Irak, que han utilizado como plataforma para lanzar ataques sobre territorio turco y que han sido bombardeadas por la aviación en varias ocasiones.
El PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, marxista, fundado por Öcalan en 1978) considerado un grupo terrorista por Estados Unidos, la Unión Europea y Turquía, comenzó sus ataques contra objetivos turcos en 1984, reivindicando un estado independiente en el sureste del país. En los últimos años ha rebajado sus peticiones a una autonomía política y mayores derechos culturales, después de que el idioma kurdo estuviera prohibido durante décadas.
Öcalan, aislado de sus combatientes desde hace diez años, ha conseguido el apoyo para la tregua de los mandos sobre el terreno durante la semana pasada, pero ha habido muestras de escepticismo entre sus filas. Antes, en un encuentro con políticos kurdos, los acusó de un pesimismo injustificado por las negociaciones de paz. Las escenas en Diyarbakir que aparecieron en la TV habrían sido impensables hace unos meses. El símbolo del ilegalizado PKK estaba prohibido. En Turquía, los kurdos, no reconocidos como minoría y llamados "turcos de las montañas", han luchado al igual que en Irak e Irán por su autonomía desde 1925. Esas ansias independentistas, traducidas cada tanto en revueltas, fueron reprimidas con violencia. (Reuters-DPA)