21 Marzo 2013
Cristina se aferra al Papa y mira a octubre
La Presidenta se olvidó que dijo que Bergoglio era el "líder de la oposición" y que tenía profundas diferencias con Néstor Kirchner. La mandataria ordenó al Gabinete abstenerse de hacer declaraciones en contra del Sumo Pontífice y desplegó una estrategia que busca ganar los votos eclesiásticos.
EN ROMA. Cristina y su par brasileña Dilma Rousseff se saludaron efusivamente cuando se encontraron. PRESIDENCIA DE LA NACION
BUENOS AIRES.- Cristina Fernández se abrazó a la especulación político-electoral, dejó de lado sus profundas discrepancias -y las de Néstor Kirchner- con el cardenal Jorge Bergoglio, quien fuera para ella "el jefe de la oposición", y enalteció la figura del papa Francisco bajo la premisa "si no puedes con él, únete".
En apenas unos días, desde la designación del nuevo Papa hasta la reunión con él, la Presidenta pasó del claro enojo, cuando en un acto ni siquiera nombró a Bergoglio y ordenó al Gabinete no hacer declaraciones, a los elogios y algarabía por el espléndido encuentro con el Sumo Pontífice.
"¿Cómo lo de Francisco puede ser algo malo?", planteó ayer Juan Manuel Abal Medina. Sin embargo, fuentes del kirchnerismo admiten la "estrategia" de elogiar al Papa, porque ir contra la corriente mundial le hubiera salido muy caro a Cristina.
"Quién te dice que estar con el Papa no nos da un triunfo espectacular en octubre", bromeó un dirigente kirchnerista, admitiendo la estrategia presidencial.
La invitación que el viernes pasado, horas antes de viajar a Roma, le hizo Cristina a Alicia Oliveira, ex jueza echada durante la dictadura militar por su tarea por los derechos humanos, fue en ese sentido. Oliveira fue una de las primeras dirigentes en defender a Bergoglio, cuando desde el kirchnerismo se promovía la imagen de un Papa "colaboracionista" con la represión. La Presidenta nunca tuvo relación con Oliveira; la ex jueza recibió un llamado telefónico de Francisco, a pocas horas de haber sido designado Sumo Pontífice, en honor a la amistad entre ambos. Cristina sabía que el gesto sería bien visto por el Papa. Sin saberlo, Francisco, que en principio fue cooptado y convertido en líder por la oposición a raíz de sus reiteradas peleas con el kirchnerismo, luego pasó a ser el "Papa argentino y peronista", como dijo el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en alusión a los afiches que inundaron con esa frase el microcentro porteño.
El "hurto intelectual" del kirchnerismo sobre el "Papa peronista" fue a los afiches que mandó a imprimir el veterano peronista Eduardo Agosto, quien contó con la ayuda económica del barrionuevismo y el moyanismo. De hecho, los presentó el 12 del corriente en la peña "Eva Perón", un foro peronista anti "K".
Legislativas en octubre
El manto papal logró ocultar algunos pasos que la oposición dio, de cara a las elecciones legislativas de octubre. En el macrismo, es casi seguro que el PRO no utilizará el color amarillo en la campaña porque irá en un frente, que le permita sumar a distintos partidos y dirigentes extrapartidarios. Por caso, en la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri tiene casi cerrado un acuerdo con peronistas disidentes, como el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino; con el radicalismo, con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse; mientras espera intentar volver a asociarse con Francisco de Narváez. Posse está dispuesto a dejar San Isidro para aventurarse como diputado, aún si hay sanción de la UCR.
Ese esquema frentista le serviría a Macri, y al peronismo anti "K", en Capital, para llevar al ex ministro de Economía, Roberto Lavagna como postulante a diputado, y a Gabriela Michetti al Senado; en Córdoba, para amalgamar al ex árbitro Jorge Baldassi, con el deseo del PRO de seducir al radical Oscar Aguad, a quien el partido le cerraría la puerta para ser candidato. El FAP y el radicalismo iniciarán conversaciones de cara a establecer una alianza para los comicios legislativos. (DyN)
En apenas unos días, desde la designación del nuevo Papa hasta la reunión con él, la Presidenta pasó del claro enojo, cuando en un acto ni siquiera nombró a Bergoglio y ordenó al Gabinete no hacer declaraciones, a los elogios y algarabía por el espléndido encuentro con el Sumo Pontífice.
"¿Cómo lo de Francisco puede ser algo malo?", planteó ayer Juan Manuel Abal Medina. Sin embargo, fuentes del kirchnerismo admiten la "estrategia" de elogiar al Papa, porque ir contra la corriente mundial le hubiera salido muy caro a Cristina.
"Quién te dice que estar con el Papa no nos da un triunfo espectacular en octubre", bromeó un dirigente kirchnerista, admitiendo la estrategia presidencial.
La invitación que el viernes pasado, horas antes de viajar a Roma, le hizo Cristina a Alicia Oliveira, ex jueza echada durante la dictadura militar por su tarea por los derechos humanos, fue en ese sentido. Oliveira fue una de las primeras dirigentes en defender a Bergoglio, cuando desde el kirchnerismo se promovía la imagen de un Papa "colaboracionista" con la represión. La Presidenta nunca tuvo relación con Oliveira; la ex jueza recibió un llamado telefónico de Francisco, a pocas horas de haber sido designado Sumo Pontífice, en honor a la amistad entre ambos. Cristina sabía que el gesto sería bien visto por el Papa. Sin saberlo, Francisco, que en principio fue cooptado y convertido en líder por la oposición a raíz de sus reiteradas peleas con el kirchnerismo, luego pasó a ser el "Papa argentino y peronista", como dijo el secretario de Comercio, Guillermo Moreno, en alusión a los afiches que inundaron con esa frase el microcentro porteño.
El "hurto intelectual" del kirchnerismo sobre el "Papa peronista" fue a los afiches que mandó a imprimir el veterano peronista Eduardo Agosto, quien contó con la ayuda económica del barrionuevismo y el moyanismo. De hecho, los presentó el 12 del corriente en la peña "Eva Perón", un foro peronista anti "K".
Legislativas en octubre
El manto papal logró ocultar algunos pasos que la oposición dio, de cara a las elecciones legislativas de octubre. En el macrismo, es casi seguro que el PRO no utilizará el color amarillo en la campaña porque irá en un frente, que le permita sumar a distintos partidos y dirigentes extrapartidarios. Por caso, en la provincia de Buenos Aires, Mauricio Macri tiene casi cerrado un acuerdo con peronistas disidentes, como el intendente de Malvinas Argentinas, Jesús Cariglino; con el radicalismo, con el intendente de San Isidro, Gustavo Posse; mientras espera intentar volver a asociarse con Francisco de Narváez. Posse está dispuesto a dejar San Isidro para aventurarse como diputado, aún si hay sanción de la UCR.
Ese esquema frentista le serviría a Macri, y al peronismo anti "K", en Capital, para llevar al ex ministro de Economía, Roberto Lavagna como postulante a diputado, y a Gabriela Michetti al Senado; en Córdoba, para amalgamar al ex árbitro Jorge Baldassi, con el deseo del PRO de seducir al radical Oscar Aguad, a quien el partido le cerraría la puerta para ser candidato. El FAP y el radicalismo iniciarán conversaciones de cara a establecer una alianza para los comicios legislativos. (DyN)
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