09 Marzo 2013
"PAPÁ DIOS". Seguidores chavista trasladan un enorme poster del líder muerto.
CARACAS.- Sin la pomposidad de los festejos en Miami, los antichavistas celebran en Venezuela la muerte del presidente Hugo Chávez, aunque lo hacen en privado, mordiéndose la lengua y con temor.
"Estoy contenta y muy preocupada. No hemos podido celebrar por miedo. Solo ellos pueden expresar su dolor. También pueden manifestar su alegría cuando quieren. Pero nosotros no podemos", dice María Ortiz, ama de casa de 55 años.
La mujer cree que hay una realidad que en parte se esconde y, por otro lado, está reprimida: "hay autocensura en la prensa y también en los ciudadanos, que no se animan a decir que están contentos".
El arco político estuvo lejos de manifestarse alegre en público e incluso fue mesurado: el principal líder opositor y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, pidió paz y respeto, además de ofrecer sus condolencias a la familia de Chávez. "Fuimos adversarios, nunca enemigos. Comprendemos los sentimientos de dolor de la familia del presidente fallecido, de sus compañeros y de muchos venezolanos de todas las regiones", dijo Capriles en un mensaje leído.
Antichavistas que se animan a hablar, piensan diferente: "hay un odio irreconciliable al otro", considera Ortiz, antes de subirse a su camioneta 4x4 en Los Palos Grandes, uno de los barrios más acomodados de Caracas.
En este rincón de la capital venezolana hubo gritos de festejos y pirotecnia tras conocerse que Chávez había muerto. La celebración enseguida menguó.
"Te soy sincero: que la pague ahí arriba. Ayudó a un grupo, pero perjudicó a un montón de gente, eso no puede ser", se quejó Carlos Calvo, un licenciado en Administración de Empresas devenido en taxista. "Es mentira que bajó la pobreza. Mira eso", comentó mientras señalaba los barrios marginales del Cerro Propatria. De todos modos, las cifras oficiales indican que la pobreza bajó de forma pronunciada. (DPA)
"Estoy contenta y muy preocupada. No hemos podido celebrar por miedo. Solo ellos pueden expresar su dolor. También pueden manifestar su alegría cuando quieren. Pero nosotros no podemos", dice María Ortiz, ama de casa de 55 años.
La mujer cree que hay una realidad que en parte se esconde y, por otro lado, está reprimida: "hay autocensura en la prensa y también en los ciudadanos, que no se animan a decir que están contentos".
El arco político estuvo lejos de manifestarse alegre en público e incluso fue mesurado: el principal líder opositor y gobernador del estado de Miranda, Henrique Capriles, pidió paz y respeto, además de ofrecer sus condolencias a la familia de Chávez. "Fuimos adversarios, nunca enemigos. Comprendemos los sentimientos de dolor de la familia del presidente fallecido, de sus compañeros y de muchos venezolanos de todas las regiones", dijo Capriles en un mensaje leído.
Antichavistas que se animan a hablar, piensan diferente: "hay un odio irreconciliable al otro", considera Ortiz, antes de subirse a su camioneta 4x4 en Los Palos Grandes, uno de los barrios más acomodados de Caracas.
En este rincón de la capital venezolana hubo gritos de festejos y pirotecnia tras conocerse que Chávez había muerto. La celebración enseguida menguó.
"Te soy sincero: que la pague ahí arriba. Ayudó a un grupo, pero perjudicó a un montón de gente, eso no puede ser", se quejó Carlos Calvo, un licenciado en Administración de Empresas devenido en taxista. "Es mentira que bajó la pobreza. Mira eso", comentó mientras señalaba los barrios marginales del Cerro Propatria. De todos modos, las cifras oficiales indican que la pobreza bajó de forma pronunciada. (DPA)
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