Por Miguel Velardez
19 Febrero 2013
Como si estuviese blindado. Así se mueve el fiscal Carlos Albaca por los pasillos de tribunales y es famoso por su personalísimo modo de administrar su cargo. Los propios empleados de la fiscalía de Instrucción en lo Penal de la II° Nominación le guardan cierto temor reverencial. En los días en que el horno no está para bollos; mejor ni acercarse, suelen comentar algunos empleados históricos de su despacho.
El fiscal del caso Lebbos es un hombre que prefiere mantener lejos a los propios abogados que van golpear su puerta por un algún circunstancial cliente en apuros. Cada vez que la fiscalía II° está de turno, los letrados reniegan por la "soberbia" con que se maneja el fiscal con más de 21 años en el ejercicio de la función pública. En el edificio de tribunales se dice que; incluso, desde el ministerio fiscal, donde está el jefe de todos los fiscales, prefieren no tener ningún cortocircuito con el más antiguo del grupo.
Si hay algo que el fiscal Albaca no quiere es quedar en el foco de las cámaras y mucho menos de los micrófonos. Sin embargo, ahora su nombre empieza a sonar con más fuerza fuera de Tucumán. A pocos días de cumplirse siete años de impunidad por el crimen de la joven Paulina Lebbos, Alberto Lebbos no descansa en afán de conseguir justicia.
El padre de Paulina sigue moviendo los hilos con determinados contactos para obtener una audiencia con la presidenta Cristina Fernández. Ya recibió algunos guiños kirchneristas que le dan esperanzas de poder entrar a la Casa Rosada, como lo hizo Susana Trimarco en su momento, y exponer sobre la desaparición y el asesinato de Paulina.
El caso comenzó a difundirse en los medios nacionales. La semana pasada se publicó en el diario Tiempo Argentino. También le hicieron entrevistas en Radio Nacional, y varios canales de televisión porteños.
La foto que más duele
Mientras Lebbos sigue golpeando puertas a nivel nacional, en Tucumán, el alperovichismo observa con recelo sus movimientos. Una hipotética foto de Cristina Fernández y Alberto Lebbos en el despacho presidencial sería un golpe bajo para el gobernador, José Alperovich. Por eso es que los funcionarios tucumanos intentan seguir en puntillas los pasos del padre de Paulina. A quien quiera oír, Alberto Lebbos le habla de la impunidad en Tucumán. Denuncia un encubrimiento del poder político y responsabiliza al fiscal Albaca por el estancamiento de la causa. Si la Presidenta recibe en audiencia a Lebbos, por más breve que sea ese hipotético encuentro, habrá un mensaje para el gobernador de Tucumán. Mientras tanto, el padre de Paulina avanza con la organización de la marcha que se hará el viernes 26 en la plaza Independencia, en ocasión de cumplirse los siete años de la desaparición de Paulina.
En las últimas semanas, Lebbos comenzó a cosechar respaldos fuera de la provincia. De hecho, ya recibió algunos mensajes de distintos sectores vinculados con casos impunes de Salta, Santiago del Estero, de Córdoba, que se comprometieron a venir a Tucumán para acompañarlo ese día. En esa dirección espera la presencia de familiares de víctimas de Cromañón.
Además de Alperovich, las quejas de Lebbos también apuntan contra el fiscal Albaca, que no le permite ni siquiera ver el expediente de la causa. Esas cientos de fojas que guarda el fiscal en su oficina no tienen ni un solo imputado. Todos aquellos que, en algún momento, prestaron declaración lo hicieron en carácter de testigos. Pero nadie sabe qué dijeron. El fiscal Albaca maneja el caso como un secreto de Estado. Ese blindaje es lo que Lebbos pretende romper, pero su éxito depende de otros.
El fiscal del caso Lebbos es un hombre que prefiere mantener lejos a los propios abogados que van golpear su puerta por un algún circunstancial cliente en apuros. Cada vez que la fiscalía II° está de turno, los letrados reniegan por la "soberbia" con que se maneja el fiscal con más de 21 años en el ejercicio de la función pública. En el edificio de tribunales se dice que; incluso, desde el ministerio fiscal, donde está el jefe de todos los fiscales, prefieren no tener ningún cortocircuito con el más antiguo del grupo.
Si hay algo que el fiscal Albaca no quiere es quedar en el foco de las cámaras y mucho menos de los micrófonos. Sin embargo, ahora su nombre empieza a sonar con más fuerza fuera de Tucumán. A pocos días de cumplirse siete años de impunidad por el crimen de la joven Paulina Lebbos, Alberto Lebbos no descansa en afán de conseguir justicia.
El padre de Paulina sigue moviendo los hilos con determinados contactos para obtener una audiencia con la presidenta Cristina Fernández. Ya recibió algunos guiños kirchneristas que le dan esperanzas de poder entrar a la Casa Rosada, como lo hizo Susana Trimarco en su momento, y exponer sobre la desaparición y el asesinato de Paulina.
El caso comenzó a difundirse en los medios nacionales. La semana pasada se publicó en el diario Tiempo Argentino. También le hicieron entrevistas en Radio Nacional, y varios canales de televisión porteños.
La foto que más duele
Mientras Lebbos sigue golpeando puertas a nivel nacional, en Tucumán, el alperovichismo observa con recelo sus movimientos. Una hipotética foto de Cristina Fernández y Alberto Lebbos en el despacho presidencial sería un golpe bajo para el gobernador, José Alperovich. Por eso es que los funcionarios tucumanos intentan seguir en puntillas los pasos del padre de Paulina. A quien quiera oír, Alberto Lebbos le habla de la impunidad en Tucumán. Denuncia un encubrimiento del poder político y responsabiliza al fiscal Albaca por el estancamiento de la causa. Si la Presidenta recibe en audiencia a Lebbos, por más breve que sea ese hipotético encuentro, habrá un mensaje para el gobernador de Tucumán. Mientras tanto, el padre de Paulina avanza con la organización de la marcha que se hará el viernes 26 en la plaza Independencia, en ocasión de cumplirse los siete años de la desaparición de Paulina.
En las últimas semanas, Lebbos comenzó a cosechar respaldos fuera de la provincia. De hecho, ya recibió algunos mensajes de distintos sectores vinculados con casos impunes de Salta, Santiago del Estero, de Córdoba, que se comprometieron a venir a Tucumán para acompañarlo ese día. En esa dirección espera la presencia de familiares de víctimas de Cromañón.
Además de Alperovich, las quejas de Lebbos también apuntan contra el fiscal Albaca, que no le permite ni siquiera ver el expediente de la causa. Esas cientos de fojas que guarda el fiscal en su oficina no tienen ni un solo imputado. Todos aquellos que, en algún momento, prestaron declaración lo hicieron en carácter de testigos. Pero nadie sabe qué dijeron. El fiscal Albaca maneja el caso como un secreto de Estado. Ese blindaje es lo que Lebbos pretende romper, pero su éxito depende de otros.
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