22 Marzo 2013
PROGRAMA. La recuperación de los envases vacíos fue una estrategia central. LA GACETA / FOTO DE GUSTAVO FRíAS SILVA
En 2012 salieron de circulación 3.775 toneladas de envases vacíos de fitosanitarios en 15 provincias, frente a las 2.920 toneladas recolectadas el año anterior. La diferencia representó un incremento de un 22% interanual. Así lo confirmó un informe de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), en el marco del programa Agrolimpio, que promueve el cuidado del Medio Ambiente.
Ese logro se debió a que se logró extender la acción del plan ambiental a una mayor porción del territorio nacional; se llegó a recuperar un 34% del material factible de recolectar. Es que Casafe, una asociación empresaria que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, ha firmado convenios con los gobiernos de Córdoba, Neuquén, Río Negro, Mendoza, San Juan y Corrientes.
El programa Agrolimpio no se limitó sólo a la problemática de los envases. El objetivo, aclararon sus responsables, fue promover prácticas que neutralicen riesgos en la manipulación de plaguicidas, el cuidado de los seres humanos y el ambiente y la prevención del envenenamiento accidental por un manejo inadecuado.
La recuperación de los envases vacíos fue una estrategia central en el programa: evitó su acumulación en las explotaciones agropecuarias, con residuos que no hayan sido convenientemente tratados.
Mediante la difusión de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), se capacitó a los productores en el "triple lavado o lavado a presión" de los recipientes vacíos de fitosanitarios, según lo establece la Norma IRAM 12.069. Posteriormente, se realizó una perforación para inutilizarlos y se recolectaron para el reciclaje.
De esa forma, los recipientes se convirtieron en materia prima que sirvió para fabricar postes, caños de cloaca, guardaganados, conos de rutas, adoquines plásticos, cajas de baterías y reducidores de velocidad, entre otros productos.
"Una vez que los envases son recolectados, lavados y perforados e inutilizados, se reprocesan y se destinan a artículos útiles que no ofrezcan peligro a la población. Desde Agrolimpio garantizamos la trazabilidad y el destino de los materiales", afirmó Ernesto Sato, responsable de Agrolimpio a nivel nacional.
El programa tuvo la particularidad de adaptarse a las características y necesidades propias de cada distrito. "Hay provincias, como Río Negro y Neuquén, donde se hicieron dos campañas de recolección por año. En estos casos se realizaron acciones de publicidad y el productor llevó los envases vacíos y lavados a los centros de acopio habilitados", detalló Sato, a modo de ejemplo.
En Córdoba, los centros de acopio funcionaron todo el año debido a que los volúmenes de recipientes factibles a recuperar son mayores. "Es decir, cada provincia tuvo un programa hecho a medida de sus necesidades", sintetizó el especialista.
Con Agrolimpio, Casafe trabajó para obtener un equilibrio entre la productividad, el ambiente y el desarrollo integral de la sociedad, sustentado en la comunicación y el fortalecimiento en el país de las BPA y de los programas de Responsabilidad Social Empresaria.
Ese logro se debió a que se logró extender la acción del plan ambiental a una mayor porción del territorio nacional; se llegó a recuperar un 34% del material factible de recolectar. Es que Casafe, una asociación empresaria que representa a la industria de la ciencia de los cultivos, ha firmado convenios con los gobiernos de Córdoba, Neuquén, Río Negro, Mendoza, San Juan y Corrientes.
El programa Agrolimpio no se limitó sólo a la problemática de los envases. El objetivo, aclararon sus responsables, fue promover prácticas que neutralicen riesgos en la manipulación de plaguicidas, el cuidado de los seres humanos y el ambiente y la prevención del envenenamiento accidental por un manejo inadecuado.
La recuperación de los envases vacíos fue una estrategia central en el programa: evitó su acumulación en las explotaciones agropecuarias, con residuos que no hayan sido convenientemente tratados.
Mediante la difusión de las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), se capacitó a los productores en el "triple lavado o lavado a presión" de los recipientes vacíos de fitosanitarios, según lo establece la Norma IRAM 12.069. Posteriormente, se realizó una perforación para inutilizarlos y se recolectaron para el reciclaje.
De esa forma, los recipientes se convirtieron en materia prima que sirvió para fabricar postes, caños de cloaca, guardaganados, conos de rutas, adoquines plásticos, cajas de baterías y reducidores de velocidad, entre otros productos.
"Una vez que los envases son recolectados, lavados y perforados e inutilizados, se reprocesan y se destinan a artículos útiles que no ofrezcan peligro a la población. Desde Agrolimpio garantizamos la trazabilidad y el destino de los materiales", afirmó Ernesto Sato, responsable de Agrolimpio a nivel nacional.
El programa tuvo la particularidad de adaptarse a las características y necesidades propias de cada distrito. "Hay provincias, como Río Negro y Neuquén, donde se hicieron dos campañas de recolección por año. En estos casos se realizaron acciones de publicidad y el productor llevó los envases vacíos y lavados a los centros de acopio habilitados", detalló Sato, a modo de ejemplo.
En Córdoba, los centros de acopio funcionaron todo el año debido a que los volúmenes de recipientes factibles a recuperar son mayores. "Es decir, cada provincia tuvo un programa hecho a medida de sus necesidades", sintetizó el especialista.
Con Agrolimpio, Casafe trabajó para obtener un equilibrio entre la productividad, el ambiente y el desarrollo integral de la sociedad, sustentado en la comunicación y el fortalecimiento en el país de las BPA y de los programas de Responsabilidad Social Empresaria.