02 Marzo 2013
El director David O. Russell no pierde el tiempo y presenta contundentemente a su personaje central; en pocos minutos narra el momento que vive Pat, ocho meses después de casi haber matado al amante de su esposa y de haber sido internado para su tratamiento psiquiátrico. Presenta a su entorno familiar y a sus amigos más cercanos e introduce al otro personaje protagónico: Tiffany, joven, bella, viuda reciente, dispuesta a salir del duro trance en el que se encuentra sin reparar en detalles. Desde luego que en cuanto los protagonistas y el esquema argumental del filme están expuestos, pocas dudas le quedan al espectador sobre qué es lo que va a ocurrir en las sucesivas escenas o sobre el modo en el que va a culminar la historia. Pero estos son detalles a los que quienes gustan de las comedias están acostumbrados, y es cierto que, en este género, poco importa la falta de sorpresas si los diálogos son ingeniosos y si los actores interpretan satisfactoriamente a sus personajes. Estos requisitos se cumplen cabalmente en el filme de Russell y es en esos rubros en los que se anotan los principales aciertos de la producción. El director imprime un ritmo adecuado a la narración y el elenco aprovecha en profundidad las posibilidades de lucimiento que les ofrecen sus respectivos personajes.
Sin embargo, el filme no logra superar el nivel de una comedia agradable y divertida para convertirse en una gran película, de esas que hacen historia; a pesar de que tanto las situaciones como los personajes permitían vislumbrar la posibilidad de un tratamiento original, el guión se desliza por senderos muy transitados y el espectador comienza a sentir que todo se va a acomodar dentro de esquemas conocidos.
El desenlace confirma esas presunciones y tal vez sea lo más flojo de la propuesta. Sin embargo, es importante destacar que las dos horas de proyección transcurren sin tropiezos para el espectador y que algunos momentos resultan muy logrados. Y en cuanto a Jennifer Lawrence, si el Oscar parece demasiado premio para este trabajo, recuérdese que tal vez debió haberlo ganado hace dos años por su gran tarea en "Lazos de sangre".
Sin embargo, el filme no logra superar el nivel de una comedia agradable y divertida para convertirse en una gran película, de esas que hacen historia; a pesar de que tanto las situaciones como los personajes permitían vislumbrar la posibilidad de un tratamiento original, el guión se desliza por senderos muy transitados y el espectador comienza a sentir que todo se va a acomodar dentro de esquemas conocidos.
El desenlace confirma esas presunciones y tal vez sea lo más flojo de la propuesta. Sin embargo, es importante destacar que las dos horas de proyección transcurren sin tropiezos para el espectador y que algunos momentos resultan muy logrados. Y en cuanto a Jennifer Lawrence, si el Oscar parece demasiado premio para este trabajo, recuérdese que tal vez debió haberlo ganado hace dos años por su gran tarea en "Lazos de sangre".
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