Los cuentos los animan a soñar y a escribir

Los cuentos los animan a soñar y a escribir

En el barrio Soldado Tucumano (Banda del Río Salí) los chicos participan de un taller de cuentos y escritura. Con cada relato se animan a hablar de lo que les pasa, piensan y sueñan. Sus textos formarán parte de una compilación. Emilio convirtió su hogar en la biblioteca del vecindario.

PASEN. Los chicos entran y saludan a Emilio y Juana, los dueños de casa. Llegan hasta el fondo y sacan algún libro de cuentos para leer en el piso o sentados en sillitas.   PASEN. Los chicos entran y saludan a Emilio y Juana, los dueños de casa. Llegan hasta el fondo y sacan algún libro de cuentos para leer en el piso o sentados en sillitas.

"Con aguas claras", dijo Nicole, de nueve años. 

"Con peces de colores", agregó Sofía, de la misma edad. 

"Con un cangrejo, tortugas marinas y un caballito de mar", sumó María, de 10 años. 

Ese es el río Salí que los chicos que viven en el barrio Soldado Tucumano, en la franja de la Costanera sur, imaginaron en sus cuadernos. Los más chiquitos lo dibujaron bien celeste y con peces. Los más grandes se animaron a ponerlo en palabras. 

Un grupo de niños y adolescentes de entre 5 y 19 años, participa dos veces por semana de un taller de cuentos en la biblioteca del barrio, organizado por el Ente de Cultura. Cuando llegan Marcos Gallardini, actor y profesor de Teatro, les lee un relato breve que luego servirá de disparador para que ellos lo trasladen a su vida. En estos seis encuentros, desde que comenzaron, ya hablaron de los sueños, de los amigos, de la identidad y de la contaminación. 

Sobre el tablón los chicos comparten los crayones y los lápices, pero cada uno tiene un cuaderno de tapas blandas en el que garabatean su mundo. 

Un par de encuentros atrás recibieron la visita de un grupo de títeres que les planteó el problema de la basura. Ellos, aunque son niños, conocen el tema de cerca: viven en una de las márgenes más contaminadas de la provincia, la del río Salí. Las orillas, que podrían ser un espacio de juego, están repletas de bolsas, vidrios, residuos patógenos y comida en descomposición. "Una vez me corté con una botella", confiesa Sofía. 

¿Qué les dirías a los que tiran basura? "Que no tiren porque no se puede jugar y el agua se contamina", afirma Cristian, de 6 años. 

Ayer le tocó el turno a los amigos. Después del cuento "La tortuga gigante", de Horacio Quiroga, cada uno tenía que escribir sobre la importancia de tener amigos. Abril, de 5 años, que prefirió que la llamaran "Arco iris" para esta nota, contó que a ella le gusta disfrazarse con "la Karen", su amiga. Pero también contó que en su jardín hay otros amigos que cuando juegan no la dejan que sea un animal, como a ella le gustaría. "Siempre quieren que sea humana". Y eso le parece muy aburrido. No hay fantasía. 

"Tener amigos es lo más lindo, cuando están en lo bueno y en lo malo...", escribía Sabrina, de 10 años. Otros, asociaban los amigos a las travesuras. "Nosotras contamos la noche de pijamada que hicimos. ¡Nos quedamos hasta la una de la mañana!", dijo emocionada Nicole. 

Su propio libro 
Todo lo que los chicos escriban en esos cuadernos después se convertirá en una compilación, en un libro colectivo. "Este taller tiene tres objetivos: que los chicos disfruten de la lectura, que sepan que el material que producen tiene valor; en definitiva, la democratización de la cultura", explicó Andrés Bellomío, coordinador del taller "Entrecuentos" del Ente de Cultura. 

Del otro lado de las rejas de esa casa-biblioteca popular hay una calle de tierra, corre un hilo de aguas servidas y el final se transforma en un callejón angosto y lleno de yuyos y escombros. En la esquina está el destacamento policial que ayuda a disminuir la sensación de indefensión en ese barrio de 4.600 familias. 

En ese contexto, los chicos encuentran contención y un espacio para la fantasía con la ayuda de los cuentos y de los dibujos. 

"Cuando sea grande quiero ser veterinaria", se animó a soñar Sabrina. Claudia, de 19 años, dijo que ella se veía como maestra jardinera, "Arco Iris" aportó que su sueño era ser modelo, mientras mostraba sus diminutas uñas pintadas de amarillo flúo. 

"Cuando comencé a leerles me sorprendió lo predispuestos que estaban todos. Los más grandes, expectantes y cautivados, y los más chicos, aunque son inquietos, tienen la facilidad de hacer varias cosas a la vez y lo mismo prestarle atención a lo importante", comentó Marcos. Con cada relato exploran lo que llevan dentro, expresan sus sueños y fantasías y los comparten. 

Protegidos por las rejas de la biblioteca, los chicos se animan a pensar que ese río que tienen a pocos metros algún día puede ser celeste y albergar cangrejos. 

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LAS CHICAS CUENTAN

 "Me gustaría que nuestros ríos sean limpios porque la naturaleza es lo más lindo que hay. Pero los humanos algunas veces no piensan lo mismo y no lo cuidan, ensucian sus aguas y no saben que en ellas hay peces, plantas, algas, cangrejos y muchos animales más. Podemos cuidar nuestros ríos. No hay que tirar basura, ni desechos tóxicos. Hay que cuidar el río porque todos lo tenemos que disfrutar".

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Nicole Belén Vier Peralta


"Una noche soñé que tenía un cuarto con muchas muñecas. Me encantó. Me senté y pensé que no tendría que pedirle más a mi papá cosas que son para chicas, y desaparecieron las muñecas y aparecieron unos patines, pero cuando me desperté le dije a mi papá: 'no me comprés nada, que con tu amor me basta y me sobra'. Yo estaba muy contenta porque me di cuenta de que el amor de mi padre importa más". 

Leila Yanet Gómez


"Yo me imagino un río limpio, claro, con muchísimos peces y plantas. Pero eso no podrá ser porque hoy el río está contaminado, el agua está muy sucia y hay muchos desechos. Todavía podemos ayudar al río: no tiremos desechos y cuidemos el agua. Si hacemos esto lograremos tener un río limpio y sano para poder: pescar, meterse para nadar, mirar todos los peces y sus colores y un montón de cosas más. Todo eso, si cuidamos el río".


Sabrina Luján Palavecino



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