Por Federico Espósito
16 Marzo 2013
A LA CARGA. Ulises Véliz (San Martín), Ezzio Bolatti Merched (C.E.C.), Patricio Marchesano (Aguará), Canivares (Bajo Hondo), Cisterna (San Isidro), Néstor Molina (Corsarios) y Sebastián Alderete (Monteros).
El muchacho que aparece en la foto vestido de azul, blanco y naranja lo sintetizó muy bien. "Para jugar en el Desarrollo hay que tener huevos", disparó el amigo, que se llama Nelson Cisterna y juega en San Isidro de Lules. Razón no le falta: el Anual de Desarrollo, que esta tarde comenzará su edición 2013, no es para cualquiera.
La juventud de la gran mayoría de los clubes hace que tal vez aún no haya sistemas de juego tan aceitados y dinámicos como en los equipos de Primera (muchos jugadores conocieron la ovalada hace dos o tres años). Pero todo se compensa con el corazón. La entrega y la intensidad alcanzan cotas tan altas como los mejores clásicos de la categoría superior. Nadie se guarda nada y se pelea hasta el final. La extenuación física se remedia con orgullo.
Esta edición contará con un nuevo participante: Bajo Hondo. Agobiado por las lesiones que le dejó una muy dura temporada en Primera, la institución del Parque Guillermina decidió seguir el camino que Corsarios había tomado en 2012 y bajó al Desarrollo por voluntad propia. Allí buscará empezar desde cero y reconstruirse con bases más sólidas. Al frente del proyecto Resurrección estará Sergio Canivares, quien a su rol de capitán y referente le añadirá el de entrenador. La transformación será la misma que experimentó antes Corsario: de pequeños en Primera a gigantes del Desarrollo.
Pero también estarán Aguará Guazú de Aguilares (subcampeón del Apertura y campeón del Clausura 2012), Monteros, Tafí Viejo, San Martín, Coipú (Famaillá), La Querencia (Alberdi), C.E.C (Círculo de Ex-Cadetes del Liceo General Aráoz de Lamadrid) y San Isidro (Lules).
El torneo Desarrollo tiene sus propios clásicos, que por cierto son bien picantes: Bajo Hondo-Cosarios, Coipú-Monteros, entre otros. Solo resta esperar que los jugadores y el público entiendan la importancia de la paz en el crecimiento del rugby del interior.
La juventud de la gran mayoría de los clubes hace que tal vez aún no haya sistemas de juego tan aceitados y dinámicos como en los equipos de Primera (muchos jugadores conocieron la ovalada hace dos o tres años). Pero todo se compensa con el corazón. La entrega y la intensidad alcanzan cotas tan altas como los mejores clásicos de la categoría superior. Nadie se guarda nada y se pelea hasta el final. La extenuación física se remedia con orgullo.
Esta edición contará con un nuevo participante: Bajo Hondo. Agobiado por las lesiones que le dejó una muy dura temporada en Primera, la institución del Parque Guillermina decidió seguir el camino que Corsarios había tomado en 2012 y bajó al Desarrollo por voluntad propia. Allí buscará empezar desde cero y reconstruirse con bases más sólidas. Al frente del proyecto Resurrección estará Sergio Canivares, quien a su rol de capitán y referente le añadirá el de entrenador. La transformación será la misma que experimentó antes Corsario: de pequeños en Primera a gigantes del Desarrollo.
Pero también estarán Aguará Guazú de Aguilares (subcampeón del Apertura y campeón del Clausura 2012), Monteros, Tafí Viejo, San Martín, Coipú (Famaillá), La Querencia (Alberdi), C.E.C (Círculo de Ex-Cadetes del Liceo General Aráoz de Lamadrid) y San Isidro (Lules).
El torneo Desarrollo tiene sus propios clásicos, que por cierto son bien picantes: Bajo Hondo-Cosarios, Coipú-Monteros, entre otros. Solo resta esperar que los jugadores y el público entiendan la importancia de la paz en el crecimiento del rugby del interior.