Por Carlos Páez de la Torre H
20 Febrero 2013
UNA CONDECORACIÓN. Escudo de paño con la leyenda "La Patria a los vencedores en Salta", acordado a los soldados. LA GACETA / ARCHIVO
Por la noche del 20 de febrero de 1813, ni bien consumada la gran victoria de Campo de Castañares, el general Manuel Belgrano remitía, fechada en la "Tablada de Salta", una jubilosa comunicación al Triunvirato.
"El Todopoderoso ha coronado con una completa victoria nuestros trabajos", expresaba. "Arrollado con las bayonetas y los sables, el ejército al mando de don Pío Tristán se ha rendido del modo que aparece en la adjunta capitulación. No puedo dar a V.E. una noticia exacta de los muertos y heridos ni tampoco de los nuestros", agregaba, advirtiendo que lo haría más tarde.
Se limitaba a decir "por lo pronto, que mi segundo, el mayor general Díaz Vélez, ha sido atravesado en un muslo de bala de fusil, cuando ejercía sus funciones con el mayor denuedo, conduciendo el ala derecha del ejército a la victoria".
Agregaba que, el comportamiento del coronel Martín Rodríguez, jefe del ala izquierda, "y el de todos los demás comandantes de división, así de infantería como de caballería, e igualmente el de los oficiales de artillería y demás cuerpos del ejército, ha sido el más digno y propio de americanos libres que han jurado sostener la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata".
Quería "repetir a V.E. lo que le dije en mi parte del 24 de septiembre pasado (se refería al de la acción de Tucumán), que desde el último soldado hasta el jefe de mayor graduación, e igualmente el paisanaje, se han hecho acreedores a la atención de sus conciudadanos y a las distinciones con que no dudo que V.E. sabrá premiarles".
"El Todopoderoso ha coronado con una completa victoria nuestros trabajos", expresaba. "Arrollado con las bayonetas y los sables, el ejército al mando de don Pío Tristán se ha rendido del modo que aparece en la adjunta capitulación. No puedo dar a V.E. una noticia exacta de los muertos y heridos ni tampoco de los nuestros", agregaba, advirtiendo que lo haría más tarde.
Se limitaba a decir "por lo pronto, que mi segundo, el mayor general Díaz Vélez, ha sido atravesado en un muslo de bala de fusil, cuando ejercía sus funciones con el mayor denuedo, conduciendo el ala derecha del ejército a la victoria".
Agregaba que, el comportamiento del coronel Martín Rodríguez, jefe del ala izquierda, "y el de todos los demás comandantes de división, así de infantería como de caballería, e igualmente el de los oficiales de artillería y demás cuerpos del ejército, ha sido el más digno y propio de americanos libres que han jurado sostener la soberanía de las Provincias Unidas del Río de la Plata".
Quería "repetir a V.E. lo que le dije en mi parte del 24 de septiembre pasado (se refería al de la acción de Tucumán), que desde el último soldado hasta el jefe de mayor graduación, e igualmente el paisanaje, se han hecho acreedores a la atención de sus conciudadanos y a las distinciones con que no dudo que V.E. sabrá premiarles".