14 Febrero 2013
GENTILEZA ANABELLA MAUDET
"Como dos potencias imperiales nos hemos dividido el mundo: lo de él es el sudeste asiático (arroces aromáticos en el que las especies, la leche de coco, los langostinos o el pollo, son transformados en unos curries que dan alegría de vivir). Yo me quedé con el ají de gallina, las tortillas de maíz, los moles oscuros como eclipses aztecas, las ensaladas de habitas con cebolla morada y cilantro. Mi reino es Latinoamérica. Y como buenos hijos de inmigrantes, compartimos un acervo europeo hecho de pastas frescas, verduras asadas, patés de higaditos de pollo o carnes al horno con salsas de hongos", cuenta Anabella Maudet, casada con Juan Pablo, un tucumano que hace tiempo está radicado en Buenos Aires.
Según el plato elegido, "uno dirige y el otro es el pinche que va a picar, rallar, revolver". Luego los roles se invierten. "Mientras tanto, conversamos: ordenamos el mundo, acordamos acciones, revisamos estrategias… pero, sobre todo, ¡nos reímos mucho!", añade.
Espionaje
No es lo único que hacen juntos. "Acechamos recetas en mesas de amigos, y a la hora de hacer espionaje en los restoranes somos un equipo imbatible que consigue identificar con la punta de la lengua ese sabor casi imperceptible que redondea con discreción un plato. ¡Azafrán! exclama uno de pronto. Mmmm, pero también ralladura de limón, agrega el otro, y nos reímos porque sabemos a ciencia cierta que ahora es sólo cuestión de tiempo hasta que nos salga igualito", confiesa Anabella.
Según el plato elegido, "uno dirige y el otro es el pinche que va a picar, rallar, revolver". Luego los roles se invierten. "Mientras tanto, conversamos: ordenamos el mundo, acordamos acciones, revisamos estrategias… pero, sobre todo, ¡nos reímos mucho!", añade.
Espionaje
No es lo único que hacen juntos. "Acechamos recetas en mesas de amigos, y a la hora de hacer espionaje en los restoranes somos un equipo imbatible que consigue identificar con la punta de la lengua ese sabor casi imperceptible que redondea con discreción un plato. ¡Azafrán! exclama uno de pronto. Mmmm, pero también ralladura de limón, agrega el otro, y nos reímos porque sabemos a ciencia cierta que ahora es sólo cuestión de tiempo hasta que nos salga igualito", confiesa Anabella.