El regreso del Súper Ratón

El regreso del Súper Ratón

Ibáñez volvió a su mejor nivel, y quiere ser pieza clave en la recta final.

El regreso del Súper Ratón
Siempre está cuando lo necesitan. Dice presente en las paradas bravas y pone el pecho cuando la mano viene cambiada. Nunca baja la guardia; todo lo contrario. Por eso ahora, cuando más hacía falta, volvió a calzarse el traje que lo inspira, ese que lo hace todopoderoso y con el que supo ganarse un lugar bien distinguido dentro del corazón del hincha "santo". Gustavo Ibáñez, cansado de la mala vibra, apeló a su otro "yo", el recargado. Después de unos meses para el olvido, quiere un 2013 diferente, lleno de alegrías. "Sólo pienso en lograr otro ascenso con San Martín", dice el ídolo que tuvo un momento de furia durante el receso estival. Pecó feo y pidió perdón. Parecía que el mundo se le venía encima, pero cambió el chip, pronunció las palabras mágicas y el mensaje lo envió desde adentro del campo.

Dos grandes actuaciones en las primeras funciones del año fueron la poción justa para hacer olvidar el enojo de los hinchas que, cuando fue reemplazado contra Gimnasia y Tiro, dejó de lado las heridas y lo ovacionó. "Estoy muy agradecido por todo el cariño que me brindan. Lo del otro día fue hermoso, me emocionó. El hincha de San Martín es diferente al resto. Es especial", destaca el delantero. Esos aplausos le devolvieron el alma al cuerpo al hombre acudió al superhéroe que vive en su interior para ayudar a San Martín en su lucha con el Argentino "A".

Desequilibrante, movedizo, encarador, guapo, endiablado. Esos sellos distintivos con los que Ibáñez regó canchas de todo el país volvieron luego de permanecer un tiempo entre las sombras. Hoy, envalentonado por la metamorfosis de su juego, no le esquiva al bulto. "Tenemos que ascender, como sea", pide a gritos y reparte méritos. "El cuerpo técnico es el responsable de que haya recuperado mi nivel. Me dan mucha confianza y un apoyo tremendo. Eso no tiene precio para un jugador", enumera las claves de la redención sin dejar afuera a sus compañeros. "También me ayudaron cuando venía mal", agradece el hombre que quiere volver a llenarse la boca con el grito sagrado del gol.

El último alarido retumba a lo lejos. Más aún para un ídolo al que la sequía le hierve la sangre. El 29 de marzo de 2012, "Ratón" ejecutó un penal contra Unión de Mar del Plata. Esa fue la última vez que reventó una red enemiga. Mucho, demasiado. "Vengo muy cruzado. Necesito convertir. Dios quiera que sea en Villa María", pide el delantero pero rápidamente aclara: "siempre dije que no soy goleador. Mi función es asistir. Tengo que sacarlo goleador a 'Ring... Ring'", ríe con ganas marcando la buena onda que tiene con su compañero de ataque.

Pero al toque se pone serio. El momento de San Martín así lo exige. Ganar, ganar y ganar; esa es la cuestión. Y que mejor que la bella ciudad de Villa María para retomar el hábito más lindo dentro del fútbol. "Contra Alumni debemos ganar, no queda otra. Después quedamos libres y tenemos que conseguir los tres puntos para estar más tranquilos", dice consciente de que el buen rendimiento del equipo invita a ilusionarse. "Hemos alcanzado un buen funcionamiento colectivo. Si continuamos por esta senda vamos a estar en la pelea".

Pero "Ratón" no come vidrio, algunas desatenciones que el equipo aún muestra, no lo dejan dormir tranquilo. Sabe que en la etapa decisiva esos yerros se pagan con puntos. Por eso, la necesidad de corregirlos cuanto antes. "Nosotros dejamos crecer a los rivales. No podemos dar esa ventaja", firma el ídolo.

El regreso a la B Nacional desvela a todos en La Ciudadela. La ansiedad corta el aire. "Debemos estar tranquilos, ir a paso a paso". Ibáñez pide prestada esa frase que inmortalizo "Mostaza" Merlo. El superhéroe volvió con todo. Con él encendido, el sueño parece más fácil.

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