14 Marzo 2013
"SE LO PEDÍ A SAN JOSÉ". Fray José Paz, de 87 años, confesó que había rogado "por un Papa al que podamos querer mucho". LA GACETA / FOTOS DE ENRIQUE GALINDEZ
"Ayer se lo rogué a San José: por favor, mandame uno al que los argentinos lo podamos querer mucho. ¡Y mirá que no se lo pedí a Bergoglio, pero él parece que me escuchó...", dice fray José Paz y ahí se le quiebra la voz. Tiene 87 años "y medio" (lo aclara) pero los ojos le brillan como si fuera un niño. "Vos, San José, que lo cuidaste al Niño Jesús, cuidanos a nosotros también que somos la Iglesia", le suplicó el fraile más anciano del convento San Francisco de Tucumán. "Cuando lo supe, ¡lloré de la emoción!", confiesa, y de vuelta le saltan las lágrimas, mezcladas con una sonrisa.
El padre José conoció a Bergoglio en Buenos Aires. "Era rector del Colegio Máximo de San Miguel. Me impresionó su sencillez y humildad. No quería usar el auto con chofer que tenía a su disposición. Si tenía que oficiar misa en algún lugar llegaba en taxi", recuerda.
En el convento de 25 de Mayo y San Martín sólo hay lugar para la emoción. "Me impresionó la humildad con la que se presentó ante el mundo. Primero pidió al pueblo que rece por él antes de impartir la bendición a todos. Con este gesto quería significar que él no se basta solo y que necesita también de la oración de los fieles", destaca fray Marcos Porta, guardián del convento.
Los frailes Eduardo Lascano y Domingo Almada se sumaron al doble festejo, no sólo porque el Papa es argentino sino además porque eligió el nombre de Francisco, su fundador.
"San Francisco nunca criticó a la Iglesia, por el contrario, siempre insistió en la necesidad de obedecer al Papa. Jamás se empeñó en señalar los errores de los otros, pero sí se preocupó por seguir el camino correcto. Siempre se preguntaba '¿estoy haciendo bien las cosas?", remarca fray Marcos. "Por todo esto, si el Papa sigue el ejemplo de San Francisco, sobre todo en su amor a los pobres, en su austeridad, en su simplicidad, su sencillez, seguramente va a ser un gran Papa", sostienen.
El hecho de que el Papa sea argentino, es para los frailes un signo de grandeza. "Significa que los mismos cardenales ven más allá de sus fronteras", agregan.
"Cuando Benedicto XVI renunció yo me pregunté ¿qué será lo que Dios nos está preparando? Y era esto, quizás el comienzo de un gran papado, algo que todavía no podemos dimensionar, como tampoco sabíamos en un principio la grandeza que iba a tener Juan Pablo II cuando fue ungido", destaca fray Marcos.
El padre José conoció a Bergoglio en Buenos Aires. "Era rector del Colegio Máximo de San Miguel. Me impresionó su sencillez y humildad. No quería usar el auto con chofer que tenía a su disposición. Si tenía que oficiar misa en algún lugar llegaba en taxi", recuerda.
En el convento de 25 de Mayo y San Martín sólo hay lugar para la emoción. "Me impresionó la humildad con la que se presentó ante el mundo. Primero pidió al pueblo que rece por él antes de impartir la bendición a todos. Con este gesto quería significar que él no se basta solo y que necesita también de la oración de los fieles", destaca fray Marcos Porta, guardián del convento.
Los frailes Eduardo Lascano y Domingo Almada se sumaron al doble festejo, no sólo porque el Papa es argentino sino además porque eligió el nombre de Francisco, su fundador.
"San Francisco nunca criticó a la Iglesia, por el contrario, siempre insistió en la necesidad de obedecer al Papa. Jamás se empeñó en señalar los errores de los otros, pero sí se preocupó por seguir el camino correcto. Siempre se preguntaba '¿estoy haciendo bien las cosas?", remarca fray Marcos. "Por todo esto, si el Papa sigue el ejemplo de San Francisco, sobre todo en su amor a los pobres, en su austeridad, en su simplicidad, su sencillez, seguramente va a ser un gran Papa", sostienen.
El hecho de que el Papa sea argentino, es para los frailes un signo de grandeza. "Significa que los mismos cardenales ven más allá de sus fronteras", agregan.
"Cuando Benedicto XVI renunció yo me pregunté ¿qué será lo que Dios nos está preparando? Y era esto, quizás el comienzo de un gran papado, algo que todavía no podemos dimensionar, como tampoco sabíamos en un principio la grandeza que iba a tener Juan Pablo II cuando fue ungido", destaca fray Marcos.