22 Marzo 2013
EN SU TIERRA NATAL. Mulé tocaba el oboe en la Sinfónica de la UNT, pero eligió el violín como estilo de vida. LA GACETA / FOTO DE HECTOR PERALTA
Les temen a los teléfonos celulares, no al público. El sólo hecho de pensar que un ringtone podría sonar a mitad de concierto los pone como locos. "Te corta toda la inspiración", dice Gustavo Mulé. "Uh, la verdad que es una cosa tremenda", opina Ricardo Sbrocco. Y el fotógrafo de LA GACETA agrega: "Bruno Gelber, cuando vino a Tucumán a tocar el piano en el centenario del teatro San Martín, dijo que si escuchaba uno se iba". La interrupción obliga al solista de violín y al director orquestal a mirarse y asentir con la cabeza, como si entendieran la decisión que hubiese tomado Gelber en mayo del año pasado.
Con un repertorio de piezas contrastantes, la Orquesta Sinfónica de la UNT abrirá el telón de la temporada 2013. El concierto estará a cargo del maestro Sbrocco, que desde principios del año pasado es el director titular de la filarmónica universitaria. En tanto, Mulé actuará como solista invitado. El violinista es tucumano, pero vive en Buenos Aires hace 20 años e integra la Orquesta Sinfónica Nacional. Volvió a su tierra natal como "jugador estrella" con motivo del debut de la Sinfónica. El espectáculo empezará con la obertura de una opereta popular del compositor austríaco Johann Strauss. "Tiene tonos de comedia, pero sólo tocamos la parte musical", aclara Sbrocco.
Saint-Saëns en Tucumán
Luego seguirán con dos piezas cumbres de Camille Saint-Saëns que requerirán de un gran virtuosismo por parte de Mulé. "Son dos obras ('La Habanera' y 'Capricciosa') que suelen tocarse juntas, un poco contrastantes en el estilo. La primera es más tranquila y reposada; la otra es más chispeante y se requiere mucha solvencia técnica para ejecutarla", explica el director titular de la Sinfónica.
Ambos coinciden en que "La Habanera" tiene muchas similitudes con la milonga rioplatense. El artista francés visitó Tucumán el 16 de junio de 1916 para dar un concierto con motivo de los festejos por el Centenario de la Independencia. Saint-Saëns actuó en el entonces teatro Odeón (hoy San Martín).
Durante su estadía en Tucumán el maestro expresó su furia ante las partituras de su música que exhibía la casa Breyer, a las que definió como "ediciones piratas no autorizadas". También se enojó por la forma en la que la Banda de Música de la Provincia ejecutó su "Danza macabra". Se hospedó en el antiguo hotel Savoy y opinó sobre el paisaje de la urbe tucumana. Les dijo a los periodistas de LA GACETA: "esta es la edificación que prefiero, o bien las casas de 20 pisos de Nueva York. Pero encuentro horribles las de dos o tres pisos".
Pianista coreana
Mulé explica que el violín es un estilo de vida. "Yo integré la Sinfónica de Tucumán como oboísta, hace mucho tiempo, y tuve que elegir entre el violín o el oboe. Tomé la decisión correcta", bromea. El 12 de abril -anticipa Sbrocco- tocará con la sinfónica la pianista coreana Liza Chung. La solista interpretará el concierto N°3 para piano de Beethoven. Será en el Alberdi. "Como siempre", dice el maestro.
Acto de arrojo
"Estar del otro lado, sobre el escenario, siempre es un poco excitante, hay adrenalina, es placentero". Sbrocco no duda en aclarar el panorama e insiste en que entra en un mundo distinto -"en otra órbita"- cuando pisa las tablas.
"Hay momentos de incertidumbre, siempre está el riesgo del error", dispara. "Esa incertidumbre hace que uno dé todo de sí mismo, es un acto de arrojo", advierte Mulé. Y de paso le recuerda al público que, por favor, apaguen sus teléfonos celulares antes de ingresar al teatro. Un simple ringtone puede arruinar una velada prometedora.
Con un repertorio de piezas contrastantes, la Orquesta Sinfónica de la UNT abrirá el telón de la temporada 2013. El concierto estará a cargo del maestro Sbrocco, que desde principios del año pasado es el director titular de la filarmónica universitaria. En tanto, Mulé actuará como solista invitado. El violinista es tucumano, pero vive en Buenos Aires hace 20 años e integra la Orquesta Sinfónica Nacional. Volvió a su tierra natal como "jugador estrella" con motivo del debut de la Sinfónica. El espectáculo empezará con la obertura de una opereta popular del compositor austríaco Johann Strauss. "Tiene tonos de comedia, pero sólo tocamos la parte musical", aclara Sbrocco.
Saint-Saëns en Tucumán
Luego seguirán con dos piezas cumbres de Camille Saint-Saëns que requerirán de un gran virtuosismo por parte de Mulé. "Son dos obras ('La Habanera' y 'Capricciosa') que suelen tocarse juntas, un poco contrastantes en el estilo. La primera es más tranquila y reposada; la otra es más chispeante y se requiere mucha solvencia técnica para ejecutarla", explica el director titular de la Sinfónica.
Ambos coinciden en que "La Habanera" tiene muchas similitudes con la milonga rioplatense. El artista francés visitó Tucumán el 16 de junio de 1916 para dar un concierto con motivo de los festejos por el Centenario de la Independencia. Saint-Saëns actuó en el entonces teatro Odeón (hoy San Martín).
Durante su estadía en Tucumán el maestro expresó su furia ante las partituras de su música que exhibía la casa Breyer, a las que definió como "ediciones piratas no autorizadas". También se enojó por la forma en la que la Banda de Música de la Provincia ejecutó su "Danza macabra". Se hospedó en el antiguo hotel Savoy y opinó sobre el paisaje de la urbe tucumana. Les dijo a los periodistas de LA GACETA: "esta es la edificación que prefiero, o bien las casas de 20 pisos de Nueva York. Pero encuentro horribles las de dos o tres pisos".
Pianista coreana
Mulé explica que el violín es un estilo de vida. "Yo integré la Sinfónica de Tucumán como oboísta, hace mucho tiempo, y tuve que elegir entre el violín o el oboe. Tomé la decisión correcta", bromea. El 12 de abril -anticipa Sbrocco- tocará con la sinfónica la pianista coreana Liza Chung. La solista interpretará el concierto N°3 para piano de Beethoven. Será en el Alberdi. "Como siempre", dice el maestro.
Acto de arrojo
"Estar del otro lado, sobre el escenario, siempre es un poco excitante, hay adrenalina, es placentero". Sbrocco no duda en aclarar el panorama e insiste en que entra en un mundo distinto -"en otra órbita"- cuando pisa las tablas.
"Hay momentos de incertidumbre, siempre está el riesgo del error", dispara. "Esa incertidumbre hace que uno dé todo de sí mismo, es un acto de arrojo", advierte Mulé. Y de paso le recuerda al público que, por favor, apaguen sus teléfonos celulares antes de ingresar al teatro. Un simple ringtone puede arruinar una velada prometedora.
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