La economía, clave en el referéndum de Malvinas

La economía, clave en el referéndum de Malvinas

Los recursos que se generan en la isla vuelven en beneficios para una población muy pequeña, que goza de un verdadero Estado de Bienestar.

INDUSTRIA CENTRAL. La principal contribución a la economía de las Malvinas proviene de la pesca. REUTERS INDUSTRIA CENTRAL. La principal contribución a la economía de las Malvinas proviene de la pesca. REUTERS
Cable & Wireless comunica a los ocupantes de las Islas Malvinas (que sus actuales habitantes designan como Falklands) que no tiene líneas disponibles para atender las solicitudes de instalación del servicio. Así se lee en el aviso que la empresa que brinda el servicio de telecomunicaciones ha publicado en el semanario "Pinguin News", durante la última semana de marzo de 2008, cuando LA GACETA arriba al archipiélago austral para conocer cómo se vive allí, 26 años después de la Guerra de 1982.

Allí, en Puerto Argentino (la capital malvinense que los británicos llaman Stanley), la información difundida por los isleños para consumo de ellos mismos aporta elementos económicos centrales para comprender con mayor amplitud el resultado del referéndum celebrado ayer. Para entender que en la unánime decisión de los autodenominados falklanders, en favor de mantener ese territorio argentino bajo bandera inglesa, pesan intereses que van mucho más allá de la exaltación desmesurada por identificarse con el Reino Unido.

En concreto, la principal contribución a la economía de las Malvinas, según consigna la Guía para Visitantes que expone datos oficiales, proviene de la pesca, que en la temporada 2006-2007 aportó 15,5 millones de libras: unos 31 millones de dólares en 2008. En la normativa que se aplica en las Malvinas, los ocupantes y sus autoridades establecieron una moneda de curso legal propia para este territorio. La denominan “Falkland Island pound”, es decir, una libra local. Pero como se encuentra establecido que su valuación es la misma que la de la libra esterlina, es esta moneda británica la que circula en el archipiélago. Su relación respecto del dólar estadounidense era, prácticamente, de 2 a 1, aunque los comercios solían convertir 100 dólares en sólo 48 libras esterlinas. En todos sus billetes, no importa el valor nominal, está impreso un retrato de la reina de Inglaterra.

De los 31 millones de dólares aportados por la pesca en la mencionada temporada, el 30% había sido destinado por las autoridades a financiar programas de protección y de investigación sobre la flora y la fauna marítima. El grueso de estos fondos provinieron de las licencias de pesca, que los ocupantes de las islas concedieron a mas de 30 países. Disfrutan de ese prerrogativa, especialmente, después de la conflagración del Atlántico Sur. 

Precisamente, hasta la introducción de las zonas de conservación y de exclusión para la pesca, acontecida en los 80, la cría de ovejas y la exportación de lana eran las actividades que sostenían la economía de las islas. Hay casi 600.000 ovejas en las poco menos de 90 granjas, lo que arroja un promedio de producción de 1,8 toneladas de lana por año, durante la última década. Pero esa actividad ha quedado relegada. Hasta el punto de que, hace un lustro, el turismo era ya la segunda actividad económica en las Malvinas, y aportaba entonces, aproximadamente, unos 5 millones de libras esterlinas por año, es decir, unos 10 millones de dólares. En este rubro, se había registrado un incremento sustancial en materia de cruceros de larga distancia. En la temporada 2006-2007 arribaron, por esa vía, 51.000 turistas de 87 paises, lo que representaba un aumento promedio de un 15% respecto de las seis temporadas anteriores. Y estaba proyectado que los visitantes de cruceros llegarían a sumar 80.000 en la temporada 2007-2008.

Todo el dineral que generan estas pocas actividades económicas (de otras muy pujantes, como la construcción, no había datos) vuelve en beneficios para una población muy pequeña, que goza de un verdadero Estado de Bienestar. De acuerdo con un censo que fue realizado durante 2006, la población de las islas es de 2.478 personas, 2.115 de las cuales vive en Puerto Argentino. La información del censo  especificaba que el 54% de la población había nacido en las islas, que otro 25% eran descendientes de británicos y que otro 5% eran descendientes de chilenos. Cabe aclarar que esos no tienen en cuenta al personal afectado a la guarnición militar, cuya cantidad no es consignada. 

Los ocupantes de Malvinas gozan de educacion gratuita y obligatoria desde los cuatro hasta los 16 años. Los niños de hasta 11 años concurren a la “junior school”, mientras que los mayores van a otro establecimiento, que es llamado Escuela de la Comunidad. Los que quieran completar la escolaridad después de los 16 pueden hacerlo en Gran Bretaña, con los costos cubiertos por el gobierno del archipiélago.

Para atender la salud de los isleños hay un hospital totalmente equipado. En 2008 ya contaba con 28 camas de internación, una más para maternidad y cuatro médicos disponibles las 24 horas para la consulta por casos de accidentes. Si alguna situación no puede ser tratada por los profesionales locales, los pacientes son derivados por vía aérea a Chile, Uruguay o al Reino Unido. El gasto del gobernador en el sistema de atención médica pública y gratuita (para los residentes) es de 6,3 millones de libras por año, es decir, unos 13 millones de dólares. Menos de la mitad que se recauda por las licencias pesqueras.

Los trabajadores, desde los que trabajan en la empresa de distribución de energía hasta los que son empleados en restaurantes, gozán en la mayoría de los casos del beneficio de recibir una vivienda mientras se desempeñen en sus labores. Y los que se retiran por razones de edad, reciben diariamente dos voucher de comida: una para almorzar y otro para cenar en cualquier casa de comidas de Puerto Argentino.

Todo eso está en juego para los ocupantes de las Malvinas a la hora de arrogarse el derecho a votar acerca de si quieren seguir siendo británicos en suelo argentino. Porque la información oficial de los que viven en Malvinas dice que las islas son consideradas por sus actuales ocupantes como territorio de ultramar del Reino Unido, del cual -puntualizan- es independiente, con excepción de los asuntos de defensa y de los asuntos exteriores, facultades que son retenidas por el gobierno británico. Por eso, los autodenominados falklanders reniegan del apelativo “kelper”, que literalmente refiere al oficio de recoger kelp, un alga, en las playas, y que políticamente alude a la calidad de ciudadanos de segunda. Ellos difunden que son ciudadanos del Reino Unido de pleno derecho. Que son ciudadanos de primera. Que viven, cuanto menos materialmente, como tales. LA GACETA

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