Por José Nazaro
16 Marzo 2013
ESPERANZAS. La elección del jesuita argentino Bergoglio augura un giro en la Iglesia. EFE
Durante la audiencia que mantuvo hoy con los 6.000 periodistas acreditados para cubrir su asunción, el Papa Francisco dijo que los católicos deberían recordar que el centro de la Iglesia es Jesús y no el Sumo Pontífice. A pesar de que su discurso era transmitido a la plaza de San Pedro a través de dos pantallas gigantes, ninguna de las miles de personas que la recorrían esta mañana parecía haber entendido el mensaje, porque Francisco es hoy la súper estrella de Roma.
"¿Argentino? ¡Igual que el Papa", exclama un vendedor de souvenires. A la misma exclamación la repiten mozos, recepcionistas de hoteles, policías, religiosos... Y la lista sigue. "Que bueno que por lo menos ahora nos reconozcan por algo mas que por los futbolistas", se alegró Nadia Macoritto, una rosarina afortunada: cuando en diciembre planificó su viaje a Europa ni sospechaba que su paso por Roma iba a coincidir con los primeros días de papado del pontífice argentino.
Si bien es demasiado pronto como para encontrar souvenires de Jorge Bergoglio (sobran los de Juan Pablo II), los vendedores ya ofrecen fotos suyas del día de su elección, y da la impresión de que entre los sacerdotes y religiosas que recorren las calles del Vaticano en todas direcciones reina el optimismo: las palabras de Francisco parecen soplar aires de cambio dentro de la institución.
Esta mañana, los argentinos eran minoría. Sin embargo, algún mate circunstancial o un "che" exclamado bajo el sol que templaba la plaza los delataba. Y en cuanto se los identificaba, todos parecían hinchar el pecho de orgullo. Lógico, eran los compatriotas de la súper estrella de Roma, el papa Francisco que, hoy por hoy, y parafraseando a John Lennon, parece ser mas famoso incluso que el mismo Jesús. LA GACETA
"¿Argentino? ¡Igual que el Papa", exclama un vendedor de souvenires. A la misma exclamación la repiten mozos, recepcionistas de hoteles, policías, religiosos... Y la lista sigue. "Que bueno que por lo menos ahora nos reconozcan por algo mas que por los futbolistas", se alegró Nadia Macoritto, una rosarina afortunada: cuando en diciembre planificó su viaje a Europa ni sospechaba que su paso por Roma iba a coincidir con los primeros días de papado del pontífice argentino.
Si bien es demasiado pronto como para encontrar souvenires de Jorge Bergoglio (sobran los de Juan Pablo II), los vendedores ya ofrecen fotos suyas del día de su elección, y da la impresión de que entre los sacerdotes y religiosas que recorren las calles del Vaticano en todas direcciones reina el optimismo: las palabras de Francisco parecen soplar aires de cambio dentro de la institución.
Esta mañana, los argentinos eran minoría. Sin embargo, algún mate circunstancial o un "che" exclamado bajo el sol que templaba la plaza los delataba. Y en cuanto se los identificaba, todos parecían hinchar el pecho de orgullo. Lógico, eran los compatriotas de la súper estrella de Roma, el papa Francisco que, hoy por hoy, y parafraseando a John Lennon, parece ser mas famoso incluso que el mismo Jesús. LA GACETA
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